Los sombreros inundan Granada en el concierto más reivindicativo de El Barrio
El alegato pospandemia del Selu en favor de la cultura enciende en la capital las ganas de conciertos y revive la huella del flamenco fusión
Me van a permitir que este concierto lo empiece por la parte intermedia. En ese momento en el que Selu terminó de ganarse al público de Granada bajándose del escenario, ante una platea que se puso en pie a recibir al hombre del sombrero.
Antes de todo eso, su derroche sobre el escenario ya había arrasado con los barrieros, que desde el primer momento luchaban por mantener sus posaderas sobre los asientos y no lanzarse a bailar en cada una de las canciones. El Barrio fue lo que siempre ha sido y será: fiesta, flamenco, 'garrapateo' y rock andaluz.
Esta vez, todo eso vino aderezado con un toque de rabia y reivindicación por la situación de la pandemia. Para Selu no hay mayor mártir de esta pandemia que esos fans que deben permanecer las dos horas de concierto "atados a sus asientos". Fue tras un alegato por el "maltrato" que ha sufrido la cultura durante estos meses cuando el cantante gaditano decidió bajar a la tierra con los suyos.
Sin apenas un segundo de silencio por el jaleo del público, El Barrio iba enlazando sus canciones. Uno de los momentos más enérgicos se vivió durante el 'Ángel de Amor'. Las gradas temblaron con los fans zapateando al ritmo de la melodía y retumbaron el Palacio de los Deportes como en la mejor época del CB Granada.
La atmósfera que es capaz de crear el Selu la consiguen muy pocos. Lo emotivo de sus letras en ocasiones pasa desapercibido con el ritmo animado de la mayoría de las canciones, pero él no tiene miedo a recordarlo antes de cantar 'Tesoros': "Hay canciones que siempre estuvieron hechas para el desamor. Y hay otras que nacieron de la desigualdad y la locura".
Y, de pronto, tal y como tocó la fibra con una de sus canciones más íntimas, agarró una guitarra y se quedó solo sobre el escenario. Como si estuviera en cualquiera de las plazas de Cádiz, se dejó llevar por el sonido y la acústica del Palacio de los Deportes. Solo con el sonido de su voz y una guitarra levantó a todos los presentes en una ovación cerrada.
Con el paso de los minutos, El Barrio fue enganchando uno tras otros de sus grandes éxitos. Una vez más vendió su alma, aunque esta vez lo hizo camino de Madrid porque sin ti no es nada. Lo íntimo dio paso de nuevo al sentimiento de feria. Incluso las risas en el escenario conseguían conectar con el público.
Todos con el sombrero, como mandan los cánones, más sentimiento que melodía. Granada volvió a vibrar con un concierto de El Barrio y salió del recinto, como rige la ley, al ritmo de los barrieros. Todos a una despidieron al Selu.