El fandango de Almuñécar y moros y cristiano de Válor fueron protagonistas en el III Encuentro Sierra-Mar
La delegación de Válor estuvo encabezada por su alcaldesa, María Asunción Martínez Fernández, a quien le fue entregada una réplica de “moneda” de Almuñécar en la época fenicia
La localidad alpujarreña de Válor representó en Almuñécar una muestra de la conocida fiesta de Moros y Cristianos. Lo hizo en el marco del III Encuentro Sierra y Mar, que celebró la localidad sexitana por tercer año consecutivo.
El acto, organizado por la Concejalía de Cultura, tuvo lugar en la plaza de la Constitución, junto al Ayuntamiento. El mismo, estuvo precedido de una amplia muestra folclórica de fandango cortijero almuñequero, interpretado por la Escuela Municipal de Danza, a lo que se sumó una gran “castañada” como es tradicional en estas fechas.
La delegación de Válor estuvo encabezada por su alcaldesa, María Asunción Martínez Fernández, a quien le fue entregada una réplica de “moneda” de Almuñécar en la época fenicia, por parte de la concejal de Relaciones Institucionales, María del Mar Medina, acompañada de la edil de Cultura, Olga Ruano.
La representación de vecinos valoreños que escenificaron las “Fiestas de Moros y Cristianos”, que celebran coincidiendo con las fiestas patronales, en honor del Santo Cristo de la Yedra (Patrón de la Alpujarra) y se celebra en el mes de septiembre, del 12 al 15. Son las fiestas más populares de la comarca, no sólo por su colorido, sino por el derroche de pólvora que se realiza durante la representación. “Una actividad muy arraigada en el pueblo alpujarreño granadino y cuyos principales personajes heredan de padres a hijos entre las familias valoreñas”, según manifestó su alcaldesa.
Válor, que goza desde 1902 del título de Villa que le concedió Alfonso XIII por el aumento de población y desarrollo de la agricultura en el municipio, está situada a más de 900 metros de altitud y cuenta con una población de algo más de 600 habitantes.
Antes de la representación los coordinadores explicaron el origen de esta fiesta que data del siglo XVI en las milicias civiles, conocidas entonces como ”soldadezcas”, que tenían como objeto la protección de la población ante la posible llegada de los “moros”. No obstante, el texto actual es del siglo XIX, está atribuido a la poetisa granadina, Enriqueta Lozano, y sus papeles se han transmitido tradicionalmente de generación en generación dentro de una misma familia.