El Festival Internacional de Música y Danza rinde homenaje este sábado a la figura del Gran Capitán
El conjunto de música de cámara 'Cinco Siglos', bajo la dirección de Manuel Hidalgo y con la voz de la soprano Delia Agúndez ofrece en el Monasterio de San Jerónimo un concierto de música de cámara para conmemorar los 500 años de la muerte del histórico militar español
Gonzalo Fernández de Córdoba, 'El Gran Capitán', será objeto de homenaje en el Festival Internacional de Música y Danza en el V centenario de su muerte. Para ello el conjunto cordobés de música de cámara, Cinco Siglos, ofrecerá un concierto mañana sabado a las 12 de la mañana en el Monasterio de San Jerónimo. En él presentarán un programa sonoro de la época que incluye obras de artistas vinculados a la orden franciscana, piezas originalmente religiosas, y otras glosas extendidas al ámbito instrumental, alternando los pasajes vocales con otros tañidos por los instrumentos.
Granada está llena de rincones que simbolizan su paso por nuestra ciudad, sin embargo, será en el Monasterio de San Jerónimo, donde yacen los restos del Gran Capitán, el lugar elegido para disfrutar de las “Músicas devocionales en tiempos del Gran Capitán” dirigidas por Miguel Hidalgo con el canto de Delia Agúndez.
Un año más, HispaColex, entidad socio del Círculo de Mecenazgo del Festival Internacional de Música y Danza, colabora en la difusión de la cultura musical y escénica de Granada, patrocinando uno de los grandes espectáculos que conforman el programa de su 64 Edición, el concierto en recuerdo del personaje histórico.
UN PERSONAJE FUNDAMENTAL EN NUESTRA HISTORIA
Se da la circunstancia de que nos encontramos inmersos este año 2015 en la celebración del V Centenario de la muerte de D. Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, caballero y militar ejemplar, personaje recordado a medio camino entre la histórica realidad y la leyenda épica. Montillano de nacimiento pero granadino de corazón, como demostró al regresar en el cenit de su vida a Granada donde falleció, en Loja, envejecido y cargado de recuerdos, a los 62 años.
Desde el patrocinador de este concierto, Hispacolex, están "profundamente identificados" con el Festival que fundara a mediados del pasado siglo el que fuera alcalde de Granada, Antonio Gallego Burín, precisamente "por compartir su arraigo en la ciudad y, a la vez, su proyección internacional", que lo ha convertido en uno de los festivales internacionales de música y danza más importantes del mundo.
Sin duda, este concierto dedicado a su memoria, es la mejor forma de rendir un leal homenaje al hombre que tras participar en la Guerra de Granada con los Reyes Católicos, alcanzó grandes victorias en Italia donde fue enviado para luchar contra los franceses que, en 1495, disputaban las posesiones aragonesas de Nápoles y Sicilia. Durante todo el tiempo que duró la desigual contienda, Gonzalo Fernández batió a todos sus enemigos, uno tras otro, obteniendo victorias en Seminarata, Ceriñola (1503) y Garellano (1504).
Líder por naturaleza, a él se debe la creación de un ejército profesional preparado para entrar en combate los 365 días del año y a sueldo de la Corona. No es de extrañar las alabanzas a su buen gobierno en la década que estuvo al mando fuera de la península ni el hecho de que sus hombres lo idolatraban. Certeza que se desprende de cuantos escritos se han realizado de su histórica figura, en la que además se le describe como el ejemplo de soldado español de su época: devoto, fiel pero orgulloso, desapegado de lo material, valiente hasta la temeridad, violento y desafiante.
Precisamente por su virtud de hombre honrado, fue herido por quienes más le envidiaron intentando lo que no había conseguido el ejército francés: empañar su gesta sembrando la duda sobre el destino de los fondos de la corona con los que se sufragaron las campañas en Italia. Famosas son –verdad o leyenda- las cuentas rendidas ante el monarca que todos conocemos como “Las cuentas del Gran Capitán”.
Cierto es que existen unas cuentas, hoy guardadas en el Archivo Nacional de Simancas, pero nada tienen que ver con las que alimentó la leyenda y que han llegado a nuestros días como ejemplo de toda justificación de gastos desorbitados, incoherentes y arbitrarios, no exento de humor irónico: “Cien millones de ducados en picos, palas y azadones para enterrar a los muertos del enemigo".
Ciento cincuenta mil ducados en frailes, monjas y pobres, para que rogasen a Dios por las almas de los soldados del rey caídos en combate. Cien mil ducados en guantes perfumados, para preservar a las tropas del hedor de los cadáveres del enemigo. Ciento sesenta mil ducados para reponer y arreglar las campanas destruidas de tanto repicar a victoria. Finalmente, por la paciencia al haber escuchado estas pequeñeces del rey, que pide cuentas a quien le ha regalado un reino, cien millones de ducados.”