El Gobierno saudí relaja las restricciones de la custodia masculina sobre las mujeres
Aunque el decreto no tiene un alcance total, les permite en algunas circunstancias a las mujeres que estudien, accedan a tratamiento médico o a trabajo en los sectores público o privado
Las autoridades saudíes han decretado esta semana que las mujeres del reino árabe podrán disfrutar del acceso a ciertos servicios públicos dentro de la educación y la sanidad pública sin la necesidad de recibir consentimiento de un hombre --la figura del "custodio"--, en una decisión aplaudida, no sin cierto escepticismo, por organizaciones pro Derechos Humanos.
Aunque el decreto no tiene un alcance total, permite en algunas circunstancias a las mujeres que estudien, accedan a tratamiento médico, trabajo en los sectores público o privado o se puedan representar ante un tribunal, según ha explicado la activista de la Organización de la Cooperación Islámica, Maha Akeel.
Como mínimo, entiende Akeel, este decreto "abre la puerta para que se discuta este sistema de custodios". "Las mujeres saudíes son independientes y pueden cuidar de sí mismas", ha aseverado la activista, en relación a lo que se trata de uno más en una línea de decretos oficiales destinados a integrar a la mujer en el mercado laboral de cara a los planes del reino árabe para diversificar la economía.
Planes que comenzaron en 2011, cuando el fallecido rey Abdulá aceptó la participación de las mujeres en el consejo de la Shura --un organismo de carácter consultivo-- a través del permiso para votar en las elecciones municipales. En 2012, las mujeres saudíes recibieron permiso para competir en las Olimpiadas, por vez primera.
Estos avances, sin embargo, no cambian el hecho de que el país ostenta el puesto 141 de 144 en el Índice Mundial sobre Distancia de Género publicado por el Foro Económico Mundial en 2016 y el sistema de los custodios tiene buena parte de culpa al "limitar los derechos de la mujer" por obligarlas a recibir permiso de un hombre a la hora de viajar, estudiar o casarse.
Akeel denuncia, por último, que el sistema masculino de custodia es "anti-islámico" y "humillante para la mujer", por no mencionar que "algunos hombres se aprovechan del mismo para su propio beneficio y acaban abusando de él".