El varapalo de Gijón une al vestuario del Granada CF
“Apelo al orgullo que vi en las caras de mis jugadores”, comentaba Cordero ante el doloroso empate que se cosechó en El Molinón
El pasado martes, el Director Deportivo del Granada CF, Juan Carlos Cordero, compareció ante los medios debido a las acusaciones que reflejó en el acta arbitral Álvarez Izquierdo referente a supuestos insultos en actitud amenazante tras el partido ante el Sporting.
Juan Carlos Cordero lo negó todo, como ya haría el técnico Sandoval el mismo lunes por la noche en El Larguero. Pero eso ya es pasado, como también lo es el episodio de Rubén Pérez, aún en tensión por el empate, determinando como una vergüenza el arbitraje que vivieron en el Molinón. El de Écija, inmediatamente, ya más frío, pidió disculpas en un par de tuits, y también en declaraciones en Tiempo de Juego, un gesto que le honra.
Se acabó hablar de arbitrajes, “vamos a hablar de fútbol”. Con esta frase demandaba Cordero olvidar lo sucedido en Gijón, y pensar en el partido ante el Real Betis, posiblemente de las primeras finales del equipo con el objetivo de encontrar una victoria que se resiste desde Getafe.
Cordero, en la rueda de prensa antes mencionada, habló de cómo estaban sus jugadores tras el partido: “Apelo a ese orgullo que vi en las caras de mis jugadores ayer”, en referencia al partido del pasado lunes.
“Entre ellos discutían del porqué de los último siete u ocho minutos, hubo conversaciones importantes dentro de ese vestuario, de dolor, y seguro que se van a unir mucho más”, comentaba con seguridad y cierto optimismo el dirigente nazarí.
Cordero habló del dolor de un vestuario, de orgullo y porqués, de discusiones, de decir las cosas a la cara de alguna forma. Se habló de unión. Dicen que una tragedia o desgracia, a veces, provoca episodios positivos y de bienestar. En el fútbol esto se puede traducir en que una derrota te puede espabilar para pelear y mejorar hasta la victoria, o bien, un partido que te hirió y te quitó dos puntos en el último minuto, por muchos errores propios y externos, te une con el pretexto de que no vuelvas a pasar por ese mal trago.
El vestuario del Granada CF experimentó esa situación el lunes. Las conversaciones que se produjeron en dicho vestuario sólo las saben los jugadores y los allí presentes. Sólo ellos saben qué sintieron cuando del 1-4 pasaron al 3-3 en apenas ocho minutos. El Betis se plantea como una ‘final para el futuro’. Ahora son nueves jornadas, pero las derrotas provocan inestabilidad, inseguridad y desconfianza que perjudican a largo plazo tanto anímicamente como físicamente. El Granada CF quiere olvidar la tristeza a base de victorias, y el varapalo del Molinón puede ser el nexo que una por la causa a unos jugadores ansiosos de alegría sobre el campo. El sábado, a las 18:15, Los Cármenes será testigo de la redención, o la condena del conjunto de Sandoval.