El Festival de Jazz se despidió con éxito de la mano de Zenet
En el escenario del Teatro Isabel, la 'Zenet Big Band', con siete músicos en formación, clausuró anoche el Festival con un concierto que superó las dos horas
Tras veinte años de hacer de todo, desde ejercer de mimo, a vestirse de Picasso mozuelo o vender puerta a puerta, Antonio Manuel Mellado goza de su mejor momento de popularidad con el personaje que ha creado junto a José Taboada y el letrista Javier Laguna: Zenet. Le habíamos visto en formato mínimo y mediano, pero el Festival de Jazz invitó al proyecto Zenet a ofrecerse en su soñada banda grande. En el escenario del Teatro Isabel la 'Zenet Big Band', con siete músicos en formación, clausuró anoche entre aplausos y con un concierto que superó las dos horas, la XXXVIII edición del Festival Internacional de Jazz de Granada en su programa central.
Vestido con la elegancia que se le exige a un 'crooner' de ley, saca todo lo de actor, mimo o engatusador que lleva dentro siendo objeto de un cañón de luz imaginario que le persigue en todo momento, sentado en su taburete o deambulado a lo Fred Astaire por todo le escenario. Antes no tenía más que su borsalino para esconderse en caso de peligro, ahora todo su arsenal de recursos se sustenta en un un equipo gigante y mutinacional al que profesa reverencia: él mismo se arrodillaba a lo Leonard Cohen ante sus músicos, y era justo, porque tenía alrededor a la crema del jazz llegada desde Cuba, Venezuela, Suecia y... Aragón.
El trío autoral ha pergeñado ya una colección de canciones llenas de historias todas de almas medio rotas, corazones frágiles y amores de final de película en blanco y negro (o beige, como su traje en este caso: ¡él mismo parece un galán secundario de la Universal!). Esa mezcla de chansón, tango, copla, son, ‘filin’, bosa, canzone, chotis… y más, que cobra vida en esa voz, sentida, pícara y golosa que motiva su canto, la gracia sureña que le es natural comunicando y su calambre postural de muchas horas ante el espejo. Él hace que esas canciones sean humanas, con su gracejo y expresividad, fuese en un bar como antes o ahora ya en Festivales Internacionales “de jas”, como dijo provocando la hilaridad “que nadie se pone de acuerdo en si yo hago Jas o no Jas”. Y sí, si lo hacía, de eso se encargaban el inmenso trompetista que fuera de Irakere Manuel Machado y el también isleño Pepe Rivero (ambos fijos del grupo 'hispano' de Paquito D'Rivera) y ambos enormes en sus intervenciones solistas; como Taboada y Raúl Márquez en el afrancesado manouche que vistió algunas piezas.
El concierto de Zenet fue un festín de ritmos compartibles y hasta bailables, suelto o 'agarrrao' , mayormente traídos del Caribe en el mismo barco que ya fue a 'los Mares de China', cadencias que sujetan su colección de amorosos boleros/copla que él presenta en público como relación de recursos para conquistarse entre humanos. Un final feliz para un Festival que ha gozado de la aceptación popular con llenos completos en la mayoría de sus conciertos.