El alcalde de Granada aclara que en la Casa Ágreda trabaja una federación de ONG que "cumple con la Ley"

El alcalde de Granada, José Torres Hurtado (PP), ha aclarado que el uso de la Casa Ágreda está en manos de una federación que congrega a varias organizaciones no gubernamentales (ONG) que trabajan en la integración de las personas inmigrantes y que "cumple con la Ley" después de que ganara el concurso para su cesión, desmintiendo así cualquier mal uso de este edificio situado en el Albaicín y declarado Bien de Interés Cultural (BIC).

Torres Hurtado ha "lamentado" que haya colectivos y partido políticos que quieran "desinformar y crear alarma entre los ciudadanos" después de que una asociación se muestre en contra de "convertirla en un centro social" y haya comenzado una recogida de firmas y convocado una concentración para impedirlo.

Así, en declaraciones a los periodistas, el regidor granadino ha recordado que el uso de esta casa fue sacado a un concurso al que concurrió esta federación, "que cuenta con el amparo de las Naciones Unidas y que tiene su sede central en París", quien se quedo con el uso durante 40 años siempre y cuando pagara del total del canon, 260.000 euros y realizara una inversión de cinco millones en la rehabilitación del edificio en los diez años siguientes a su entrada, "obligaciones que ha cumplido teniendo ya redactado un proyecto que han encargado a un arquitecto granadino".

Torres Hurtado ha asegurado que se informó a través del Gobierno central de la legitimidad de esta federación que lo que quiere ahora es instalar su sede en España en la Casa Ágreda, "no montar ningún centro social", y por ello, además, representantes del Ayuntamiento de Granada han sido invitados a unas jornadas que se celebrarán en Marruecos para "crear lazos de amistad con España y dar a conocer su labor" ha declarado Torres Hurtado desmintiendo, también, que se le haya ofrecido un viaje a cambio de esta cesión.

Por otro lado, Ana Terrón, de Podemos, ha criticado que la cesión de la Casa Ágreda se haya hecho "a espaldas de los granadinos" en un gesto de "decadencia de la democracia" en Granada, ya que "el patrimonio de una ciudad es propiedad de sus ciudadanos".