El Museo CajaGRANADA inaugura la muestra “Picasso. Memoria grabada”

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Gabinete / Fotos: Fermín R.F
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El vicepresidente primero de CajaGRANADA, Luis González, y la comisaria de la muestra, María Oropesa, han presentado esta mañana una de las grandes muestras del 2014: “Picasso. Memoria grabada”, en una de las Salas de Exposiciones del Museo CajaGRANADA.

La muestra, compuesta por más de un centenar de piezas, permite hacer un completo recorrido por toda la vida del Pablo Picasso volcado en los grabados y la ilustración, una de sus facetas menos conocidas, pero a la que se dedicó apasionadamente desde que a los 18 años hiciera “El Picador” y hasta el final de su vida cuando, con la serie “Los 347”, hizo un completo repaso a toda su vida como artista, trabajando sin descanso y llegando a hacer varios grabados en un solo día.

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Durante la presentación de la muestra, el vicepresidente de CajaGRANADA, Luis González, señaló que estamos ante uno de los hitos culturales más importantes de este año, en Granada, lo que va a ser un importante acicate tanto para los propios granadinos como un importante reclamo turístico para los viajeros de fuera, con una excelente muestra de uno de los artistas más conocidos del mundo.

Por su parte, la comisaria de la muestra, María Oropesa hizo un repaso por la vida del Picasso grabador y destacó dos las series más importantes de las que componen esta muestra. Por una parte, la serie completa de 13 grabados sobre Conde de Orgaz, con la que CajaGRANADA se suma a la celebración del IV Centenario del nacimiento del Greco, uno de los inspiradores de Picasso. Otra de las series completas es la que hizo en Niza, entre los años 46 y 47, con los Faunos y la mujer como motivos principales.

EL CONTENIDO DE LA EXPOSICIÓN 

Pablo Picasso es, sin duda, uno de los más destacados dibujantes de la Historia del Arte, y precisamente esa cualidad fue la que le llevó a desarrollar intensamente su faceta como grabador. Aunque este no sea uno de sus aspectos más conocidos, el artista llegó a crear más de dos mil obras. Esto le convierte en uno de los principales representantes de esta técnica, a la altura de maestros como Alberto Durero, Rembrandt o Francisco de Goya, quienes siglos antes ya habían sido seducidos por todas las posibilidades que ofrece el grabado.

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El artista malagueño tuvo contacto con esta técnica desde sus más tempranos comienzos. Ya en el año 1899, con tan solo dieciocho años de edad, realiza El zurdo, en donde se muestra a un picador que sostiene la pica con la mano izquierda.

Tan sólo cinco años más tarde, concibe le Repas Frugal (1904), un aguafuerte que marcaría el inicio real de su actividad como grabador. Este comienzo tuvo lugar en su estudio de la Rue Ravignan, más conocido como Bateau-Lavoir, donde fue asesorado por su amigo el pintor y grabador Ricard Canals, artista catalán también afincado en París, que introdujo a Picasso en la técnica del aguafuerte.

A partir de este momento empieza una etapa en la que, con gran entusiasmo, explora y experimenta las diferentes técnicas de la estampación. A lo largo de su extensa carrera, Picasso nunca dejó de indagar en todas las posibilidades que le ofreció el grabado. Así logró profundizar en casi todas sus variantes: aguafuerte, punta seca, litografía, aguatinta…

En el año 1913 se editó Saltimbanquis, una serie que comprendía obras de los periodos azul y rosa que Picasso había realizado entre 1904 y 1906. Esta suite está compuesta por quince estampas de gran valor artístico. Además, poseen un sentido autobiográfico que coincide con la época en la que su pareja era Fernande Olivier, su primer amor y la mujer con quien compartiría su vida desde 1905 hasta 1911 en la capital francesa.

A partir de los años veinte se sumerge con más fuerza en la búsqueda incansable de nuevas experiencias artísticas y su dominio en la técnica del grabado es cada vez más intenso y creativo.

