El mejor activo

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En estos momentos de dificultad e inestabilidad social y económica tan profunda, una pregunta que deberían hacerse todas las empresas es ¿qué pasará con nuestro mejor talento cuando acabe la crisis? Y es que la manera como se comporten ahora quedará grabada en el corazón de los empleados.

La gestión del elemento humano de la pandemia está siendo una de las tareas más complejas a las que se enfrentan los responsables de RR.HH. Si visitamos la página web de cualquier empresa que se precie, bajo su pestaña de Responsabilidad Social Corporativa, no será difícil encontrar alguna alusión al importante papel que desempeñan las personas que forman parte de su organización. Son su mejor activo, pero desgraciadamente son siempre lo primero de lo que se prescinde.

Quizás es hora de repensar y refinar el enfoque de gestión de nuestras empresas de cara a un futuro que, cuando menos, se antoja complejo. Lejos quedan los tiempos en los que el salario suponía la primera opción entre los motivos para escoger un trabajo. Hoy tenemos que descender hasta el cuarto puesto para encontrarlo. Actualmente el podio lo copan, por orden, la oportunidad de desarrollo personal que la empresa ofrece, la reputación de la que goza la misma y el roll del puesto de trabajo dentro de la organización. 

Dando por buena esta clasificación, parece sensato que las empresas se esfuercen por cuidar de sus trabajadores, que los empoderen, que deleguen con mayor asiduidad haciéndoles partícipes de la solución y que faciliten un entorno de colaboración más ágil fomentando el aprendizaje y la mejora continua para garantizar la supervivencia de la organización a largo plazo.

Es el momento de construir “memoria añadida” para sus equipos, igual que se trabaja el valor añadido de los productos y servicios en sus clientes. 

Pues bien, con los empleados debería ocurrir lo mismo que con los clientes. Que hay que construir una relación de fidelidad, un sentido de pertenencia basado en una cultura de empresa robusta, con objetivos y valores que sea el vínculo que retenga al mejor talento. El equivalente al valor añadido para los clientes es la memoria añadida para los empleados. El diferencial que permitirá retener a los mejores pese a que les lleguen cantos de sirenas ofreciendo mayores salarios o despachos más amplios . Y es que motivar no es dar ánimos, es dar motivos. Es recordarle a alguien la razón de por qué se esfuerza, es clarificarle los propósitos y las metas para que los alcance.

Los empleados tienen memoria. Van a recordar cómo se les ha ayudado cuando más falta les hacía, cómo se les ha transmitido seguridad cuando todo era incierto, van a valorar una relación de confianza y transparencia en los malos tiempos. Recordarán conversaciones, acciones y medidas. Todos esos esfuerzos cimentan la lealtad necesaria para que se construya un vínculo único, y difícilmente imitable, entre el empleado, su equipo y la organización.

Y para ellos, a los que hay que identificar de inmediato, toca hacer esfuerzos adicionales que van más allá de ese depósito emocional. Esfuerzos que pasan por conocer a cada empleado en profundidad, sus motivaciones y aspiraciones, y elaborar para ellos un plan individualizado de desarrollo que les haga sentirse valorados, aprovechando así todo su potencial. Y, por supuesto, identificar y prescindir de los procesos que, por el contrario, bloquean su crecimiento, desarrollo o incluso felicidad laboral. 

El momento de hacerlo es sobre todo ahora, un momento en el que las posibilidades de cambiar de trabajo son escasas y en el que la pérdida potencial del empleo asusta a muchos. Es ahora cuando hay que sentar las bases de una relación de confianza, cuando hay que demostrarle al empleado que importa. La crisis es el momento en que más hay que alimentar la memoria futura de los empleados de buenos recuerdos, de experiencias positivas con la empresa, porque es el momento en el que más falta hacen y más impacto tienen. La memoria añadida en el empleado constituye una barrera de salida, la mejor defensa ante las ofertas de trabajo que, sin duda, le llegarán en un futuro a nuestro mejor talento. Y asumiendo que los esfuerzos necesarios para hacer frente a la crisis tienen que venir de arriba, sacrificándose primero para poder pedir compromiso después.

Nos vemos dentro de tres semanas, saludos.