El Granada se abona al caos

El conjunto nazarí estuvo más cómodo en el campo cuando más ingobernable se puso el choque. Ochoa salvó el empate en la segunda mitad, en la que se desinfló el equipo

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Carcela pugna un balón con Mangala | Foto: La Liga
Daniel Sánchez-Garrido | @Danisgr
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Una jornada más, y ya van doce, el Granada se queda sin victoria. En Mestalla no se ganó, pero se plantó cara y se vio a un equipo capaz de ganar, algo que se había olvidado casi en todos los partidos de esta temporada. La mano de Alcaraz se va notando a cada minuto que pasa, los jugadores ganan en confianza, protegidos por un guardameta que da puntos y una defensa sobria y amante del caos organizado.

Quién iba a decir que con Alcaraz en el banquillo, el Granada mostraría sus mejores armas cuando la locura se adueña del choque. El técnico granadino es proclive a los equipos organizados, equilibrados y muy ordenados. Es lo primero que ha dado al equipo nazarí: orden. La linea de tres centrales con dos carrileros se va afianzando, adquiriendo mayor conocimiento y mejorando en la ejecución.

A partir de esa zaga, que maneja los tiempos a la perfección y sabe sufrir, el Granada supo aprovechar los minutos ingobernables, donde el centro del campo, precisamente eso que adolece, desapareció. Los últimos veinte minutos de la primera mitad fueron un despropósito táctico, y el Granada supo aprovechar esta confusión para hacer el 0-1 en una carrera fantástica de Carcela. Y pudieron caer más, pero ni Kravets, en dos ocasiones, ni Boga atinaron con la red.

Pero el Granada se ha abonado al caos en todos los sentidos. Tanto para bien como para mal. Aprovechándolo y siendo víctima a la vez. Suelen decir que un tanto al filo del descanso deja al rival muy tocado. En Granada nada es como suele ser. El Valencia salió fuerte en el segundo tiempo y el Granada lo hizo dormido, como quien tiene el trabajo hecho. Al margen de polémicas (dicen que pudo haber falta en el inicio de la jugada valencianista), Parejo se movió en el área como si fuera su casa, asistió atrás y Nani fusiló. Dos minutos. Antes del descanso y después. Dos goles. Euforia. Decepción. 1-1.

La segunda mitad fue un monólogo del Valencia. El Granada desapareció en ataque a la vez que se le acabó la gasolina a Carcela. A Kravets se le notaba el cansancio y ya no peleaba con la misma intensidad. Barral entró en su lugar sin pena ni gloria. El gaditano entró desconectado, muy lejos del rendimiento del ucraniano, que fue el mejor junto a Carcela y Ochoa.

El resto de la historia del Valencia-Granada corrió a cuenta de ‘San Guillermo Ochoa’. El debate en torno a las virtudes del mexicano ya es cosa del pasado. Ochoa volvió a ser clave para los intereses nazaríes, salvando en la segunda mitad un punto que sabe a muy poco. El primer triunfo tendrá que esperar, como mínimo, a Balaídos, donde el Granada visitará al Celta de Vigo la próxima jornada trece.