En Granada capital ‘sobreviven’ alrededor de 150 cabinas de teléfono | Vídeo
La extensión de la telefonía móvil y la aparición de los locutorios ha provocado una caída media interanual del uso de las cabinas en un 40% en los últimos tres años
Forman parte del mobiliario urbano, pero a veces pasan desapercibidas. Las cabinas telefónicas han sido hasta hace relativamente poco el único medio de muchos ciudadanos para comunicarse. El teléfono móvil, hasta hace una década, era un 'lujo', y la comunicación entre personas, más allá de un encuentro físico, quedaba limitada a las llamadas telefónicas, realizadas desde teléfonos fijos situados en las casas, empresas y lugares públicos. Surgió, por tanto, la necesidad de implantar estas cabinas de teléfono por todo el territorio nacional, y así se hizo. España 'plantó' en sus calles más de 100.000 cabinas.
Las cabinas tuvieron su época dorada pero ya no. Ahora la sociedad está hiperconectada y a un clic de distancia. Servicios como WhatsApp, Telegram, Skype y otros más han facilitado la comunicación. La generalización de la telefonía móvil y el elevado coste del mantenimiento de las cabinas han hecho que estas ‘reliquias urbanas’ se hayan vuelto totalmente prescindibles.
En Granada capital se pueden encontrar disponibles alrededor de 150 de estas cabinas, según datos de Telefónica. En Andalucía, 5.200. En España, el número de cabinas telefónicas ha descendido de 52.800 cabinas en 2006 a 18.400 en 2016.
¿DESAPARECERÁN?
La utilización de estos teléfonos ha bajado considerablemente. La extensión del uso del móvil ha provocado una caída media interanual sostenida del orden del 40% en los últimos tres años, según datos de Telefónica, que apunta que este “fenómeno era previsible, ya que, aun teniendo en cuenta los posibles crecimientos del uso de las telecomunicaciones, una parte importante del público objetivo de los teléfonos públicos es el mismo que tiene a su alcance y utiliza los servicios móviles, cada día más baratos y populares”.
La liberalización de la telefonía de uso público y de los servicios móviles en 1994, sumado a la aparición de los locutorios que afloraron años atrás, ha supuesto, junto a la extensión del uso del móvil, un notable cambio y el principio del declive de la telefonía de uso público con tasas interanuales del -20% de caída. La enorme bajada del precio del móvil ha provocado una caída interanual sostenida del orden del -40% en los últimos tres años.
La cabina es un eslabón del Servicio Universal de Telecomunicación, cuyo reglamento obliga a Telefónica a mantener la telefonía de uso público, una actividad iniciada por algunos operadores y que en la actualidad han abandonado de su oferta de servicios dada la baja rentabilidad y tendencia de los ingresos.
Telefónica, como heredera del servicio público, tiene el compromiso de ofrecer el denominado servicio universal de las telecomunicaciones regulado por el R.D. 726/2011 artículo 32 y que nos lleva a tener un cierto número de cabinas en el dominio público hasta el 31 de diciembre del 2016.
Consciente de la situación deficitaria, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha remitido este año un informe al Ministerio de Industria, Energía y Turismo en el que le aconseja que revise la conveniencia de mantener las cabinas dentro de las obligaciones del servicio universal de las telecomunicaciones. Por ello, Industria deberá revisar antes de final de año las condiciones y los operadores que deben hacerse cargo del servicio universal de telecomunicaciones. Y todo apunta a que finalmente relajara la norma de instalación de cabinas salvo en casos excepcionales (municipios muy pequeños o de difícil acceso), de forma que los teléfonos públicos ya no se incluirán dentro de las obligaciones del servicio universal.
LAS VIRTUDES DE LAS CABINAS
Una cabina de teléfono da servicio a los usuarios las 24 horas del día y los 365 días del año. Los teléfonos situados en la vía pública no necesitan batería y siempre tienen cobertura. Además, si una persona no dispone de saldo suficiente y tiene una urgencia, las cabinas le permiten de forma gratuita contactar con los servicios de emergencia residenciados en el 112. Esta prestación no suele darse en otros países.
La cabina facilita el cobro al usuario admitiendo varios medios de pago, incluyendo moneda o tarjeta chip de cabinas. La cabina permite llamar mediante tarjetas prepago de llamadas de otros operadores mediante servicio 900. Se aceptan monedas de todo tipo desde 5 céntimos a 2 euros, siempre realizando un cobro ajustado en función de las monedas introducidas por el usuario. Una ventaja que otros países como, por ejemplo, Francia y Bélgica no tienen. Allí, la mayoría de sus cabinas sólo admiten el pago con tarjeta.
Además, Telefónica permite la compra y uso de tarjetas prepago de tráfico internacional de bajo coste de otros operadores de telecomunicaciones.
HISTORIA DE CABINAS
“Hace años que no la utilizo”, esa es la respuesta más común que nos encontramos cuando le preguntamos a los ciudadanos por el servicio de las cabinas telefónicas. “Recuerdo que una vez me gasté más de 500 pesetas llamando a través de una cabina”, nos relata Juan mientras mira con nostalgia el aparato. “Estaba buscando un piso para alquilar. No tenía móvil y me acuerdo que me tiré toda la tarde enganchado a uno de estos teléfonos para llamar a todos números que había anotado de la zona”, recuerda el hombre.
Paula no las ha utilizado. Tiene 18 años y, desde los 13 ha tenido móvil, por lo que no ha se ha visto obligada a utilizarla. “Si me quedo sin batería y tengo que hacer una llamada urgente, imagino que la utilizaré”, responde esta granadina.
Álvaro recuerda las leyendas urbanas que rodeaban a estos aparatos.“Se decía que había gente que dejaba jeringuillas infectadas dentro del cajoncillo de la vuelta”, comenta a Granada Digital. “O también la típica broma de escupir o dejar un chicle dentro de este mismo cajoncillo”, añade.
Javier tiene un recuerdo un tanto doloroso con ellas. Fue a llamar en una cabina que, por actos vandálicos, tenía uno de sus paneles de cristal roto completamente, tanto que le pareció que sí disponía de él. Entró dentro y depositó las monedas. Javier, tras descolgar el teléfono, se apoyó con la mano en la pared ‘acristalada’ pero, como comentaba, no había cristal por lo que la caída fue inevitable.
¿FUTURO?
En otros países ya se están viendo propuestas interesantes que permiten dar de una segunda oportunidad a las cabinas telefónicas. Este mobilario urbano ha cambiado su fin y se ha convertido en puntos de carga de móviles, de acceso a intenet o de recarga de coches eléctricos. También ha renacido como zona para informar a los turistas con paneles informativos o, como es el caso de Japón, en acuarios.
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