El amor visto a través de tres generaciones de granadinos | Vídeo
Tres parejas de diferentes edades relatan cómo sus vidas se cruzaron, qué significa la palabra “amor” para ellas y cuáles son las claves para mantener viva la “llama de la pasión"
“El amor no se mendiga, no se ruega ni tampoco se pide y mucho menos se exige, porque es algo natural y espontáneo que nace del corazón”
Lo dicen por ahí: el amor no es algo que se deba forzar. Puede llamar una sola vez a las puertas de tu vida o miles de veces; puede buscarse o aparecer de improvisto; puede ser un flechazo mutuo o un enamoramiento a fuego lento; puede durar pocos minutos, unos años o toda una vida. Y, mientras dura, cada cual lo vive a su manera. Por eso, tres parejas de Granada, de diferentes generaciones, nos han contado su historia de amor, cómo lo viven, qué momentos atesoran y cuáles son las claves para mantener el amor vivo en el tiempo. Asun y Joaquín llevan más de 60 años juntos, y han vivido el amor en circunstancias diferentes que Tere y Carlos, nuestra pareja de entrevistados más jóven. Y, aunque no estaba entre sus planes volver a enamorarse locamente, Yolanda y Antonio se conocieron hace siete años y en dos semanas se casan.
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UN AMOR DE MÁS DE 60 AÑOS
Asun y Joaquín son de esas parejas a las que uno le nace la envidia solo con verles. Han pasado ya 63 años desde que sus vidas se cruzaron, pero Joaquín la sigue mirando de la misma forma que cuando la rondaba con la bicicleta por Pinos del Valle.
Tenían 16 años y fue un auténtico flechazo cuando se vieron por primera vez en el pueblo, pero ese amor tuvo que esperar. Joaquín, natural de Gorafe, tuvo que hacer las maletas para irse a la mili y perdieron el contacto. Estuvieron mucho tiempo sin saber el uno del otro, pero ambos, en la distancia, se recordaban con la duda de qué pudo ser.
Pasaron los meses y, un día, Joaquín, desde Ifni, en una misión del ejército español en África, animó a su compañero Miguel a que se pusieran en contacto con Asun por carta (el Whatsapp de la época).
"¿Por qué no se la enviaste tú, Joaquín?", le preguntamos con dudas. "Pues no lo sé, la verdad, no lo sé porque se lo dije a mi compañero…", responde. Asun recibió esa carta y contestó a Miguel, pero en sus líneas solo hacía referencia a Joaquín, a lo mucho que le había alegrado volver a saber de él. "Joaquín, tómala, esta carta es para ti. Asun se ha llevado una alegría muy grande al saber de ti", le dijo Miguel cuando recibió la respuesta de aquella amiga de su compañero. A partir de ese momento, Joaquín fue el remitente de todas las cartas que se escribieron mes tras mes durante varios años.
Asunción se levanta del sillón en el que estamos conversando y se va a la habitación. Vuelve con una caja. En su interior, algunas de esas cartas. Nos las muestran y a ambos se les empaña la mirada. El comienzo de su historia de amor está entre ese montón de letras en cuartillas de color café claro, en las que Joaquín la saluda como "apreciadísima Asunción" y se despide con "atentamente, tu mejor amigo". "¡En qué estaríamos pensando cuando quemamos aquel saco lleno de cartas!, exclama Joaquín. "Si es que teníamos tantas que ya no sabíamos dónde meterlas", añade Asunción.
En el año 62, Joaquín volvió de su misión en África y se produjo el reencuentro. Asun estaba con su hermana en la mercería que tenían en la calle Santa Paula. "Cuando entró se me encendieron los colores", relata reviviendo en su mente aquel momento en el que el corazón se le iba a salir del pecho al volver a ver al amor de su vida. "Salimos a pasear y no sabíamos ni qué hacer", continua la historia Joaquín. "Estábamos tan nerviosos que deambulamos por la Cuesta de la Alcahaba sin saber muy bien hacia donde ir".
Joaquín recuerda a la perfección el primer beso que se dieron. Fue atardeciendo mientras bajaban por el bosque de la Alhambra. "Me puse delante suya, la agarré fuerte y le planté un beso en la boca", responde sin duda. "¡Y fíjate que en aquellos tiempos eso no estaba muy bien visto!", añade entre risas. Asun le mira y sonríe. Ella también lo recuerda.
