El yoga puede servir para aliviar los efectos secundarios del tratamiento del cáncer de próstata
Dos clases semanales pueden ser suficientes para reducir el cansancio y mejorar la función urinaria y sexual de los pacientes
Un trabajo de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos) ha mostrado que practicar yoga de forma regular puede resultar beneficioso para combatir los efectos secundarios que tiene el tratamiento del cáncer de próstata.
En concreto, según los datos publicados en la revista 'International Journal of Radiation Oncology, Biology, Physics', han visto que dos clases semanales pueden ser suficientes para reducir el cansancio y mejorar la función urinaria y sexual de estos pacientes, lo que también repercute en su bienestar social y emocional.
Todos los pacientes incluidos en el estudio se sometieron a un tratamiento de radioterapia durante 6 a 9 semanas y la mitad fueron asignados al azar para participar en un curso de yoga dos veces por semana, excluyendo a aquellos que ya practicaban estos ejercicios o quienes tenían un tumor en fase metastásica.
Cada sesión duraba unos 75 minutos y comenzaba con cinco minutos de técnicas de respiración y concentración, cerrando cada clase con cinco minutos de 'savasana', una posición común en el yoga. En cada sesión se combinaban sesiones sentados, de pie o agachados y se usaban apoyos en función de cada ejercicio o de las necesidades de cada paciente.
Para evaluar su mejoría se tuvo en cuenta el nivel de fatiga, para lo que cada paciente debía cumplimentar un cuestionario de 9 preguntas en el que evaluaban la gravedad de su cansancio y cómo les condiciona en su día a día.
El primer cuestionario lo realizaron entre dos y tres semanas antes de comenzar la radioterapia y luego dos veces por semana mientras estaban en tratamiento y una semana después del último día de terapia o de la última clase de yoga.
"Antes de que los pacientes comenzaran el tratamiento, los pacientes en ambos grupos estaban en el extremo inferior de la escala, lo que significa que tenían muy poco cansancio", ha reconocido Neha Vapiwala, investigadora principal de este estudio, pero a medida que avanzó el tratamiento se observó una mayor diferencia entre ambos grupos.
Así, los pacientes que practicaban yoga decían sufrir menos fatiga a medida que iban a más sesiones mientras que, por contra, los que no acudían se sentían cada vez más cansados conforme avanzaba su tratamiento.
"Los niveles de cansancio aumentan alrededor de la cuarta o quinta semana, pero eso no sucedió en el grupo de yoga", dijo Vapiwala, con el consiguiente impacto en su calidad de vida.
Asimismo, los investigadores también evaluaron ambos grupos en términos de su salud sexual, ya que hasta el 85 por ciento de los afectados por este tumor suele experimental algún tipo de disfunción sexual mientras están con la radioterapia, a menudo por el uso recurrente de la terapia de privación de andrógenos (ADT, en sus siglas en inglés).
LOS PROBLEMAS DE DISFUNCIÓN ERÉCTIL VAN MEJORANDO
El estudio utilizó un cuestionario que mide el índice internacional de la disfunción eréctil (IIEF), en el que las puntuaciones van de 0-25. Las puntuaciones mayores de 21 se consideran normales y las inferiores a 12 indican una disfunción que puede ir de moderada a grave.
Ambos grupos comenzaron con puntuaciones de alrededor de 11 pero, mientras que los pacientes del grupo del yoga terminaron con una puntuación más elevada, en los que no lo practicaban el problema se iba agravando a medida que avanzaba el tratamiento.
"Se sabe que el yoga fortalece los músculos del suelo pélvico, que es una de las teorías que pueden explicar por qué este grupo no demostró puntuaciones más bajas, como se ve en el grupo control", según Vapiwala, lo que también podría explicar la mejoría también observada en la función urinaria.
La investigación también encontró que mientras el bienestar emocional de ambos grupos aumentaba a medida que los pacientes iban avanzando su tratamiento, las puntuaciones del grupo de yoga lo hizo más rápido que el grupo control.