El 60% de los tratamientos estéticos faciales que se practican en España son sin cirugía
Las inyecciones de toxina botulínica y de ácido hialurónico son las que más demanda tienen
La demanda de técnicas de rejuvenecimiento facial no quirúrgicas se incrementó un 10 por ciento en el pasado año, y representan ya el 60 por ciento de los tratamientos estéticos faciales que se practican en España, frente al 40 por ciento de los que conllevan una cirugía, siendo la inyecciones de toxina botulínica y de ácido hialurónico las que más demanda tienen (60-65%).
Estos datos, que se han dado a conocer este viernes en el Congreso de Residentes que, sobre este tipo de tratamientos, está celebrando en Barcelona la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), un aumento de la población por mejorar y rejuvenecer su aspecto pero sin pasar por un quirófano.
"Los pacientes que recurren al rejuvenecimiento facial no quirúrgico son, sobre todo, personas acostumbradas a cuidar su imagen desde muy jóvenes", afirma la doctoraEva Guisantes, miembro de SECPRE, quien apunta que los mayores de 60 años no disponían hace apenas una o dos décadas de estas técnicas y tenían que recurrir directamente al lifting facial.
Son las mujeres quienes, a día de hoy, demandan de forma mayoritaria este tipo de tratamientos, aunque cada vez más hombres se animan a probarlos. "Quienes solicitan ahora tratamientos mínimamente invasivos con 30 o 40 años de edad lo que hacen es dilatar en el tiempo una posible cirugía que los complemente", aunque lo cierto es que el rango de edades es tan amplio que abarca desde jóvenes a partir de los 30 años hasta pacientes que superan los 80.
"El motivo de su auge radica en su carácter mínimamente invasivo, lo que, a su vez, conlleva que sean técnicas asequibles económicamente y rápidas desde el punto de vista clínico", señala doctora, quien insiste en que "no estamos hablando de técnicas excluyentes, sino complementarias, pues, en muchos casos, se realiza el proceso contrario, recurriendo, tras pasar por el quirófano, a tratamientos no quirúrgicos para reforzar y mejorar los resultados de un lifting".
Ocurre, además, que estos tratamientos mínimamente invasivos pueden aplicarse también con finalidad preventiva, ya que permiten actuar sobre zonas menos susceptibles de tratarse con el lifting, como las arrugas de expresión, las denominadas "patas de gallo" y las arrugas en el entrecejo o la frente.
TÉCNICAS Y TRATAMIENTOS
En general, en los últimos años, la práctica clínica en rejuvenecimiento facial ha evolucionado desde las teorías gravitacionales -centradas en corregir los tejidos que se descuelgan con el paso del tiempo- a las volumétricas, encaminadas a restaurar el volumen perdido.
En las gravitacionales se recurría más al lifting para estirar y tensar la piel, mientras que ahora se tiende a combinar estiramiento y tensión con la restauración del volumen allá donde se ha perdido, sobre todo en mejillas y pómulos, para lo que se emplean, sobre todo, los rellenos de ácido hialurónico.
Guisantes recuerda que el ácido hialurónico es una molécula con una altísima capacidad de hidratar, además de hacer de soporte de la matriz extracelular, esto es, el líquido que hay entre las células del cuerpo. "Por ello, funciona muy bien como restaurador de volumen y es muy útil para rellenar arrugas como las nasogenianas, que salen en los laterales de la nariz", añade.
Mientras que toxina botulínica relaja los músculos donde haya arrugas que dependan de la contracción de los mismos, "lo que llamamos arrugas dinámicas o arrugas de expresión, que normalmente son las que se encuentran en la frente o cuando fruncimos el entrecejo. De hecho, esta técnica sólo está aprobada para uso estético en el tercio superior de la cara, concretamente en la zona glabelar (entrecejo)", explica.