El dentista siempre te empasta dos muelas
Joaquín Caparrós es un obrero del fútbol español cuyos méritos no serán lo suficientemente valorados hasta que ya no veamos más al utrerano por los banquillos españoles. De equipos con muy pocos mimbres, ha hecho milagros de toda índole. Su profesionalidad y categoría dirigiendo colectivos con pocos recursos es, sencillamente, brillante. 478 encuentros le avalan, el segundo entrenador en activo con más partidos (tras Víctor Fernández, 519) en la élite del fútbol español. Eso sí, el técnico andaluz tiene un trauma, como los niños pequeños cuando van al dentista: se llama Camp Nou y tampoco con el Granada ha logrado convertir dicha pesadilla en sueño. Son decena y media de visitas las que ha llevado a cabo Caparrós al feudo azulgrana en las últimas quince temporadas con Sevilla, Deportivo, Athletic, Mallorca, Levante y, en la actualidad, Granada, y en ninguna de ella logró sacar un resultado positivo. El lapidario 6-0 del Barça al Granada fue el último ejemplo.
«Hemos salido del dentista y ahora que pase el siguiente» aseguró un alicaído Caparrós la pasada temporada cuando con el Levante se llevó siete del Camp Nou. Era la primera jornada de Liga y aquella derrota escoció mucho en el vestuario granota que se tomó su particular vendetta en la segunda vuelta con un trabajado y sufrido triunfo en el Ciudad de Valencia por la mínima (1-0). Veremos si con el Granada la historia se repite y allá por el mes de febrero, en el gélido invierno nazarí, el Barça sucumbe en Los Cármenes. Mientras tanto, como bien reflexionó el técnico de los rojiblancos tras la paliza, de ésta hay sacar cosas muy positivas y conclusiones para el futuro. No queda otra. Ya saben. Aunque vayas con una picadura al dentista, éste siempre te va a empastar dos muelas. Sí, por favor, que pase el siguiente. Y gracias.