El Granada CF asalta La Rosaleda (0-1)
Un gol de Ángel Montoro ha convertido al conjunto rojiblanco en el primer equipo que logra el triunfo en casa del Málaga CF
Solidez, oficio y comunión con la afición. Estos han sido los ingredientes que, hasta ahora, habían llevado al Granada CF a la zona noble de la clasificación pese al pesimismo que rondaba al comienzo del curso. La fórmula ha vuelto a funcionar. El conjunto rojiblanco ha reunido todos estos componentes esta tarde para convertirse en el primer equipo que derrota al Málaga CF en su campo. Lo ha hecho en un partido muy táctico en su primera mitad que se ha tornado en un choque de desgaste, físico y mental, en el segundo acto. Ángel Montoro, al empalmar un rechace de la defensa local, ha puesto tras el descanso el 0-1 con el que los granadinos recuperan la sonrisa y duermen, además, en puestos de ascenso directo.
No es La Rosaleda el mejor escenario para tratar de poner fin a una mala racha de resultados, pero Diego Martínez no había viajado a Málaga por gusto. El técnico vigués quería clavar la bandera rojiblanca donde nadie había podido dejar su huella, un reto mayúsculo para el que daba entrada a Pozo en el ‘once’ inicial en detrimento de un Antonio Puertas alicaído en las últimas jornadas.
Pero de intenciones no se vive en esta Liga 1|2|3 y no tardaron mucho los malacitanos en advertir a los rojiblancos de que deberían batallar para sacar algo positivo de su visita a la Costa del Sol. El cuadro dirigido por Juan Ramón López Muñiz, con más novedades que los granadinos, salió mejor plantado sobre el césped y sumaron su primera ocasión clara antes de que se cumpliera el minuto de juego. Blanco Leschuk se adornó en exceso para rematar ante Rui Silva un pase de la muerte de N’Diaye, marrando una ocasión manifiesta.
Los nazaríes hicieron gala de carácter y temple para ir metiéndose en el partido, aguardando con paciencia su oportunidad para probar a Munir. Esta le llegó por primera y única vez en el primer acto en el minuto 24, cuando un error de N’Diaye en zona de construcción propició que Ramos, tras la recuperación de Fede Vico, tratase sin éxito de prolongar su racha goleadora. Para entonces, el infortunio ya había pasado factura a los rojiblancos. Álex Martínez, lesionado, tuvo que retirarse del choque cuando solo había transcurrido un cuarto de hora, siendo Quini el elegido para sustituirle.
El ritmo escaseaba, y más aún conforme el cronómetro acercaba el partido a su intermedio. El equilibrio imperante entre ambos sistemas, muy serios y ordenados en su planteamiento, complicó ver fútbol fluido, y más aún contar ocasiones, durante el primer acto, que terminó sin dueño. Ambos equipos eran rivales en un futbolín, tácticamente impecables y faltos de electricidad y desborde.
Los primeros compases de la segunda mitad fueron un calco del inicio del choque. Tras pasar por los vestuarios, los locales salieron mejor que los pupilos de Diego Martínez, que de nuevo tardaron poco en contener la respiración ante una clara ocasión de gol. Pacheco, que entró en el descanso, puso un balón en el corazón del área para que Blanco Leschuk, en una posición ideal para el remate, errase en el testarazo.
La réplica rojiblanca llegó de inmediato, aunque en esta ocasión sí encontró fruto. Una larga posesión visitante acabó con un centro de Quini desde la banda derecha mandado a córner por la zaga blanquiazul. Lo puso en juego Vadillo, encontrando la testa de Blanco Leschuk. El rechace le cayó a Montoro, que, sin pensarlo ni dejar caer la bola, la empalmó para enviarla al fondo de la red después de que Lacen desviase su trayectoria.
La lata estaba abierta, pero los boquerones aún muy vivos. Apretó La Rosaleda y, como consecuencia, lo hicieron los malaguistas, que metieron una marcha más para buscar el empate. Harper y N’Diaye, con sendos disparos desde la frontal, lo tuvieron cerca, pero Rui Silva y el larguero evitaron el tanto. La táctica quedó atrás. Ahora el duelo era de empuje y aguante. En esta última tarea se emplearon los rojiblancos con oficio, aunque el cansancio empezaba a hacer estragos en los visitantes.
Pero la garra rojiblanca acabó por minar la moral de su rival, que se desesperó entre balones largos que no lograban desarmar el entramado defensivo de los de Diego Martínez, que ya formaban todos en su mitad del campo. Entró Nico Aguirre por Adrián Ramos y el sector del estadio destinado a la afición visitante comenzó a festejar. No hubo peligro real del Málaga pese a su ímpetu y los tres puntos acabaron en el zurrón del Granada, que con el pretexto de lograr la permanencia, vuelve a dormir en ascenso directo.
Ficha técnica:
Málaga CF: Munir; Cifuentes (Haksabanovic 80’), Pau Torres, Diego González, Ricca; N' Diaye, Lacen, Juanpi (Renato Santos 60’), Ontiveros (Pacheco 45’); Harper y Blanco Leschuk.
Granada CF: Rui Silva; Víctor Díaz, José Antonio Martínez, Germán, Álex Martínez (Quini 16’); Montoro, Fede San Emeterio; Pozo, Fede Vico (Puertas 63’), Vadillo; y Adrián Ramos (Nico Aguirre 81’).
Goles: 0-1: Montoro, min. 53.
Árbitro: Soto Grado. Amonestó a los locales Diego González y Haksabanovic, así como a los visitantes Montoro y Rui Silva.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la decimosexta jornada de La Liga 1|2|3 disputado en el estadio de La Rosaleda, ante 22.988 espectadores. Alrededor de un millar de ellos fueron aficionados visitantes.