Un triunfo histórico fraguado en los feudos de voto socialista
El Partido Popular conquista bastiones como Maracena, Armilla, Baza o Loja, tradicionalmente en manos del PSOE
De un mapa teñido de rojo a uno completamente azul. Aunque las elecciones autonómicas de 2018 no sirvieron para que el PSOE pudiera prolongar cuatro años más su 'reinado' en Andalucía, sí que arrojaron una victoria clara de los socialistas. Clara en la lectura por partidos, que no en la lógica de bloques.
Hace cuatro años, Juanma Moreno rompió el hielo y todo el mundo empezó a referirse a aquello con sustantivos como 'cambio' o adjetivos como 'histórico'. Cuatro años después vuelven a ser de uso común. Ahora se sabe que el cambio definitivo no llegó en 2018, sino que apenas comenzaba a fraguarse como un punto de inflexión.
El cambio definitivo se ha consumado en este 19J. De una derrota, aunque muy dulce, a una aplastante mayoría absoluta que evidencia una permuta de paradigma en la tendencia del voto andaluz. La comunidad le ha perdido el miedo a la papeleta azul y, por ende, al turnismo político, tan cotidiano en otros territorios, tal y como demuestran las opiniones ciudadanas expresadas en el vídeo que acompaña a esta noticia.
Más de un año después de entrar en San Telmo, las encuestas seguían reflejando que en unas hipotéticas elecciones andaluzas ganaría el PSOE, aunque sin capacidad para sumar. Juanma Moreno ha sabido voltear esa fotografía del momento con un discurso alejado de la estrategia frentista de otros líderes de su mismo partido como Isabel Díaz Ayuso y con un marcado 'acento' andaluz.
El entrecomillado no es baladí. El líder de los populares no ha renunciado a la centralidad, pero tampoco a un nuevo modelo que recupera el andalucismo desde el centroderecha, y que tanto y tan bien le funcionó a socialistas como Manuel Chaves o el propio Griñán. Ese mismo objetivo lo persiguieron durante años todos sus predecesores. Desde Hernández Mancha hasta Teófila Martínez, pasando por Gabino Puche y, sobre todo, Javier Arenas, el hombre que intentó articular un PP andaluz 'a la gallega'.
Victoria del PP en los graneros de voto socialista
El Partido Popular ha ganado en todas las provincias de Andalucía. También en Sevilla y Jaén, históricos feudos socialistas y, en el caso de la primera, la tierra de Juan Espadas, hasta hace poco alcalde de la capital hispalense. Todos los graneros de voto socialista han saltado por los aires. Incluidos los de la provincia de Granada.
Así lo demuestra el mapa interactivo del portal especializado Porcentual que acompaña a este texto. Basta con pasar de la pestaña de 2018 a la de 2022 para comprobarlo. De los 174 municipios de la provincia, el PP ha ganado en 121. En 2018 apenas pudo hacerlo en 35. Hasta 80 de esos 121 fueron en 2018 del PSOE.
Especialmente sorprendente es el sorpasso en los municipios de la cornisa norte. Muchos de ellos, de una larga tradición de voto de izquierdas. Es el caso por ejemplo de Atarfe, donde en las anteriores autonómicas los populares fueron la cuarta fuerza con un 13,96% de los votos frente al 25,63% del PSOE. A la zaga de los socialistas, Ciudadanos (22,32%) y Adelante (19,38%). En este 19J, la primera fuerza ha sido el PP (37,31% y 2.754 votos), seguida del PSOE (25,32% y 1.869 sufragios).
Caso parecido se da en Maracena, no solo por ser un bastión socialista, sino porque, además, es el municipio cuyo alcalde es Noel López, 'número uno' de los socialistas para estos comicios y secretario de Organización en la ejecutiva de Juan Espadas. En Maracena, el Partido Popular fue cuarta fuerza en 2018 con 1.480 votos. Le superaron, igualmente, PSOE (2.623), Ciudadanos (1.997) y Adelante (1.974).
Como curiosidad, cabe reseñar que el Partido Socialista ha mejorado sus resultados en este municipio, pasando de aquellos 2.623 votos hace cuatro años a los 2.707 de 2022. No obstante, el 'tsunami' de Juanma Moreno ha sido tal que incluso le ha permitido arrasar pese al crecimiento de Vox, robando votos sobre todo a Ciudadanos hasta colocar al partido conservador en 3.733.
Fenómenos parecidos se han registrado en otros núcleos del Área Metropolitana como Peligros, Pulianas, Santa Fe o Chauchina. Ha resistido Pinos Puente, pero no Armilla, donde gobierna la socialista Loli Cañavate y con su exalcalde Gerardo Sánchez como 'número tres' del PSOE-A por la provincia de Granada. En 2018 se registró un empate técnico entre Ciudadanos (2.325 votos) y PSOE (2.272). Como en Maracena, aquí los socialistas han obtenido más votos en 2022 (2.635), pero el descalabro de Ciudadanos (374) ha espoleado al PP-A hasta los 4.306.
Fuera del Cinturón, grandes ciudades de la provincia como Baza, Guadix, Loja, Salobreña o Motril también han cambiado el rojo del PSOE por el azul del PP. No así Almuñécar, que en uno y otro caso se tiñó del color del partido liderado por Juan Manuel Moreno Bonilla.
El caso de Vox
En la retórica de Vox, los resultados electorales no parecen medirse en función del tipo de convocatoria. Se trata de un partido de un marcado perfil centralista que, permanentemente, apela al cambio con discursos muy monocordes independientemente de si concurre a unas municipales, autonómicas o generales. Esto determina que sus votantes no encuentran matices reales para votarles o no con
Desde que ganó Juanma Moreno, no han parado de sucederse las extrapolaciones de voto en unas hipotéticas generales. Algunos incluso aventuran a afirmar que el voto al líder malagueño es uno de castigo a Pedro Sánchez. Los expertos recomiendan no hacer ese tipo de reglas de tres, mas con la particularidad de Vox, y su propia comparación de datos entre comicios de diferente índole, la cosa cambia.
La cuestión es cómo han evolucionado los resultados del partido de ultraderecha en la provincia desde su primera gran aparición en la política española, que fue precisamente en las elecciones autonómicas de 2018, cuando rompió el molde para conseguir 12 escaños. ¿Realmente va a más o se puede considerar esta mayoría absoluta del PP como un techo electoral para la formación de Abascal y Olona?
La respuesta está en todos esos comicios que han ido sucediéndose desde las autonómicas de hace cuatro años. Entonces, Vox cosechó 396.607 votos en toda Andalucía por los 493.932 de esta vez. La cuestión es que casi 100.000 sufragios después, dicha diferencia apenas le ha servido para mejorar en dos escaños.
A nivel granadino, el partido ha pasado en cuatro años de ser quinta fuerza con 46.952 votos a tercera con 64.031. Mas cabe destacar que en las generales de abril de 2019 fueron 73.914 al Congreso y solo siete meses después ya rozaba la barrera de los 100.000 con 99.928. Eso sí, en mayo de aquel mismo año apenas obtenía 36.903 votos en las Europeas y 23.127 en las municipales.
Así, cabe entender una oscilación del voto de Vox en todo este tiempo, pero con síntomas de colapso o, cuando menos, de agotamiento. En un escenario tan marcadamente personalista y en clave nacional, la formación de Santiago Abascal podría no tener demasiado éxito de cara a las siguientes locales como los partidos tradicionales, véase PP y PSOE, aunque todo son especulaciones mientras no se abran las urnas. La vuelta del bipartidismo que tanto barruntan algunos analistas políticos parece que va perfilándose.