La década de los treinta marca un punto de inflexión, cumple con varios encargos de ilustraciones sobre obras clásicas de la literatura. A petición del marchante Ambroise Vollard ejecuta la ilustración de la obra de Honoré de Balzac, Le chef-d´oeuvre inconnu, que se publicó en 1931, aunque este trabajo lo había concebido unos años antes, en 1926.

Tan solo un año antes de esa publicación, en 1930, Albert Skira le había encargado recrear las ilustraciones para las Metamorfosis de Ovidio. La elección del tema se sabe que fue sugerida por Pierre, el hijo de Henri Matisse. El libro estaba compuesto por treinta grabados y la primera tirada fue de 145 ejemplares aunque, cuatro años más tarde, el propio Skira volvió a editar la serie.

De nuevo el marchante Vollard encargó a Picasso una nueva serie de grabados que el artista realiza entre el año 1930 y el año 1937 compuesta por cien estampas y que está considerada como una de sus obras cumbres: La Suite Vollard.

Desde entonces, Picasso no dejará de compaginar su faceta de pintor y escultor con la de grabador e ilustrador. Una de las ventajas de la obra gráfica es que le permitía abordar un mayor número de temas y, sobre todo, multiplicar y difundir sus obras llegando a un mayor número de público.

Durante los años cuarenta y cincuenta, Picasso continúa con su enorme capacidad de trabajo y plasma las magníficas ilustraciones de Buffon (1942) y La Tauromaquia (1959).

Pero si hay una fecha llamativa esa es la de 1968. En ese año el artista concibe 347 grabados en menos de doscientos días. Según indican algunas fuentes, fue capaz de grabar hasta siete láminas de cobre en un sólo día. Es entonces cuando crea la que sería su última ilustración literaria, La Celestina, obra clásica de la literatura española.

Al igual que en todas su creaciones artísticas, Picasso en su trabajo gráfico es pura pasión, expresa sus sentimientos, sus preocupaciones, sus deseos, los mitos que le han marcado… en definitiva, su frenético mundo creativo. La lógica de su creación es espontánea en todo momento. Sin embargo, la calidad de sus obras, la variedad de las técnicas, las temáticas condicionadas por acontecimientos externos y personales, hacen que su producción gráfica sea uno de los testimonios artísticos más importantes del siglo pasado. En este aspecto, es un auténtico lujo para los sentidos estar ante la plenitud artística del gran maestro del siglo XX, a través de su soberbia obra gráfica.

Picasso llegó a ser el artista más creativo y más innovador de los últimos tiempos al aunar tradición y vanguardia en una armonía que nunca se había alcanzado. Esta muestra es un ejemplo de su capacidad creativa y va a permitir que el público conozca en mayor profundidad una de las facetas más significativas del artista: la de grabador. Con la intención de hacer un recorrido a través de esa trayectoria, para esta ocasión se han reunido diferentes obras, de las series más importantes que realizó y que son un claro testimonio de su excepcional versatilidad. En la muestra contamos con la serie completa Les Cavaliers d´Ombre (1954). El libro de Geneviève Laporte estaba compuesto por poemas escritos entre 1951 y 1953 y cada uno está ilustrado por Picasso, aunque aparentemente las obras parecen no tener relación con los poemas. Lo que si se sabe es que Picasso y la poetisa estaban entonces manteniendo un idilio en secreto.

Otra de la serie presentada es Femmes et Faunes, una edición que consta de doce litografías editadas el año 1956. Igualmente en esta selección de obras contamos con puntas secas de la serie Les métamorphoses d’Ovide, aguafuertes de la Suite Vollard, litografías de Le Soleil ébloui…

Sin duda, una oportunidad única para disfrutar de cerca de un centenar obras que nos permiten adentrarnos en el universo único e inigualable del maestro Pablo Picasso.