El último tren
La opinión del periodista deportivo Rubén Cañizares
Como ya ocurriera ante el Atlético de Madrid hace tres semanas, el Granada CF mostró ayer, domingo, una de su mejores versiones frente a otro 'coco' de La Liga, el FC Barcelona, a pesar de la infinita y notoria diferencia entre ambos equipos. El 1-4 final no se puede calificar de resultado engañoso, pero lo tuvo que sudar el equipo de Luis Enrique hasta la expulsión de Uche Agbo en el minuto 82.
Hasta entonces, el inquietante resultado de 1-2 tenía al entrenador azulgrana con cara de pocos amigos en el banquillo de Los Cármenes. Solo los goles de Lombán en propia puerta y Neymar finiquitaron un partido que deja al Granada un poco más cerca del abismo, si es que no lo estaba ya. Con solo 27 puntos en juego, los rojiblancos están a ocho de la salvación, que ahora mismo marcan Deportivo de la Coruña, Leganés y Málaga. Casi nada.
Precisamente contra los gallegos tiene el Granada una última oportunidad para soñar con la Primera División. El miércoles, en Riazor, los rojiblancos disputan el partido más importante de sus seis años en la élite, mucho más incluso que aquellos dramáticos finales de Liga en Vallecas y Zorrilla: «Tenemos que dar una imagen similar fuera que la que damos en casa», dijo Lucas Alcaraz tras el partido contra el Barcelona.
El técnico granadino sabe que es imposible pelear por mantenerse en Primera sin competir lejos de Los Cármenes. Tres empates y doce derrotas, esos son los deprimentes números del conjunto andaluz cuando ejerce de visitante. Tres puntos de cuarenta y cinco posibles. Una broma de mal gusto. Pero también un reto. No hay mejor momento para sumar la primera victoria a domicilio que ante un rival directo y cuando los puntos valen más que nunca. Es el último tren de Primera. Ahora o nunca, Granada.