Se casaron la tarde del 23 de julio de 1966 y, en los siete años posteriores desde el enlace, tuvieron a sus seis hijos. El año pasado celebraron junto a su familia sus Bodas de Oro. Después de más de 60 años de relación, a Asun le sigue gustando de su marido la inteligencia, fidelidad y paciencia que le ha demostrado a lo largo de estos años. "Cuéntale lo de las canarias", pide Asun a Joaquín. "Ah, bueno... Sí...A ver. Resulta que..." y empieza a relatarnos quitando importancia a esa época de su juventud, cuando estaba destinado en las Islas Canarias, en la que evitó caer en tentaciones. Fue de los pocos que, en vez de irse de 'juerga' con las chicas de la isla, "más abiertas que el resto de las chicas en esa época", como hacían muchos de sus compañeros militares 'ennoviados', se quedaba en su habitación escribiéndole cartas a su Asun.
"A mí me gusta su manera de ver la vida. No tiene maldad y nunca se da por ofendida. Está por encima de las personas y es muy humilde", destaca Joaquín de su compañera de vida.
¿El mejor recuerdo que tienen? Para Asun, recibir las cartas de Joaquín. "Era lo mejor que me pasaba en el día". Para Joaquín, el reencuentro con ella tras cinco años sin verla. “Cuando salió a recibirme, me subió el pavo”.
“¿El peor?”, y la respuesta para Asun se complica. No recuerda ningún momento malo en su relación. “En todo lo difícil hemos estado juntos, pero no te puedo decir un mal momento", responde. Joaquín recuerda solo algunas peleíllas “sordas” como él las llama. Un par de días sin hablar por alguna tontería. “Pero ya te digo que solo era cosa mía porque Asun nunca le ha dado importancia a esas cosas”, expresa.
El amor para Asun es sinónimo de fidelidad, respeto y comprensión. Para Joaquín, “lo único verdadero en esta vida y por lo único que merece la pena luchar”.
“¿Cuáles son las claves para llevar más de cincuenta años juntos y bien?”, les preguntamos a ambos. “Paciencia y respeto mutuo”, coinciden al responder.
Ambos nos despiden en el recibidor de su casa. Asun ha estado cómoda, pero tiene cierta vergüenza por salir en este reportaje. “Se van a reír de nosotros”, afirma con preocupación. "Se van a morir de envidia más bien”, respondemos.
UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD PARA EL AMOR
Una segunda oportunidad en el amor siempre es bienvenida, y así lo sienten Yolanda y Antonio, quienes se conocieron hace siete años y, a partir de ese momento, supieron que la vida les iba a deparar muchos e intensos momentos juntos. No estaba entre sus planes, pero esta pareja de Granada en dos semanas pasará por el altar. "Nunca pensé que daría este paso, pero al conocerla, estoy deseando hacerlo", nos cuenta Antonio con ojos brillantes."Es la persona que ha cambiado mis planes y para bien", apostilla.
Yolanda, aunque ya habían pasado 12 años desde su última relación, no tenía en mente volver a enamorase, pero el corazón a veces juega estas pasadas, y ahora la ilusión que tiene es inmensurable.
Se conocieron en el 12 de enero de 2011, "junto a unos cubos de basura", y es que el amor te puede sorprender en cualquier parte. Ella comenzaba a trabajar en la misma empresa que Antonio, que nada más verla se quedó prendado. A los cuatro meses tuvieron su primera cita, una tarde en la que pasearon por el casco histórico de la capital. Siete años más tarde, Antonio ha vuelto a llevarla a esos mismos lugares con una gymkana. Yolanda, en una especie de dejá-vù, guiada por sobres que les iban entregando familiares y amigos, volvió a recorrer aquellos lugares. El último sobre se lo entregó su hijo, a las puertas de la Basílica de la Virgen de las Angustias. Allí estaba Antonio esperándola para pedirle matrimonio.
Lo que más le gusta de ella a Antonio es "lo buena persona que es, de verdad", insiste un par de veces. "Es muy trabajadora, humilde y nunca tiene malas palabras para nadie, pero tiene carácter y eso también me encanta de ella". La serenidad que tiene Antonio es justo lo que ha equilibrado la balanza personal de Yolanda. La hace sentir bien, y la vida se ve de otra manera a su lado. "Su forma de ser me encanta", expresa Yolanda mientras lo mira con ternura.
