El Granada se encontró en San Mamés con su peor enemigo: él mismo

Un Athletic Club de Bilbao apático y con la moral baja se llevó los tres puntos gracias a los garrafales fallos de la defensa nazarí

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Ingason persigue a Williams en el preludio del segundo tanto vasco | Foto: LFP
Daniel Sánchez-Garrido @Danisgr
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Tres errores y tres goles. Así de ‘fácil’ se resume el partido disputado ayer por el Granada en ‘La Catedral’ del fútbol español, en el nuevo San Mamés. Los andaluces desaprovecharon una oportunidad inigualable de rascar un punto, incluso tres, de uno de los campos más difíciles de la categoría ante un Athletic Club apático y con la debacle de Europa aún en la cabeza. Sin embargo, el Granada naufragó y se encontró con su peor enemigo: uno mismo.

Se pueden hacer muchos análisis de los pecados que cometió el Granada en Bilbao, pero por encima de todos destacan tres fallos garrafales que no se pueden permitir en Primera División. El primero en echar las manos a la cabeza de los aficionados granadinistas fue Martin Hongla. Ante el Real Betis estuvo prácticamente perfecto. Por el contrario, ante el Athletic Club le pudo la inexperiencia. Su osadía al sacar el balón le provocó realizar un control terrorífico que se le fue largo, y ahí aprovechó Beñat para ceder el primer tanto vasco a Susaeta.

Este fallo, a la postre, provocó que Hongla no se encontrara cómodo en ningún momento del choque, contando sus acciones por ‘pelotazos’ arriba. El joven camerunés decidió no complicarse, disminuyendo también las opciones de volver a fallar.

La segunda pifia fue obra de Ingason -con ayuda de Ochoa-. El islandés también se ganó muchos elogios en el partido ante el Betis, pero una vez más, como en Eibar, su actuación en campo visitante deja mucho que desear. En el segundo tanto bilabíno, el central cedió a su portero un balón que se quedó corto y excesivamente alto. Ochoa enmendó el error en primera instancia, robando el balón con su pierna derecha. Sin embargo, la lió más aún cuando recogió el balón con la mano cuando no parecía haber un peligro alarmante. Falta por cesión y gol de Lekue.

Por último, el Ochoa más blando confirmó su actuación más irregular -en la segunda parte hizo buenas paradas- con un error en una salida por arriba. San José saltó y el ‘Memo’ se asustó y se le escapó la bola. Los rojiblancos pedían falta pero el árbitro no lo vio de tal manera, y las opciones de rascar un punto se esfumaban de manera definitiva con un nuevo fallo.