El barrio de San Ildefonso estrena local asociativo

Gran expectación esta mañana en el antiguo local de Emasagra en el número 7 de la Avenida Divina Pastora de Granada, una de las dos que jalonan el ascenso de los Jardines del Triunfo para visitar a Fray Leopoldo, y no era para menos. El alcalde Torres Hurtado ha hecho entrega a su presidente, Andrés Rodríguez, de las nuevas instalaciones a la Asociación de Vecinos Alonso Cano, del Barrio de San Ildefonso. Luce la placa y luce la sonrisa de este veterano presidente, que aguardaba el cambio de local desde hacía dos años y cuya adjudicación del proyecto data del 24 de mayo del año pasado.

El local hoy entregado, con una superficie útil de intervención de algo más de 65 metros cuadrados, viene a sumarse a los veintinueve propiedad del Ayuntamiento para sendas Asociaciones Vecinales, quedando únicamente tres en inmuebles alquilados: Camino de Ronda, Campo Verde y Carretera de La Sierra, este último por no haber hallado hasta la fecha un local adecuado aunque, según ha asegurado el alcalde, “en cuanto lo encontremos, haremos lo mismo”.

La adecuación del espacio hoy inaugurado, con un coste total de 20.187 euros y que respetan las dependencias del IMFE, supone 6.000 euros de “ahorro al Ayuntamiento en alquileres y además le damos mucho mejor servicio a las Asociaciones de Vecinos”, a las que el regidor municipal ha calificado como “los mejores asesores que ha tenido el equipo de Gobierno para gobernar esta ciudad”.

Por su parte, el veterano presidente Andrés Rodríguez, ha comenzado agradeciendo al alcalde “porque es el que nos ha ayudado y a Don Vicente Aguilera, que ha puesto su granito de arena, y gordo, para que esto sea una realidad”. Entre las razones por las que “hacía mucha falta este local”, Andrés Rodríguez ha destacado que el antiguo local era un sótano con acceso dificultoso mediante escalera “muy pendiente, no tenía acceso a ninguna emergencia”, glosando no sin humor que “allí echaban un periódico ardiendo por la escalera y moríamos todos”, concluyendo que “el que lo haya visto, estaba fatal”. Por ello, si bien la antigua localización era mucho más grande, Don Andrés ha confesado que “prefiero este, más pequeñito y más acogedor”.