El Arzobispo critica la polémica sobre 'Cásate y sé sumisa' y dice que lo que favorece la violencia es el aborto
El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, ha señalado este viernes que la polémica surgida en torno al libro 'Cásate y sé sumisa', que ha publicado la editorial Nuevo Inicio, resulta "ridícula e hipócrita" y ha rechazado que promueva algún tipo de violencia sobre la mujer, que sí que la "favorece y facilita" la legislación que "liberaliza" el aborto.
"Las personas medianamente informadas saben perfectamente, a estas alturas, que el libro, y hasta mi pobre persona, no somos más que una excusa. Quienes promueven y agitan esta polémica tienen otros intereses y otros motivos que no son precisamente la defensa de la mujer o la preocupación por su dignidad. Se trata, más bien, de dañar a la única institución --al único sector de la sociedad, al único trozo de pueblo vivo-- que se resiste a ser domesticado por el rodillo de la cultura dominante: el pueblo cristiano. Ése es el estorbo, y todo lo demás son excusas. Hasta el tiempo elegido para montar todo este ruido está en función de ese fin", mantiene.
En un comunicado difundido este viernes por la Diócesis granadina, el prelado ha incidido en que su intención no es "defender" el libro, "que se defiende por sí solo", y está "ayudando a muchas personas", ni la de justificar a la editorial "que tiene voz propia", y recuerda que tanto el título de este primer volumen como el segundo, que será publicado en breve', 'Cásate y da la vida por ella' se inspiran "casi literalmente" en un pasaje de la Epístola a los Efesios.
"La sumisión y la donación --el amor-- de que se habla en ese pasaje tienen poco o nada que ver con las relaciones de poder que envenenan las relaciones entre hombre y mujer (y no sólo las relaciones entre hombre y mujer) en el contexto del nihilismo contemporáneo", indica.
Además, señala que la obra ha sido "positivamente reconocida" como "evangelizadora" por 'L'Observatore Romano' y que su autora, la periodista Constaza Miriano, ha sido invitada a participar en el reciente seminario organizado por el Pontificio Consejo para los Laicos con la ocasión del XXV aniversario de la publicación de la Carta Apostólica del Beato Juan Pablo II 'Mulieris Dignitatem', sobre la dignidad de la mujer.
En su opinión, la polémica generada por este libro, que entiende "acorde en su contenido con las enseñanzas sobre el amor esponsal de Juan Pablo II, pero que no pretende más que ser el precioso testimonio de amor y de libertad de una mujer cristiana de hoy", resulta "ridícula" e "hipócrita".
El arzobispo considera que la valoración y la opinión personal sobre la obra que ha desatado la polémica, como sobre cualquier obra literaria, de cualquier tipo, o sobre cualquier pronunciamiento humano, "es, por supuesto, libre y legítima, pero no lo son la ofensa, el insulto o la calumnia".
"Ni esta obra, ni ninguna declaración mía jamás, ha justificado o excusado, y menos aún, promovido, ningún acto de violencia a la mujer. Sí que favorece y facilita la violencia a las mujeres, en cambio, la legislación que liberaliza el aborto, al igual que todas las medidas que debiliten o eliminen el matrimonio, en la medida en que tienden a hacer recaer toda la responsabilidad de un eventual embarazo sobre la mujer dejada a sí misma, sin responsabilidad alguna por parte del varón", apunta.
Para el responsable del Arzobispado granadino, quien acusa con al libro de fomentar la violencia "deberá ser riguroso y especificar la página y el párrafo en que aparezca la más mínima justificación o excusa de ningún tipo de violencia, porque, aparte de descalificaciones gratuitas que cualquiera puede hacer, o de manipulaciones groseras, no las encontrará".
"Como tampoco las encontrará en mis palabras. Sencillamente porque esos pensamientos que algunos gratuitamente me atribuyen no son ni han sido nunca míos, ni de mi entorno eclesial, ni de la Tradición cristiana. Quien me acuse de ellos sólo podrá hacerlo tergiversando mis palabras, cuyo contenido es notorio y público, puesto que mi ministerio de predicación tiene lugar siempre en público en la cátedra episcopal que la Iglesia ha confiado", concluye.