El cruel destino del fútbol
El próximo sábado, Sandoval podría dar por terminada su andadura en el Granada si sale escaldado de Vallecas, precisamente el estadio que le dio un nombre en el fútbol de élite. El hoy técnico nazarí subió al Rayo a Primera en 2011 y lo mantuvo en 2012 gracias al milagroso gol de Tamudo en el tiempo de prolongación del Rayo-Granada de la última jornada de aquella dramática temporada. Sí, ese Rayo-Granada que tres años y medio después le puede mandar al paro. Quizás no se lo merezca, pero el fútbol, como el destino, es veleidoso como pocas cosas en esta vida.
Si no existiera el minuto 93, el Real Madrid no hubiera ganado la Décima, el Atlético tendría y el Granada de Sandoval llevaría 11 puntos en vez de 7 y miraría la Liga y el futuro con confeti y piñata. Pero no es así. El terrorífico desenlace en el Molinón hace dos semanas y de este domingo en Cornellá han dejado al Granada tercero por la cola y con urgencias. Con muchas urgencias. A pesar de solo llevar diez jornadas de Liga, la vida ha empezado a correr peligro para el técnico rojiblanco: «He llorado de rabia. Me estoy jugando la vida. Este empate sabe a derrota», aseguró Sandoval en estado catatónico tras el 1-1 ante el Espanyol que le dejó con media cornada. Su amado Rayo puede darle la estocada definitiva el sábado. Sí, el fútbol puede llegar a ser muy cruel. Y sí, no me equivocaba mucho cuando escribí la semana pasada que los nazaríes eran el Pardillo C.F., aunque a algunos le doliera.