El aceite granadino, mermado por la sequía y con un precio disparado
La falta de lluvia y las altas temperaturas resienten duramente la producción de aceite, que no augura un buen inicio de campaña a partir de otoño
España lleva arrastrando en los últimos años una acuciante sequía que afecta en el desarrollo de muchos productos agrícolas. La preocupante falta de lluvia y las anómalas altas temperaturas están poniendo en aprietos a un gran número de sectores, incididos también por esta problemática en el campo granadino.
Uno de los productos estrella en Andalucía es el aceite. Según la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) del Gobierno de España, solo la comunidad autónoma produce un 30% del aceite a nivel mundial. Y en Granada, la elaboración del conocido como 'oro líquido' no se queda atrás, teniendo una Denominación de Origen como la de los Montes de Granada, popular por su afrutado aroma.
Los problemas de precipitaciones y climatología afectan en la producción y el precio de tan preciado producto, que incrementa por la escasez de oferta. La recién finalizada temporada en el olivar granadino ha estado muy por debajo de lo habitual, siendo una de las peores de los últimos años. Y de cara al futuro, no se auguran muy buenas sensaciones para recuperar todo lo perdido.
Desde Aceites Maeva, con sede en el municipio de Escúzar y fundada en 1930, aseguran que el olivar de la provincia "no es una excepción a lo que esta ocurriendo en el resto del campo andaluz y español", apunta Luis T. M. Todo por culpa de una sequía que se da desde hace varios años y que "se ve agravada con las altas temperaturas estivales, provocando una escasez en las producciones de aceituna y de aceite, que suma ya varias campañas".
Mientras, Rafael Martínez-Cañavate, empresario agrícola y presidente de una cooperativa aceitera en la comarca de El Temple, asegura que en la última campaña se ha obtenido tan solo un 60% de lo que corresponde a una temporada habitual y que, en otros puntos de la provincia, "han tenido peor porcentaje de cosecha respecto a las medias". Martínez-Cañavate incide en que el clima en Granada es realmente variado, por lo que hay zonas donde se ha pasado realmente más mal que en otras.
El principal problema es la producción aceite en los olivares granadinos es "la falta de dotación de agua de aquellas fincas en las que tienen riegos regulados por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, donde esta ha sido prácticamente inexistente", comenta. La sequía que se vive desde hace varios años está provocando "una línea descendente muy acusada, sobre todo porque se va acumulando año tras año, con déficit tras déficit y cada vez se puede producir menos. Se necesitarían al menos un par de años con lluvias importantes para recuperar la capacidad productiva", apunta Martínez Cañavate.
En este tipo de productos que necesitan agua, la lluvia se convierte en la mejor aliada. Y el último año no ha sido precisamente lluvioso, pues tal y como se refleja en los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), esta última primavera fue la segunda más seca desde que se tienen registros. Incluso en algunos embalses de la provincia (Francisco Abellán, Negratín, Cubillas y Bermejales) se han reflejado, según las estadísticas de la Confederación del Guadalquivir, los datos más bajos de toda la cuenca del río.
"Nos estamos manejando con lo que tenemos"
Es difícil saber como discurrirá la próxima temporada del aceite. Las lluvias y la temperatura son los principales factores que influyen en la prosperidad del olivar. Sin embargo y, viendo las tendencia de estos últimos años, "lo que sí sabemos ya es que no será una campaña grande, sino todo lo contrario", apuntan desde Maeva. Todo dependerá de unas esperadas lluvias otoñales que puedan reforzar el olivar.
Pero estas lluvias pueden no ser suficientes. Que lleguen abundantes precipitaciones "pueden consolidar lo que tenemos, pero no darán lo que no tenemos", explica Martínez-Cañavate con el siguiente ejemplo: "Si hay cien aceitunas, la lluvia puede ayudar a que todas se cosechen. Pero más de cien aceitunas no vamos a tener. Nos estamos manejando con lo que tenemos".
Ante estas circunstancias de escasa oferta, el precio del aceite es imprevisible. "Puede seguir subiendo si la demanda continua en los niveles actuales", explican desde Maeva. Actualmente se encuentran altos, a 7,50 euros para precio de agricultor. Una cifra que se ha multiplicado por dos en esta campaña.
La previsión no es buena de cara a la próxima campaña, que da inicio el 30 de septiembre. "Con la previsión y la evolución que hay, no llegarán existencias para cubrir las exigencias del mercado. Todo esto se une a que, por culpa de la sequía y por los calores desde finales de abril, la cosecha a nivel nacional puede ser incluso más baja que el año pasado. El futuro de precios y de mercado es una absoluta incertidumbre", comenta Martínez Cañavate.
Con todo, el sector del aceite debe apretar los dientes en estas campañas marcadas por una dura sequía y las altas temperaturas. Algo que afecta a todos, también a los consumidores finales, que deben vaciar más el bolsillo para comprar un preciado producto que pide a gritos algún tipo de ayuda para paliar tan difícil situación.