El juicio contra el padre Román por supuestos abusos llega a la recta final
Hoy declaran nuevos peritos propuestos, y el martes tendrá lugar la prueba documental y las conclusiones finales
El juicio contra el padre Román por supuestos abusos sexuales a un menor de su parroquia desde 2004 a 2007 se reanuda este lunes para encarar su recta final, después de que estos días atrás hayan declarado ante la Audiencia Provincial de Granada en calidad de testigos policías, peritos, allegados de denunciado y denunciante y otros sacerdotes, incluyendo al arzobispo de Granada, Javier Martínez.
Está previsto que en la sesión de este lunes declaren nuevos peritos propuestos por las partes para este juicio, en el que el padre Román se enfrenta a una petición fiscal de nueve años de cárcel. Si el cronograma de la vista no se modifica, al día siguiente tendría lugar la prueba documental y las conclusiones finales.
El padre Román M.V.C. negó en la primera sesión del juicio haber abusado del denunciante cuando era menor, al que, según dijo, sólo asesoró en el plano religioso para que "profundizara en su fe" y al que afirmó que quería "en el sentido que usan los cristianos" pero no "de enamoramiento".
El joven que le ha denunciado declaró por su parte que este sacerdote "era todo" para él, "su guía y único referente", casi "como un padre" que le "manipuló y anuló por completo", lo que le impidió alejarse de él y del grupo que conformaba durante el periodo en el que se produjeron los presuntos abusos, cuando sentía "auténtico pánico de dormir" junto a esta persona porque "sabía" que le "iba a tocar".
La acusación particular, ejercida por la supuesta víctima de los abusos, atribuye al padre Román tres delitos de abuso sexual por el que solicita 26 años de prisión; mientras que la acusación popular, que ejerce la Asociación Prodeni, solicita 15 años de cárcel y la defensa la libre absolución.
MANCHAS EN EL PENE
La semana pasada declararon dos peritos forenses que exploraron durante la fase de instrucción al padre Román M.V.C. y que descartaron que presentara las marcas físicas que el denunciante señaló en su testimonio, como que esté circuncidado o que tenga una pequeña mancha genital de color café.
Matizaron, sin embargo, a preguntas de la defensa que esta afección --que compararon con las manchas que algunas embarazadas presentan en el rostro-- puede "evolucionar" a lo largo de la vida de una persona, tornándose más o menos oscura.
El denunciante también aludió a una serie de estrías que el sacerdote presentaría en las caderas y que los forenses no han encontrado, alegando que "de existir las habrían visto" porque, aunque pueden disimularse con tratamientos estéticos, estas marcas en la piel no pueden eliminarse.
Luego comparecieron por videoconferencia los agentes de la Unidad Central de Inteligencia Criminal de la Policía Nacional que se encargaron de hacer el análisis de conducta al padre Román y al denunciante.
Estos agentes de la Sección de Análisis de Conducta (SAC) analizaron declaraciones grabadas en vídeo durante la fase de instrucción mediante un protocolo de evaluación del comportamiento que incluye el análisis de la comunicación verbal y no verbal y que, según su propio testimonio, permite obtener conclusiones en el terreno de la "hipótesis" pero no "certezas" sobre si una persona miente o dice la verdad.
Los análisis concluyeron que la versión del denunciante era "altamente compatible con un testimonio honesto" y la del padre Román "altamente compatible con un testimonio deshonesto".