El Bull Festival termina su primer asalto con el rap como vencedor
Nach y los granadinos Ayax y Prok, protagonistas de la madrugada de este viernes en el Cortijo del Conde tras un día en el que reinaron Rozalén y la música indie
El Bull Festival empieza a convertirse en una fecha más que destacada en el calendario de eventos musicales de Granada. La primavera de festivales se nutre de él y él de sus acompañantes. Una programación heterogénea, con actuaciones de todo tipo, mezclando géneros y artistas tan dispares que hacen del Bull un encuentro único con el público de la ciudad. La primera y la segunda década de los 2000 se dieron la mano con los conciertos de Nach y Ayax y Prok, que aprovecharon asimismo la notable diferencia de temperatura con respecto a las primeras horas de festival. En esta primera jornada, si hubo un claro vencedor, este fue el rap, un género que reinó en esta primera jornada y que, como ya se preveía viendo el cartel, indujo a un caos maravilloso en la madrugada del Cortijo del Conde.
El recinto, que ya ha cogido forma de templo para los granadinos, hizo peregrinar hacia la periferia de la ciudad a miles de acólitos de la música en directo al igual que ocurriese en años anteriores tanto con el propio Bull Festival como con el Granada Sound, que se celebra en septiembre.
En esas fechas quizás el calor no sea un enemigo tan mortal como lo fue este viernes. Al igual que pasó con el En Órbita, los casi 30 grados que estuvieron presentes a lo largo del día fueron un peso pesado para los primeros conciertos. Fuel Fandango, Koel, Martina Karsch, Maldito Megías, Mr Kilombo e incluso Los Zigarros sufrieron las fuertes horas de sol, en las que el público buscaba constantemente la sombra para soportar el largo día. A pesar de ello, estos primeros grupos consiguieron sacar adelante sus actuaciones con profesionalidad y la lucidez de algunas de sus canciones. Destacó en estos primeros compases el concierto de Mr Kilombo, que supo conectar con los asistentes desde el primer momento gracias a la rumba y el buen rollo como estandartes.
Llegó el turno entonces de Rozalén, uno de los pases más esperados de este primer día. La cantautora sigue ganando adeptos gracias a sus letras y la ternura que transmite su puesta en escena, tan desnuda, sólo junto a su banda y Beatriz Moreno, la intérprete de signos que la acompaña allá donde vaya. 'La Puerta violeta' o 'Girasoles' son himnos ya constituidos dos años después de la salida de su último disco. Coreados y cantados hasta la extenuación por el público que allí se encontraba, llegaba la noche al Cortijo del Conde.
Los Niños Mutantes, otro representante granadino, figuraban como representantes del indie de la ciudad, con ese tema ya en la historia musical española y la memoria sentimental de tantos, 'Mutante', que sigue cantándose como se cantan las canciones de siempre: con la garganta afónica y los ojos cerrados, recordando quien sabe si la última, la primera o la mejor acompañada de sus escuchas.
Ya cercanos a la medianoche, La Pegatina fue creando los primeros pogos en el foso del escenario Graná Brugal y 'Mari Carmen' siguió siendo el ritmo por antonomasia para ello. El sudor de la jornada se empezaba a mezclar entre los allí presentes, con un recinto cada vez más abarrotado, en el que se llegaron a sobrepasar las 15.000 personas.
Tras el movimiento constante y el macarreo propio de los catalanes, llegó la madrugada. Nach es quizás un personaje extraño para la generación Z. Para los millenials es un protagonista absoluto. Un rapero sensible hecho carne, al mismo tiempo que sus letras cojean al paso del tiempo. Es curioso lo que suele ocurrir con la música y la memoria. Las palabras fluyen solas cuando pertenecen a momentos de introspección como los que brinda el artista machego. A Nach se le perdona casi todo, al igual que a uno mismo con los años. No obstante, las tablas, el buen hacer en el escenario y su prodigiosa capacidad vocal hicieron vibrar a todos, tanto los que lo desconocían como los que no. Una completa comunión, sobre todo para aquellos que empiezan a llegar a una edad respetable.
El plato fuerte, casi al filo de la madrugada fueron Ayax y Prok. Si antes hablábamos de nostalgia, con estos dos raperos hablamos de rabiosa actualidad. Los artistas granadinos fueron fuego puro en el escenario, avalados por su público y los asistentes al anterior concierto, que ya tenían previsto, desde luego, quedarse a contemplar la escena. Un espectáculo de barro, de barrio incluso. Puro como el café cargado del obrero a las 6 de la mañana antes de entrar al curro y fresco como el activismo político que lanza soflamas contra el mundo que se acaba y necesita relevo.
Al otro lado del foso, en el escenario de música electrónica, siguió el baile y el desenfreno, con Charlotte de White como estrella más evidente. La belga sigue haciendo botar al que se preste, eso quedó claro. Una noche completa, profundamente inspirada por la organización, que consiguió hacer un verdadero coktel molotov musical en este primer asalto. Este sábado, a partir de las 17:00 horas, el partido de vuelta.