El salón de plenos de Granada viste sus mejores galas

Lo de elegir un nuevo alcalde es algo que sucede una vez cada cuatro años (aunque bueno, en Granada en el último mandato ocurrió en dos ocasiones), así que el salón de plenos del ayuntamiento presentó el aspecto de las grandes ocasiones.

Los nuevos corporativos, los que lo han sido en el mandato que ahora termina, algunos de los cuales mostraban en el rostro un atisbo de añoranza, como si empezaran a echar de menos lo que acaban de dejar atrás, dirigentes políticos (el quién es quién de la política granadina, para resumirlo en una frase hecha) e invitados de la vida social, empresarial y hasta militar se dieron cita en una sala llena hasta la bandera y a la que sólo se dejó entrar, y para momentos muy puntuales, a los periodistas gráficos. Los periodistas, de absolutamente todos los medios con representación en la provincia, nos tuvimos que conformar con ver la sesión en la sala de comisiones y enterarnos de lo que sucedía por lo que transmitía la televisión municipal, TG7.

A falta de datos precisos, los momentos previos al inicio del pleno constituyente fueron un hervidero de rumores de todo tipo y, cuando las cámaras ya enfocaban al salón de plenos, un intento de discernir por los gestos o las miradas de los protagonistas de la jornada qué es lo que iba a pasar. Por ejemplo: si Sebastián Pérez cuchichea con Luis Salvador y se cuida muy mucho de taparse la boca con una carpeta para que no se sepa de qué va la cosa, ¿eso qué quiere decir?

A las 12,00, con puntualidad absoluta, el secretario municipal dio por comenzado el acto, leyó algunos preceptos legales sobre plenos constituyentes y se nombró la mesa de edad, presidida por Inma de Leyva y Eduardo Castillo, la más mayor y el más joven, respectivamente. Los dos son concejales socialistas, aunque eso es sólo casualidad.

Después empezaron las votaciones, por orden alfabético, y lo que sucedió como consecuencia, como se suele decir en estos casos, forma parte de la historia de Granada.