El Zenete, un barrio cuesta abajo
Granada Digital se da una vuelta por la colina del Zenete, la "hermana pobre" del Albaicín. Hablamos con alguno de sus vecinos quienes nos muestran el profundo deterioro de sus calles y se quejan del olvido crónico de las instituciones hacia esta zona. Por su parte, Isabel Nieto, alcaldesa en funciones y concejala de Urbanismo expone las dificultades que encuentran desde el Ayuntamiento para rehabilitar el Zenete y denuncia el "enorme incivismo" de algunos de sus vecinos
Caminar por las cuestas y callejones del Zenete es transportarse a otro mundo. A cinco minutos de la Gran Vía o de la 'hiperturística' Calderería encontramos todo un barrio con cerca de un milenio de historia a sus espaldas y al que Granada parece dar la espalda. El Zenete es la ladera de la colina del Albaicín que mira a Granada. Para conocer su origen hay que remontarse a la Granada medieval. El ‘Sened’ era un barrio extramuros bajo la Alcazaba Qadima, uno de los centros del poder zirí y nazarí. Antaño, esta zona era una de las que mejor conservaba la estructura urbana islámica, con sus placetas, cobertizos y casas de paso, tal y como siguen recordando algunos mayores del lugar. Hoy, el Zenete no ha corrido la misma suerte que otras del Albaicín. Hasta ella no han llegado todavía inversiones, proyectos ni mejoras significativas pese a englobarse en la zona nombrada Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1994.
Si iniciamos nuestro paseo por la cuesta de Marañas, que comienza en la cuesta de las ‘Teterías’, pronto llegaremos al Lavadero de la Manchega. “Lo que estaba llamado a ser la plaza principal del Zenete, el lugar de reunión y descanso de los vecinos se ha convertido en un basurero”, sentencia Lola Boloix, presidenta de la Asociación de Vecinos Bajo Albayzín. En este lugar podemos detectar los cinco problemas que van a ser una constante en nuestro paseo: basura acumulada en las esquinas, multitud de orines y heces, graffitis que saturan los muros, deterioro de edificios y mobiliario y, por último, auténticas marañas de cables que serpentean por las fachadas. En alguna ocasión los cables llegan a ras del suelo, lo que se torna en un verdadero peligro. Según Boloix, lo que vemos es el resultado de la desafortunada combinación del incivismo de algunos ciudadanos y la nula actuación de los poderes públicos. “No entendemos que desde las instituciones se quiera dar una imagen de un Albaicín perfecto y después se menosprecie el barrio de esta manera”, asevera Lola, muy crítica con los políticos. “Igual da el color del partido pues, ni Junta (PSOE), ni Ayuntamiento (PP) se ponen de acuerdo”. Tirando de hemeroteca, podemos leer en 2008 que la Junta de Andalucía invertiría ocho millones de euros en la recuperación del Zenete. Viviendas protegidas, locales comerciales, apertura y rehabilitación de calles, un centro cívico… por ahora, ni están ni se les esperan. La única actuación llevada a cabo es la apertura de un parking y el arreglo de la calle Zenete, la vía principal que atraviesa la ladera.
Seguimos avanzando y llegamos hasta uno de los lugares más desdichados de la zona, patrimonialmente hablando. El Aljibe del Zenete (1517) es reclamo deseado de vándalos y se encuentra íntegramente cubierto de pintadas. Se limpió el año pasado pero, a las pocas semanas, volvió a aparecer graffiteado y así continúa. Los jardines colindantes se han convertido en un vertedero. Pitas y chumberas, no ponen nada fácil a los operarios de limpieza municipales su tarea.
