El jazz intimista de Gonzalo Rubalcaba cautiva en Almuñécar

El pianista habanero recibió también la medalla de la ciudad y el premio del festival, que continúa hoy con Christian McBride

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Gonzalo Rubalcaba recoge la medalla de oro de la ciudad de Almuñécar por su contribución al festival de jazz | Foto: Gabinete
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El pianista cubano Gonzalo Rubalcaba ocupó en la noche del jueves 18 de julio el concierto central de la programación de la presente edición del festival Jazz en la Costa. Pero antes de la actuación, Rubalcaba dejó su firma en el ‘Bulevar del jazz’, y recogió la medalla de la ciudad de Almuñécar de la mano de la alcaldesa, Trinidad Herrera, y el concejal de cultura, Alberto García. Así que ya forma parte del paseo de las baldosas ya firmadas por Kenny Barron, Enrico Rava, Jorge Pardo, Chucho Valdés, Elianne Elias y otros grandes del jazz que han pasado por la localidad granadina.

Lo que en la mayoría de los pianistas de la isla es extroversión, en Gonzalo Rubalcaba es intimismo, honda soledad sonora y recato; incluso guardando dentro una volcánica técnica también, que solo ocasionalmente permite que asome en auténticas explosiones digitales. Rubalcaba se quita desde el primer momento el sambenito de jazzista latino: para él la clave fue crianza y trabajo alimenticio, pero una vez metabolizada apenas acude a ningún recurso caribeño fácil, tampoco de otras geografías simplistas. Introduce su concierto por aquellas latitudes y después…a otras cosas.

Un momento de la actuación de Gonzalo Rubalcaba en Almuñécar | Foto: Gabinete

La elaboración mental de las fuentes se traduce en un discurso técnicamente perfecto y casi autista de pura concentración cuando frena. Cuando no, puede desatar huracanes de notas. Pero eso sí, siempre exactas y de una nitidez diáfana pulsando los marfiles. Y el tamaño trío, con el que actuó en Almuñécar, quizás sea el más apropiado para sus narraciones; películas sonoras completas con planteamiento nudo y desenlace en las que se descubre uno metido y trasportado por los múltiples vericuetos del guión, caso de esas ‘Lágrimas negras’ que hizo a dos voces con el bajista. Con seguridad el suyo ha sido el concierto más elaborado de los vistos esta semana en Jazz en la Costa, y desde luego la cara opuesta de la exhibición de fuerza eléctrica de José James la velada anterior.

Turno para Christian McBride Situation 

Contrabajista, director de orquesta, educador, asesor y compositor, Christian McBride (Filadelfia, 1972) se traslada a Nueva York para estudiar en la Juilliard School, pero su talento llama enseguida la atención de Bobby Watson, que lo invita a tocar en el Birdland Club con tan solo diecisiete años. Al poco tiempo colabora con Gary Bartz, Kenny Garret, Benny Golson, Joe Henderson, Elvin
Jones y Bradford y Winton Marsalis.

La carrera y la fama de McBride han sido imparables. Aparece en el filme Kansas City de Robert Altman, recibe media docena de Grammys y, seguramente porque interpreta con igual maestría —pero con su particular estilo— géneros tan diversos como el jazz, funk, soul, pop o la música de cámara, aparece en más de trescientas grabaciones y conciertos con luminarias como Benny
Green, Freddie Hubbard, Pat Metheny, Kenny Barron o Chick Corea; Roy Hargrove, John McLaughlin, Herbie Hancock, James Carter y Dianne Reeves; así como con músicos de otros géneros como Paul McCartney, Celine Dion, James Brown, Sting; o colaborando con maestros de la música clásica como Katleen Battle o Edgar Meyer.

Christian McBride no solo es un excelente músico sino que ha sido también consejero artístico en New Jersey Performing Arts Center, creative chair en la Asociación Filarmónica de Los Ángeles y director artístico del Festival de Jazz de Newport, entre otros. Además, es un incansable defensor de los derechos civiles; fue inolvidable su alocución, con Bill Clinton, en el comité contra el racismo en las artes escénicas.

El nombre de Situation hace referencia a un incidente vivido en el Festival de Monterrey, cuando los componentes de su banda no pudieron presentarse. Ante esa situación y sobre la marcha, McBride llamó a algunos amigos músicos que estaban por allí, como Patrice Rushen o DJ Logic. El concierto no solo fue un éxito, sino el germen de un sensacional grupo dirigido por uno de los contrabajistas más respetados y admirados en la escena mundial. Un proyecto que McBride presenta en exclusiva en España en Jazz en la Costa.