El regreso del cañonero
Piti está de vuelta. Después de 84 días, el atacante catalán volvió a ser titular con el Granada CF. Su última aparición en el once de Alcaraz se había producido el 31 de agosto, en Balaídos, ante el Celta, en un partido en el que el ex del Rayo Vallecano marcó el gol del empate antes de sufrir una elongación en el isquiotibial.
La lesión no parecía ser excesivamente importante, pero, poco después, una rotura fibrilar en el bíceps femoral volvió a dejarle en el dique seco. Su recuperación ha sido lenta y le ha permitido aparecer tan solo a fogonazos en las segundas partes de algunos partidos. Eso sí, cuando ha participado, Piti ha sido decisivo. Al menos, en Valencia, donde un libre directo del catalán le dio los tres puntos al Granada CF.
Ante el Málaga, de nuevo volvió a ser suplente por prudencia, pero el parón para la disputa de partidos internacionales parece haber sido el punto de inflexión definitivo en la recuperación de Piti, que el sábado fue titular en el Camp Nou, en un duelo en el que fue la principal amenaza ofensiva de los de Alcaraz.
Piti estuvo cerca de marcar en tres ocasiones: En la primera, el atacante catalán atentó contra la portería de Pinto con un disparo tremendamente violento, que se estrelló de forma estruendosa contra el larguero del guardameta portuense. El futbolista del Granada demostró por qué se encuentra entre los diez 'cañoneros' más poderosos del mundo, con un disparo que alcanza los 92 kilómetros por hora y que se acerca a la potencia que le imprime Cristiano Ronaldo a sus golpeos, solo 4 kilómetros por hora menos que el astro portugués.
Unos minutos más tarde, también con 1-0 en el marcador, como en la ocasión previa, Piti volvió a hacer alarde de su gran golpeo. En esta ocasión, optó por la colocación y, de nuevo, hizo sufrir a Pinto, que, en esta oportunidad, se vio obligado a intervenir para atajar el balón cuando se colaba pegado al palo.
Finalmente, con el duelo ya sentenciado, y poco antes de ser sustituido, Piti ensayó un nuevo disparo, en esta ocasión de carácter mixto: relativamente potente y bien ajustado. Una vez más, el granadinista se encontró con el portero del Barcelona, que tocó el balón con la punta de los dedos para enviarlo a córner.
Los gestos posteriores de Piti mostraban su frustración por no haber sido capaz de marcar en el campo de uno de los clubes que le vio formarse como jugador. El futbolista del Granada mostró en el coliseo blaugrana su hambre por hacer cosas positivas para el equipo, por hacer goles, por ayudar en defensa, por volver a ser la referencia.
Parece que, si las lesiones le respetan, lo logrará. La confianza de Alcaraz en el veterano atacante rojiblanco parece bastante alta, y la fiabilidad del futbolista admite pocas dudas, dada la rentabilidad mostrada en los minutos de los que le han permitido disfrutar sus dolencias. Ahora, el banquillo queda atrás. Los porteros tiemblan. Es el regreso del cañonero.