Las empresas dedicadas a la Semana Santa calculan pérdidas de un 80% de ventas
Artesanos, floristas, peluqueros, entre otros, se han visto afectados por segundo año consecutivo por la cancelación de las procesiones
Amanece un nuevo Lunes Santo, pero la pandemia del Covid-19 que entró arrasando nuestras vidas hace algo más de un año ha hecho que por segundo año consecutivo los devotos se levanten con el mal sabor de boca de no poder ver a sus titulares recorriendo las calles de Granada. Y, en esta ocasión, la maltrecha lluvia a la que tanto temen los cofrades no será la causante.
Un Lunes Santo donde abre los cortejos la hermandad del Santísimo Cristo del Trabajo y Nuestra Señora de la Luz, del Zaidín. Del Realejo sale en carrera oficial la Cofradía de la Oración de Nuestro Señor en el Huerto de los Olivos y María Santísima de la Amargura. Desde la Parroquia de Santa María Magdalena, inicia su recorrido Nuestro Padre Jesús del Rescate. La Virgen de los Dolores se suma a las imágenes religiosas que llenan de color, olor y tradición las atiborradas calles del centro. Y la hermandad más veterana de este Lunes Santo, la Muy Antigua, Real e Ilustre Hermandad Sacramental del Santísimo Cristo de San Agustín, completa su estación de penitencia cerca de la media noche en el Convento del Santo Ángel Custodio.
Sin embargo, el sentimiento desde primera hora de la mañana de todos los amantes de la Semana Santa hoy es muy diferente. El coronavirus les ha robado por segunda año consecutivo la posibilidad de vivir estos días tan especiales para ellos. Pero no solo ha afectado a devotos y cofrades, también a todos esos sectores económicos que veían en estos siete días una de sus mayores fuentes de ingresos de todo el año y no solo por el aumento de turistas en la ciudad.
Se trata de empresas de artesanía, de producción y venta de ciriales, floristerías, peluqueros, costureras... incluso las propias bandas de música se han visto afectadas por segundo año consecutivo por la cancelación de las procesiones de Semana Santa y de algunos de los actos organizados por las hermandades y cofradías. Todos estos negocios tenían puestas sus esperanzas en poder celebrar esta festividad y que sirviera como revulsivo económico a la maltrecha temporada, aunque coinciden en que no les ha pillado desprevenidos. Algunos de esos negocios los hemos concentrado en el vídeo que acompaña a esta noticia y que se puede ver en este enlace del canal de Youtube de GranadaDigital.
Tal y como explica Pilar Martínez Sáez de Tejada, propietaria de Floristería Verdegal, especialistas en los arreglos florales de tronos y altares de culto, estos días representan entre un 30 y un 40 por ciento de los ingresos del negocio, que completan con celebraciones como bodas o comuniones -la mayoría también canceladas durante los últimos 365 días a causa de las restricciones y el aumento de los contagios entre la población.
“Hemos pasado momentos muy duros. Cuando cerramos el 13 de marzo de 2020, yo ya tenía previsto género para San José, la Encarnación y la Semana Santa. Habíamos hecho un pedido de plantas a Valencia y a Holanda que tuvimos que pagar por adelantado y tuve que regalarlas y llevármelas a casa para no tener que tirarlas", recuerda Pilar durante una entrevista a GranadaDigital, en la que explica que decorar un paso son entre 1.500 y 2.000 euros -dependiendo de las dimensiones y del tipo de flores que elija la junta de gobierno de la cofradía- y trabajan mínimo en un paso por día, así que solo hay que hacer los cálculos del menoscabo en la facturación que han tenido en las dos últimas temporadas.
En la misma situación se encuentra Miguel López Mariscal, gerente de Artesanía Alcaicería, quien nos cuenta que la semana pasada recibió unos 3.000 euros en mercancía de un pedido que había realizado a finales de 2020. "Nunca pensé en que fuéramos a seguir en esta situación a estas alturas del año e hice mi pedido con toda la ilusión del mundo. Pero tendré que guardarlo para el año que viene, porque es cuestión de supervivencia", dice entre bromas, aunque vuelve a ponerse serio cuando se le pregunta por las pérdidas económicas que esta situación está suponiendo para su negocio.
“Nos dedicamos a la imagen religiosa y a la miniatura cofrade y teníamos muchos clientes que venían a hacer la miniatura del paso de su cofradía, pero este año entre que tenemos horario reducido porque no tenemos cliente de mostrador y no merece la pena estar abiertos la jornada completa y que hemos notado que, al no haber estación de penitencia, la motivación es menor, pues podemos hablar de un 85 o un 90 por ciento menos de venta con respecto a 2019, teniendo en cuenta que en un día normal de esta semana podíamos vender unos 1.000 euros y ahora necesitamos 12 días para hacer la misma facturación”, lamenta Miguel, quien reconoce estar preocupado por cuando tenga que volver a recuperar a toda la plantilla incluida en ERTE.
En el caso de Francisco Rivero, su taller de velas y cirios ha pasado de ocupar toda una nave industrial a un pequeño local en el que solo trabaja él cuando sale de la tienda que tiene en la zona de la Catedral, uno de los puntos con mayor afluencia de gente en esta época y durante todo el año. Ahora, rara vez le entra algún cliente, si no es como ha pasado durante la entrevista que le hemos realizado, que el párroco de alguna iglesia cercana se acerque para comprar unas cuantas velas con las que iluminar sus altares.
"Esto nos está matando. Estamos sobreviviendo, tirando de otras fuentes económicas y aguantando como se puede porque estoy a cinco años de jubilarme y ya no puedo encontrar ningún otro trabajo, pero estamos haciendo un 80 por ciento menos de facturación, que es una barbaridad para un negocio como este", explica el dueño de Cerería Rivero.
Pepa Amador nos atiende por teléfono desde su casa-taller de costura. Se ha marchado a vivir a un pueblo del área metropolitana por el miedo a los contagios y asegura que allí está mucho más tranquila aunque echa de menos la ciudad. Desde hace 30 años es hermana de la Santa Cena y se ha dedicado a coser los hábitos de nazarenos, hermanos mayores y monaguillos de muchas de las hermandades que durante estos días realizan su estación de penitencia en las calles de Granada. En su caso, lo hace por mantenerse ocupada porque con la pensión de jubilación puede vivir tranquila, pero también ha notado esta ausencia. "Hasta 20 trajes he tenido que coser en años anteriores y llevo dos años en los que no tengo nada trabajo".
Para las peluquerías esta suspensión también ha supuesto un varapalo. Sobre todo de las que se dedicaban a poner las tradicionales mantillas de las camareras que acompañan a los pasos de Virgen de las Cofradías. Gustavo Martín es uno de esos estilistas especializados en esta tarea y que está viendo mermado su trabajo en esta Semana Santa sin aglomeraciones ni pasos ni carrera oficial. "De 15 ó 20 mantillas que pudimos tener en 2019, este año no se han puesto y lo hemos notado porque no deja de ser un evento más que nos supone una fuente importante de ingresos", apunta Gustavo que, además, lamenta que desde las diferentes hermandades no se haya propuesto "seguir el ejemplo de Sevilla", donde las mujeres se visten de mantilla solo para pasear por las calles y visitar los templos. "Nos hubiera ayudado a recuperar alguna de esas clientas".
Una situación dramática, tal y como reconocen todos los protagonistas de este reportaje, que a pesar de todo hacen un esfuerzo por mostrarse positivos de cara al futuro más inmediato y confiar en la responsabilidad de todos para que esta situación no se extienda a una tercera Semana Santa.