Uno de los principales potenciales de la ladera del Zenete son sus maravillosas vistas sobre Granada y la Vega. En el marco del Plan de Miradores, el Ayuntamiento decidió poner en valor para el turismo los miradores del barrio (Zenete y Lona), acondicionándolos e instalando en ellos unos paneles explicativos. Dos años después es imposible leer los paneles porque están destrozados. En el mirador del Zenete, además, se acumulan las basuras, las pintadas e, incluso, trozos de cristales pegados en la pared que alguna mente brillante ha decido colocar allí. Desde la AA.VV Bajo Albayzín se preguntan por qué se invirtió en unos miradores que se han abandonado después, olvidando además otras necesidades urgentes de la zona. “El modelo de barrio como parque temático para turistas es un error muy grave, los vecinos no queremos un barrio así”, dice Boloix mientras señala al tren turístico que intenta girar con dificultad en una estrecha calle con el consiguiente atasco detrás.
En el Mirador de la Lona nos encontramos con Marisa y Juanjo, dos vecinos. Él lleva 23 años viviendo en la zona. “Creo que el principal problema de la zona es la despoblación. He visto a muchos amigos irse del barrio”, nos comenta Juanjo. Lamenta que ya no exista vida en la zona. “Es como un barrio fantasma. La ventaja que se saca de todo esto es la tranquilidad. Tranquilidad absoluta”, asienten ambos. Muy cerca llegamos hasta el lugar donde la Cuesta de la Alhacaba delimita la colina del Zenete. Allí, frente a la Puerta Monaita, nos encontramos con Pedro, joven turista madrileño: “me está gustando mucho Granada, pero estoy notando también mucho descuido. Me parece surrealista que haya restos medievales pintarrajeados y la verdad es que es muy chocante la suciedad que se ve en esta zona”. La Puerta Monaita, del siglo IX, lleva más de un año con los mismos graffitis. Aquí parten las murallas ziríes y en la lista roja de la UNESCO por degradación total. Pero eso es ya otro asunto...
OBSTÁCULOS PARA LA RECUPERACIÓN
Hablamos ahora con Isabel Nieto, alcaldesa en funciones y concejala de Urbanismo. Nieto reconoce el problema de degradación del Zenete y asegura que desde el Ayuntamiento tienen preparado un plan integral de recuperación del Albaicín a la espera de que se convoquen los fondos europeos URBAN. “El camino para la recuperación del Albaicín es muy difícil”, afirma la edil, que alude a los obstáculos continuos que ha puesto la Junta de Andalucía para recuperar el Zenete y el incumplimiento de los planes y plazos que se propuso. Preguntada sobre la suciedad y el deterioro de las calles que nos ocupan, Nieto está convencida de que el problema es el “enorme incivismo” de una parte de los vecinos del barrio. Afirma que el Ayuntamiento cumple con sus tareas pero que la desidia de algunos impide cualquier progreso. “Todos los años se limpia el Aljibe del Zenete en convenio con la Fundación Agua Granada, pero a los pocos días vuelve a aparecer lleno de pintadas y de suciedad”, lamenta.
“En Granada no tenemos dos lugares Patrimonio Mundial por separado, tenemos uno solo: Alhambra y Albaicín. Desde Europa, el Estado y la Junta debe prestarse atención a las dos colinas por igual”, declara. Ella es de la línea de que el dinero que reporta el turismo en la Alhambra debería favorecer al Albaicín, los famosos ‘dos euros’. La concejala también ha señalado que es prioridad mejorar la accesibilidad y facilitar la rehabilitación de viviendas a los vecinos. “¿De qué le sirve a alguien una subvención de la Junta para renovar las ventanas cuando el techo se le está cayendo a pedazos?”, sentencia Isabel Nieto. A pesar de la dificultad, la edil ve luz al final del túnel y señala el buen entendimiento que, por ahora, se está teniendo con el nuevo director del Patronato de la Alhambra, Reinaldo Fernández-Manzano.
Terminamos nuestro reportaje dejándonos caer por las silenciosas callejas que van a desembocar a la calle Elvira, cuesta abajo. El barrio del Zenete parece dormido, aletargado por el calor del verano. Los numerosos solares transmiten una sensación de soledad al caminante. La esperanza es lo último que se pierde, dicen, y el caserío desparramado por la ladera sigue esperando una mano salvadora que le saque del abandono y el olvido.