Antonio no olvidará el papel que jugó Yolanda en uno de los momentos más duros de su vida. Su primo se quitó la vida y él se vino abajo. "En esos momentos se agradece tener a una persona como ella al lado", afirma Antonio y le aprieta la mano. Yolanda también lo pasó mal al inicio de la relación. Ella era una persona muy insegura emocionalmente por relaciones anteriores y justo a las pocas semanas de empezar el noviazgo se tuvieron que separar seis meses por motivos laborales. "Fueron momentos muy duros porque estábamos en el principio de la relación, una etapa llena de ilusión y ganas, pero por otro lado estaba latente esa inseguridad mía" que, combinadas, podía suponer que el amor no cuajase.
"El amor es saber que tienes a alguien con el que puedes contar las 24 horas del día", nos contesta Yolanda cuando le preguntamos qué significa para ella. "Y para mantener viva esa llama", prosigue, "lo que impera es la confianza del uno hacia el otro".
Para Antonio, el amor es sinónimo de estabilidad e ilusión. "Y ya lo tenemos, ahora lo que nos toca es intentar conservarlo. "¿Cómo?... Con respeto mutuo", asegura.
UN AMOR QUE VIENE PISANDO FUERTE
Tere y Carlos también se casan en mayo y, hasta ahora, solo han buscado excusas para ser felices. Están en la mejor etapa de su relación, enamorados e ilusionados por ese enlace.
Se conocieron en una fiesta a través de amigos en común, pero en ese momento no hablaron. “Allí apareció Carlos muy mal vestido, en chándal, y yo no me fijé en él para nada. Él intentó hablar conmigo, pero nada”, nos confiesa entre risas.
Como muchos jóvenes nativos digitales tomaron contacto a través de una pantalla de teléfono móvil. Él la agregó a Facebook y ahí se comenzó a construir el sendero del amor, aunque los inicios se basaron en “un duro trabajo para conocerla”. Y es que, la primera toma de contacto, el primer tonteo, fue a través de esta red social. Como novios de épocas pasadas, el 'cortejo' duró tres meses hasta que se vieron en persona y la llama del amor se encendió.
Su seguridad en la persona que tienen al lado se ve reflejada, incluso, cuando recuerdan sus peores momentos en los cuatro años que llevan de relación. “Hay veces que he tenido poco trabajo, pero ella ha estado allí para ayudarme”, advierte Carlos con mirada cómplice, mientras Tere corrobora la solidaridad de esta pareja: “Siempre ha habido algún problema familiar o económico, pero como estamos tan unidos no parecen problemas”.
Se les llena la boca al hablar de buenos momentos, a pesar de llevar pocos años juntos. Ellos no necesitan claves para mantener la llama del amor. Su día a día hace que sus sentimientos crezcan con detalles como “reírse todos los días, ayudarse o un beso de recién levantados”. Porque para Carlos “sonreir y estar con ella” es más que suficiente para ser feliz.
Recuerdan todo lo vivido como positivo, pero si tienen que elegir una fecha, él se sonroja. “El mejor momento, el más bonito, fue la pedida de mano. Fueron dos semanas de preparaciones llenas de nervios. Le metí un mensaje en una botella, nos fuimos a cenar y allí le pedí matrimonio. La llevé engañada, así que muchos nervios, pero es el recuerdo más bonito que tengo”.
Son una pareja con humor, graciosa y divertida. Donde unos ven un problema, ellos tienen una excusa para ser más felices si cabe. Lo que para unos podría ser una excursión desastrosa, para ellos fue perfecta. Recuerdan su primer viaje juntos entre risas y complicidad. “Fuimos a un camping a Cazorla con una tienda de campaña que se caía cada dos por tres y nos lo pasamos tan bien...”, porque cuando el amor prevalece, no hay espacio para el mal carácter, ni aunque no puedas dormir en condiciones en tus vacaciones.
Para Tere, Carlos es “ noble y buena persona”; y, para Carlos, Tere es “quien se porta muy bien conmigo todos los días”. Para ellos, simplemente, el amor es “lo que siento hacia la persona que tengo al lado”, sin rodeos. Porque la convicción de pasar una vida entera con la persona que aman, pesa más que cualquier recorrido, mala experiencia o problema que se les pueda plantear en este camino que acaban de empezar a recorrer juntos.