Emergencia global, iniciativa joven

El concejal del grupo socialista en Granada Eduardo Castillo participa a GranadaDigital de su alegría por el papel de la juventud en defensa del clima y reclama al gobierno local que se sume a la lucha

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Manifestación del pasado 27 de septiembre en Madrid, en la huelga mundial por el clima | Foto: Wikipedia
GranadaDigital
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Nos hemos acostumbrado, como a una letanía, a oír hablar de la indolencia de los jóvenes, de su abulia presente y ante el futuro o del hastío que muestran ante los problemas cotidianos. La etiqueta nini se generalizó hace unos años para definir a jóvenes que no trabajaban ni estudiaban; también se han referido a una generación reciente de jóvenes como “la generación del botellón”. Decenas de clichés, alimentados por tertulianos, articulistas y “teóricos” principalmente de las derechas, han arbolado el imaginario colectivo sobre la juventud en la última década. Nada más certero que la realidad para romper tópicos.

El viernes 27 de septiembre millones de personas, en 150 países se manifestaron en la Huelga Mundial por el Clima. El viernes 20 de septiembre decenas de miles de personas en toda España llenaban las calles pidiendo a las instituciones la declaración de Emergencia feminista ante el atroz reguero de víctimas que la violencia machista ha dejado en los últimos meses en nuestro país.

La mayoría de manifestantes que llenaron durante estas dos jornadas de reivindicación las calles de nuestro país eran jóvenes. Reclaman medidas inmediatas: declaración de la emergencia climática y de la emergencia feminista. Millones de personas en todo el mundo, sobre todo jóvenes, están alertando sobre los peligros que han causado y causarán los abusos cometidos durante décadas contra nuestro planeta. Decenas de miles en nuestras calles exigen una sociedad igualitaria, después de siglos de violencia hacia las mujeres, de machismo, de patriarcado.
Los y las jóvenes piden ser escuchados, ser partícipes de las decisiones que toman sus gobiernos -locales, autonómicos o nacionales- porque serán, en el futuro, los herederos de todo lo positivo y de todo lo negativo que hagamos en el presente.

La certera frase, aunque manida por lo recurrente, “piensa en lo global, actúa en lo local”, nunca tuvo más vigencia que en la actualidad. Un importante triunfo de la izquierda fue su apuesta decidida por el municipalismo y, dentro de este, considerar las políticas de juventud como transversales al resto de áreas de gestión.

Granada es una ciudad con una población flotante joven muy numerosa. La Universidad de Granada es de las más prestigiosas de nuestro país y uno de los motores económicos de la provincia. Una ciudad universitaria y joven pero con una historia y un patrimonio milenario, lo que genera un caldo de cultivo óptimo para la producción cultural y artística.

Hace algo más de un año que desde el gobierno socialista del Ayuntamiento de Granada recuperamos, después de más de veinticinco años de inactividad, el Consejo Municipal de la Juventud; el principal órgano de interlocución de la juventud granadina con su administración más cercana.

Apostamos por la cultura, convirtiendo a Granada en un referente nacional de la música en directo. También por el deporte, con la designación de Granada como Ciudad Europea del Deporte.
Cerramos, hizo tres años este pasado septiembre, el infausto botellódromo. Un espacio alienante para nuestros jóvenes pero también para nuestra ciudad. Un lugar del que avergonzarnos, pues de vergüenza era recluir, arrinconar a los jóvenes en un infame gueto insalubre. Hace un año comenzó su recuperación como plaza “Granada Ciudad Europea del Deporte”. Igual que el antiguo botellódromo simbolizaba un modelo de ciudad, la del botellón y las despedidas de soltero, la de los regueros de alcohol y orín, cambiar su uso y hasta su nombre también tiene un valor simbólico y detrás existía un firme propósito de ofrecer un ocio saludable y enriquecedor para la juventud granadina.

Hoy nos volvemos a encontrar con un espacio descuidado y con una política de juventud inexistente. El gobierno del Partido Popular y Ciudadanos no ha convocado ni un solo consejo municipal, no han presentado ni una sola iniciativa para la juventud de nuestra ciudad. No están y, lo peor, no se les espera.

Tienen la obligación ineludible de convocar el Consejo Municipal de la Juventud, de dar voz a jóvenes que están reclamando no sólo que se los escuche sino ser partícipes de las soluciones. Más allá de calendarizar actividades deben construir un modelo de ciudad participado con nuestra juventud.

Mientras tanto guardaremos la esperanza de que el marasmo en el que vive sumido el gobierno municipal no es contagioso y la juventud granadina sale a las calles a reivindicar un mundo más justo y más sostenible.