El PP afirma que “la de Susana Díaz es la visita de una presidenta sin credibilidad a un alcalde inhabilitado”
El grupo reprocha a la dirigente socialista que haya tardado nueve meses en venir a Granada, lo que demuestra que “no tiene sintonía con Cuenca"
“Lo que se produce hoy es la visita de una presidenta sin credibilidad a un alcalde inhabilitado”. De esta manera ha resumido el coordinador del grupo popular en el Ayuntamiento de Granada, Juan Antonio Fuentes, el encuentro entre Susana Díaz y Francisco Cuenca, que se produce nueve meses después de la llegada del segundo a la Alcaldía. Díaz no visitaba el Ayuntamiento desde noviembre de 2015 y la última vez que pasó por Granada fue en julio de 2016, cuando la inauguración del Biodomo del Parque de las Ciencias.
Esta prolongada ausencia, ha apuntado Fuentes, se debe probablemente a que entre la presidenta y el alcalde no hay “sintonía”, algo a lo que seguramente ha contribuido el que Cuenca esté imputado por la presunta comisión de tres delitos. En cualquier caso, lo que queda claro es que si el alcalde no ha conseguido su apoyo institucional en todo este tiempo es porque “no tiene ningún peso político”.
“Viene a visitar a un alcalde incapaz, investigado por la Justicia, sin proyecto de gobierno y que está llevando a Granada a la parálisis total”, ha continuado el coordinador, que entiende que la reunión, al menos, podría servir para que el regidor fuera con la presidenta “tan beligerante como lo es con el gobierno del PP” y le reclamara una serie de actuaciones que los populares han propuesto en los plenos municipales y que él mismo y su grupo han apoyado, “lo que supuestamente quiere decir que está de acuerdo”.
Entre otras, ha mencionado la demanda de dos hospitales completos, que el PP espera que se materialice cuanto antes y que la Junta no tienda “ninguna otra trampa”. También ha incidido en la necesidad de que la Alhambra se implique en el desarrollo y la mejora del Albaicín dado que tanto el monumento como el barrio son Patrimonio Mundial de la Unesco. Y no ha olvidado otras obras pendientes como las VAU, el cierre del anillo, el Espacio Escénico, el centro de salud de Bola de Oro o la reforma del edificio judicial de La Caleta, con el consiguiente traslado a ese lugar de dependencias “que nos están costando alquileres millonarios”.
Por supuesto, el coordinador entiende que el encuentro debería servir para que Cuenca exigiera a la presidenta regional la importante deuda que la Junta mantiene con el Ayuntamiento. “Son siete millones de euros que nos vendrían muy bien para cuadrar de una vez los presupuestos municipales”, ha subrayado.
Por su parte, el portavoz adjunto del grupo, Antonio Granados, ha dicho que la visita es “la esencia de la absoluta parálisis de gestión de las dos administraciones y ha recordado que Cuenca está imputado por cosas que supuestamente ocurrieron cuando era delegado de Innovación de la Junta.
Granados ha hecho mención a otras asignaturas pendientes, como la rehabilitación de Santa Adela, “que acumula seis meses de retraso por algo tan absurdo como que dos administraciones del mismo color político no se ponen de acuerdo para firmar un convenio” y ha dejado entrever que la visita de Susana Díaz no tiene en realidad una finalidad institucional, ni mucho menos de gestión, sino que se relaciona con su probable asalto a la secretaría general del partido.
En ese sentido, ha apuntado a que quizás venga “a pedir apoyo a los secretarios locales y provinciales de su partido, que ahora están con Pedro Sánchez”, o a hablar con el alcalde de Jun, que también lo está y al que “no dejan entrar como diputado provincial” por ese motivo. El PSOE prefiere que ese puesto lo siga ocupando Ana Muñoz pese a que es también concejal en Granada “antes de darle paso a alguien que no comulga con la presidenta, que está más pendiente de Ferraz que de Andalucía”.
Granados se ha parado a comentar la “tomadura de pelo” que significa que ahora aparezca como noticia que se está formando a los conductores del Metro, una infraestructura “que ha hecho desaparecer numerosos comercios y puestos de trabajo, que ha abierto una cicatriz en la ciudad y que ha tardado diez años para ahora inaugurarse en modo funcionarial: de ocho a tres. A mí se me caería la cara de vergüenza y entiendo que lo mejor que puede hacer, cuando por fin el Metro empiece a funcionar, es dejar que lo haga y no venir a inaugurarlo después de todo el daño que ha hecho”, ha insistido.