El Observatorio de Calar Alto instala un nuevo sistema de detección de meteoroides

Un sistema de cinco cámaras monitoriza el cielo durante toda la noche y permite identificar de forma automática la entrada de meteoroides en la atmósfera terrestre

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Infraestructuras del observatorio hispano-alemán de Calar Alto
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La Tierra, en su movimiento alrededor del Sol, intercepta cada año entre 40.000 y 80.000 toneladas de meteoroides, fragmentos de materiales desprendidos de asteroides, cometas u otros planetas. Dependiendo de su tamaño, se desintegrarán en la atmósfera o alcanzarán la superficie terrestre. El Observatorio de Calar Alto contribuirá a un mejor seguimiento de estos fenómenos gracias a una estación de detección de meteoros formada por cinco cámaras CCD de alta sensibilidad, que permite identificar de forma automática la entrada de meteoroides.

"En Calar Alto ya hemos detectado anteriormente bólidos gracias a las cámaras de vigilancia externa y hemos difundido las imágenes a través de la página web, pero esta estación supone un importante avance en la capacidad del observatorio para el estudio de estos fenómenos", señala Jesús Aceituno, vicedirector del Observatorio de Calar Alto.

Los equipos forman parte del proyecto SMART, que se desarrolla bajo la dirección científica del Profesor José María Madiedo (Universidad de Huelva) con la colaboración del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC). La nueva estación de meteoros de Calar Alto trabaja de manera conjunta con las otras siete estaciones que forman parte del proyecto SMART en Andalucía y Castilla La Mancha, y con el resto de estaciones de meteoros que la Red Española de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos tiene instaladas en otros puntos del país.

Gracias a los equipos CCD instalados en Calar Alto se puede calcular la órbita que siguen los meteoroides, de manera que puede determinarse de qué objetos del Sistema Solar proceden. En caso de que estos materiales impacten contra el suelo se podrá determinar en qué lugar han caído los meteoritos, de manera que se podrán recuperar y analizar las rocas. Estos sistemas de detección permiten, además, obtener el espectro de emisión de los bólidos que se registran, pues gracias al uso de redes de difracción permiten descomponer la luz que emiten los meteoroides al desintegrarse en la atmósfera. De esta manera se puede determinar la composición química de estos fragmentos de materia interplanetaria.

METEOROIDES, BÓLIDOS Y METEORITOS

La mayoría de estos fragmentos no alcanzan la superficie terrestre, debido a que los meteoroides impactan contra la atmósfera a grandes velocidades (entre once y setenta y tres kilómetros por segundo). Esta brusca entrada calienta su superficie, que en pocas décimas de segundo alcanza una temperatura de varios miles de grados centígrados, y el objeto comienza a perder masa en forma de fragmentos sólidos, materia fluida o gas caliente. Durante este proceso se genera luz y calor, un fenómeno luminoso conocido como meteoro. Los meteoros más brillantes (con un brillo superior a una magnitud estelar de -4) los producen los meteoroides de mayor tamaño y reciben el nombre de bólidos. Cuando una parte del material que forma el meteoroide consigue sobrevivir a su brusco paso a través de la atmósfera y alcanza el suelo, el fragmento que sobrevive se denomina meteorito.