El Centro Provincial de Drogodependencias diseña un protocolo de intervención pionero para menores con adicciones
Se ha convertido en una referencia en el ámbito andaluz en la atención a jóvenes que, en su mayoría, tienen problemas por el consumo de cannabis
El presidente de la Diputación de Granada, José Entrena, ha visitado este viernes junto a la diputada de Bienestar Social, Olvido de la Rosa, la sede del Centro Provincial de Drogodependencias, donde durante 2018 han sido tratados 2.133 pacientes, de los que el 4.31% son menores de edad, consumidores fundamentalmente de cánnabis (65.21%) y alcohol.
Entrena ha visitado las obras, ya concluidas, de remodelación del centro y se ha dirigido a los profesionales que forman parte de la plantilla del centro, y que está formada por educadores, trabajadores sociales, médicos y psicólogos, para agradecer su trabajo y su compromiso con las personas a las que tratan.
“Es un orgullo que este Centro sea pionero y referente en la provincia y en Andalucía tanto en la prevención, tratamiento e incorporación social de las adicciones”, ha señalado el presidente de la Diputación. Entrena ha insistido en “la necesidad de mantener este servicio y el centro en su ubicación actual para continuar prestando ayuda a todas aquellas personas de los municipios de la provincia que tienen dificultades y seguir coordinando y dirigiendo las actuaciones de la red de Centros Comarcales”.
La directora del Centro, Blanca Molina, ha explicado, por su parte, que los profesionales de las áreas de Atención Sociosanitaria y de Prevención han diseñado un protocolo de intervención con menores consumidores de drogas, pionero en el conjunto de Andalucía, que sistematiza las diferentes intervenciones “para garantizar su efectividad y eficiencia”.
A través de este protocolo, se pretende evitar la instauración de conductas adictivas y la dependencia a sustancias psicoactivas en adolescentes y jóvenes, mejorando la detección precoz de consumos de alcohol, cánnabis y otras sustancias desde los ámbitos de actuación familiar y educativo que son los más cercanos.
Para ello se ofrece información básica, criterios de intervención y recomendaciones prácticas, así como formación continuada a los profesionales que intervienen con este colectivo, con el fin de proporcionar la atención, el apoyo y la orientación de calidad necesaria a los adolescentes y a sus familias.
Según Blanca Molina, se pretende conseguir una coordinación de actuaciones y colaboración con los servicios intervinientes en el tratamiento y atención general a los menores (centros residenciales de menores, centros educativos, servicios sociales, salud mental, atención primaria, etc...), de manera que se consiga una intervención integral y coordinada de calidad y basada en la evidencia científica.