El siglo de las luces no llegó a la Zona Norte
El 'siglo de las luces' se corresponde con un periodo histórico identificado con el movimiento de la Ilustración, a caballo entre los finales del XVIII y principios del XIX. Aquellos grandes hombres que inscribieron su nombre en la historia de la Humanidad por su empeño en extender el conocimiento y aplicar sus beneficios al progreso de la sociedad no hubieran podido imaginar que asomados ahora al segundo decenio del siglo XXI hay un lugar en el planeta adonde no llega el suministro.
Se localiza en Granada y en concreto en la Zona Norte de la ciudad, donde una protesta sostenida de los afectados dura tanto como la indiferencia de una empresa suministradora que, muy atareada en la continuada labor de subir el recibo cada dos por tres, trata de derivar el problema y su resolución sobre las espaldas de los propios vecinos y unos políticos que más allá de la pose y declaraciones cíclicas de mediano calibre no mueven un dedo para solucionarlo. Y si lo han movido es evidente que no lo hicieron con la intensidad y eficacia suficiente porque los cortes de luz siguen ahí, vivitos y coleando, gozan de buena salud.
A ninguno se le cayó la cara de vergüenza ante aquella estampa de una señora teniendo que ser izada a hombros diez plantas diez hasta su piso residencia sencillamente porque los cortes de luz hicieron del ascensor un objeto decorativo. La señora ha fallecido. Su recuerdo permanece. La foto de la vergüenza también.
Y ha querido el calendario en su avance anual traernos a estas fechas prenavideñas en que ese ascua de luz que es la iluminación especial empieza a encenderse con una anticipación que solo se explica porque quizá se prevea un parto prematuro... Más allá del chiste malo e irreverente el encendido de la iluminación con la prosopopeya habitual en estas fechas marca un sarcasmo que sonroja al observador.
En esta cotidianidad de valores vacuos que entre todos vamos creando asistimos estos días a la artificial polémica entre Vigo y Madrid, a la que pretende sumarse Granada, según leemos en 'Ideal'. Es esa rivalidad de ver quién la tiene más larga (la iluminación) en estos días prenavideños. ¡Hombre, que Madrid y Vigo se lancen a discutir a quién se ve mejor desde Nueva York..! Allá ellos si se meten en esta imbecilidad. Pero que en Granada haya quien se atreva a competir con lo que llevan sufriendo los convecinos de la Zona Norte... Confío en que a ninguno de nuestros representantes municipales, que tanto se desvelan por nosotros, entre en esa estupidez.
Es una más de esas paradojas que rodean este desgraciado episodio de la crónica ciudadana que representan los cortes de luz en la Zona Norte. Si en octubre una nutrida representación ciudadana se dio un baño de glamour en la Quinta Avenida mientras dos tipos honestos se encerraban en una iglesia para reivindicar de una empresa del siglo XXI un servicio acorde al siglo XXI, en estos finales de noviembre, principios de diciembre encendemos una iluminación especial mientras sigue el deterioro del suministro en un barrio de la capital.
¿La contaminación lumínica? Bien, gracias. Porque esa es otra: el cambio climático ha prolongado las estaciones del verano y el otoño, pero esta incongruencia negacionista sobre el cambio climático en la que vivimos nos trae la Navidad con tanta anticipación que la iconografía publicitaria nos presenta paisajes nevados mientras la realidad estira el vestuario de manga corta hasta casi mediado noviembre.
Es así como nos aprestamos a recibir la próxima semana a los participantes en la cumbre del cambio climático... ¡en Madrid! En Madrid, donde gobierna un alcalde que llevó a gala en su campaña eliminar las tímidas medidas de su antecesora para rebajar la contaminación. Ya solo falta que el discurso de bienvenida lo pronuncie ¡el primo de Rajoy!