El e-commerce llegó a nuestra vida para quedarse
El comercio electrónico forma ya parte de nuestra rutina gracias a la comodidad y la rapidez de las entregas, entre otras ventajas
Han pasado casi diez años desde que el comercio electrónico o “e-commerce” comenzara a revolucionar los hábitos de compra en nuestro país. En un primer momento, las principales compras se centraban sobre todo en billetes de avión y reservas de alojamiento. Poco a poco millones de internautas nos hemos ido animando a realizar todo tipo de compras; incluso hasta desayunos de ensueño para sorprender a nuestra pareja en plan comedia romántica norteamericana.
Atrás quedaron los primeros momentos de desconfianza hacia la compra online. La escasez de verificación de las pasarelas de envío o la falta de garantías de llegada de los artículos adquiridos, formaban parte de las "barreras" para sustituir un contacto humano nulo y conquistar la confianza de los consumidores. El comercio electrónico forma ya parte de nuestras vidas gracias a la comodidad y la rapidez de las entregas, entre otras ventajas. El servicio al cliente, el aumento de las ofertas y la protección al cliente digital han ido en aumento a lo largo de diez años.
Más allá de las grandes plataformas de compra como Amazon o Ebay, muchos comerciantes y artesanos del mundo han puesto sus productos al alcance de cualquier persona. Actualmente, es posible comprar objetos de culto fabricados en la otra punta del mundo sin la necesidad de desplazarnos. El desarrollo tecnológico ha propiciado que cualquier emprendedor sea capaz de crear una plataforma de compra online sin tener conocimientos previos a través de un servicio como este, y es que hace unos años el acceso a dichas herramientas y plataformas estaban sólo al alcance de las grandes compañías.
En España, el e-commerce generó un volumen de negocio de 5.700 millones de euros en 2007, y más de 24.000 millones en 2016, con un crecimiento medio anual del 17% en los últimos años, según los datos de un informe elaborado por la consultora Knight Frank. De hecho, las tiendas físicas han tenido que reinventar su estrategia. Las grandes cadenas se han visto obligadas a adaptar sus establecimientos como un punto de recogida logístico para obtener la mayor rentabilidad posible.
Muchos comercios locales tratan de hacer frente al fenómeno irrefrenable del e-commerce, ofreciendo a sus clientes servicios y experiencias adicionales a la simple compra. La atención especializada o servicios exclusivos son una de las medidas empleadas para atraer a los consumidores hacia la compra en los establecimientos tradicionales. El comercio clásico es consciente de la sensibilidad del consumidor hacia la bajada de precios y ofertas online. De esta forma, trata de hacer frente a las compras realizadas desde la comodidad del hogar.