El día que pudo cambiar la historia

Tamudo
Manuel Herrera @manuelherrerapr
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Después de tantos años de sufrimiento para tratar de regresar a Primera División, apenas nueve meses después de lograrlo, la permanencia del Granada CF pendía de un hilo. Corría el mes de mayo del 2012 y los rojiblancos se preparaban para visitar al Rayo Vallecano, también implicado en la lucha por eludir el descenso. Si el resto de los afectados ganaba, como era de prever, el que saliera mal parado del duelo en el barrio obrero de Madrid perdería la categoría. Dramático.

El Granada llegaba al partido en la decimoquinta plaza con 42 puntos, en la mejor situación de los que aún tenían opciones de bajar a Segunda. Por detrás, el Villarreal, con 41 y el Rayo Vallecano, con 40, también se encontraban fuera del descenso. En la decimoctava plaza, con los mismos puntos que el conjunto madrileño, pero peor golaverage, se hallaba el Zaragoza, mientras que el Sporting, prácticamente sin opciones, era decimonoveno con 37 puntos.

Con esta situación se llegó a la jornada decisiva. El Granada CF visitaba Vallecas con la necesidad de puntuar, ya que, si no lo hacía, y el Zaragoza y el Villarreal derrotaban al Getafe y al Atlético de Madrid, que no se jugaban nada, su destino sería, irremisiblemente, la Segunda División, otrora anhelada, y en aquel momento vista como una cruel penitencia.

La jornada fue realmente tensa. Solo dos equipos decidieron su destino antes de los últimos instantes. El Sporting necesitaba una derrota del Zaragoza para poder soñar con el milagro, pero los maños no estaban dispuesto a dejar que su antológica recta final de liga terminara con un 'coitus interruptus'. El cuadro de Manolo Jiménez se impuso 0-2 en el Coliseum, mandó a los asturianos a Segunda y dejó libre una plaza en los puestos de descenso, un lugar que ocuparían Villarreal, Granada CF o Rayo Vallecano.

Mientras, en Vallecas y en El Madrigal, los partidos discurrían entre el sopor futbolístico y la tensión clasificatoria: Ambos empate a cero. En ese momento, un gol del Rayo Vallecano y otro del Villarreal mandaban a los nazaríes a Segunda y el tiempo avanzaba provocando que, si se daba esa indeseable circunstancia, el tiempo de reacción quedase reducido al mínimo.

Pero entonces, en el minuto 88, cuando la tensión ya se volvía inaguantable, algo inesperado ocurrió. En El Madrigal, Diego Ribas botó un córner a favor del Atlético de Madrid y Radamel Falcao se elevó para rematar, picado y abajo, el 0-1. Diego López, entonces portero del submarino amarillo, tocó el balón, pero no acertó a despejarlo. Los colchoneros no se jugaban nada, pero acababan de certificar la salvación virtual del Granada.

Con ese resultado, finalizó el partido en territorio castellonense, mientras en Vallecas, el duelo entraba en el tiempo de descuento. Pasara lo que pasara, el Granada seguiría en Primera un año más, después de 90 minutos de angustia inenarrable. El Rayo, por su parte, necesitaba un gol para evitar el desastre.

Fue entonces cuando apareció un hombre que lleva el gol en su DNI: Raúl Tamudo. En el primer minuto del tiempo añadido, tras el rechace de un córner, el actual jugador del Granada CF, Piti, recogió un balón en el pico del área y disparó a puerta. Su remate rebotó en el muro defensivo nazarí y cayó a los pies de Michu, que mandó la bola al larguero. Y allí, con la caña, llegó el excapitán del Espanyol, para sellar de un manso cabezazo la salvación del Rayo y el descenso del Villarreal.

Aquel día será recordado por varias aficiones como un día de enorme sufrimiento. La del Rayo y la del Granada lo rememorarán con alegría por haber evitado el más cruel destino de un equipo humilde: el descenso en la última jornada. Este sábado, de nuevo en el mismo escenario, ambos contendientes podrán esbozar una pequeña sonrisa, pensando en aquel día en el que Falcao y Tamudo les dejaron en la élite.