El IER publica un libro con nuevos datos sobre el arzobispo Pedro Guerrero
Es de valioso interés para conocer con mayor profundidad el funcionamiento de la Leza del siglo XVI y del siglo XVIII
El Instituto de Estudios Riojanos (IER) ha publicado el libro Cumplir lo escrito: Pedro Guerrero y la gestión económica y social de Leza en los siglos XVI y XVII, de las autoras Carmen Herreros y Mari Carmen Santapau, en el que se recoge el análisis de un conjunto de 38 cartas inéditas de carácter absolutamente personal que el prelado granadino se escribió con su sobrino Martín de Heredia, afincado en su Leza natal. Esta publicación es el número 11 de la colección "Nuestros pueblos" del IER.
Las cartas fueron descubiertas por las autoras del libro en la Biblioteca Nacional en un proceso de investigación sobre el personaje. La novedad de las mismas radica en que se tratan de misivas absolutamente personales, en las que Pedro Guerrero, desde su Granada de adopción, dictaba todo tipo de órdenes que, a través de su interlocutor y sobrino Martín de Heredia, debían ejecutarse en Leza y en las localidades cercanas.
Las cartas desvelan la faceta personal del prelado, hasta el momento totalmente desconocida, y en la que se revela como el pater familias de una familia numerosa formada por hermanas, sobrinos, cuñados, primos, pero también vecinos que dependían de él. Herencias, casamientos, limosnas, compras de bienes, de censos, ingresos en conventos, carreras estudiantiles, obras públicas, obras pías, finanzas de todo tipo* todos estos aspectos y muchos otros se tratan en esta particular documentación en la que el prelado, lejos de sus tratados teológicos por los que era conocido, cuida de todos.
El libro es de valioso interés para conocer con mayor profundidad el funcionamiento de la Leza del siglo XVI y del siglo XVIII, donde la familia de los Guerrero, de origen humilde, terminará convirtiéndose en la dueña de la localidad y de otras cercanas, emparentando con nobleza de sangre y convirtiéndose en nobleza titulada. Además, a la actitud recta y casi intransigente por la que habitualmente se ha conocido en la historiografía a Pedro Guerrero y que se repite con su familia, se une la revelación de un prelado lleno de amor y ternura, de afecto, de cariño e de intensa preocupación, la que sintió tanto por sus familiares como por los habitantes del pueblo que le vio nacer.
El Epistolario muestra la cara más personal del arzobispo Guerrero como una especie de mecenas en el más amplio sentido de la palabra, para su familia y para su Leza natal. Una pieza fundamental no solo en la tupida red de relaciones y tramas político-religiosas del siglo XVI español, sino también en la gestión de su familia y de la villa de Leza y del entorno riojano en el siglo XVI y siguientes.