El Alhambra Palace enseña a 50 escolares que combatir la obesidad es, también, cosa de niños
El día del gusto europeo ha tenido un público y una ubicación muy especiales. Medio centenar de chavales de tercero de EGB del colegio Santo Domingo han acudido está mañana, a la hora del recreo y cambiando las "mates" por un espléndido desayuno, al salón árabe del hotel Alhambra Palace. El servicio de cocina se ha empleado a fondo para dar a conocer a los chavales los tipos de sabores que se pueden disfrutar y cómo una alimentación saludable no va en contra del disfrute del paladar.
“Los chicos han venido con fuerza, se nota que comen bien”, ha comentado Jesús Bracero, jefe de cocina del Alhambra Palace, al recibir a los chavales, a los que se les ha puesto un gorro de cocinero nada más entrar por la puerta del salón. Javi, de 8 años, ha dado conversación mientras esperaba el comienzo del ágape. Le ha dado tiempo a sacar lo mejor de su repertorio contando un par de chistes y a analizar cómo está jugando el Real Madrid. Energía no le faltaba.
Bracero ha aconsejado a sus pequeños comensales que les digan a sus madres que les cambien la bollería por un trozo de pan con aceite de oliva y azúcar, “más saludables”, y como ha enseñado a los chavales, combinando el picante del aceite con lo saludo del azúcar se puede obtener una mezcla de sabores muy particular, “y siempre más sana que los productos industriales”. El chef ha marcado como objetivo mostrar a los niños una forma de alimentarse sana, y “intentar poner mi granito de arena contra la obesidad infantil”, que es fácil de combatir si se siguen unas cuantas pautas alimenticias y de estilo de vida. “Con que hagan media hora de ejercicio físico al día o que tengan una comida variada y completa los niños ya estarían en forma, quemando las calorías que consumen y no abusando de las grasas”, ha sentenciado.
Los niños se han pegado un atracón mientras Bracero explicaba las clases de sabores existentes y los papilas gustativas de la lengua, qué zonas de la lengua identifican cada sabor. Incluido uno nuevo, descubierto recientemente y llamado umami, que significa sabroso en idioma nipón. El desayuno, por tanto, contenía todos los sabores básicos: amargo, dulce, ácido, salado y sabroso. Ha habido tiempo para un experimento. Han degustado un concentrado salado llamado frizzy, que les ha puesto colorados y algunos han tenido que abanicarse con la mano para refrescarse el gaznate.
“Por último, y aunque no conviene abusar también es muy agradecido, el dulce en su máxima expresión”, ha dicho Bracero mientras servían una copa de helado de chocolate. “Toma ya”, ha soltado un espontáneo, que no ha podido reprimir su deseo de dejarse de experimentos y pasar directamente al sabor más agradecido.
Entre los críos de tercero hay uno que seguramente cumpla con una alimentación ordenada y nutritiva. Se trata del hijo del chef, también Jesús, al que, no obstante, no le ha gustado el menú. “¿Quién ha hecho ésto, está malísimo”, refiriéndose a la copa de helado. Los caracteres son como el gusto. Hay dulces, salados, y también ácidos. Los niños están aprendiendo las dos cosas al mismo tiempo.