¿En qué está el Alcalde?
Se dice que la capacidad de las personas se pone a prueba en las situaciones difíciles, esa aseveración la hemos podido experimentar todos en el período de confinamiento y, todavía ahora, en lo que estamos viviendo como consecuencia de la crisis de la pandemia y aún en lo que está por venir tendremos que echar mano de competencias y actitudes que nos permitan hacer esta incierta travesía con el menor daño posible. Muchas han sido las voces que han defendido la posibilidad de convertir esta crisis en oportunidades para repensar las formas y los usos de vida en los que estábamos. Tanto las personas como las organizaciones e instituciones están enfrentando retos de grandes dimensiones que pueden ir desde asegurarse la supervivencia hasta repensar lo modelos de relaciones, de producción y de desarrollo.
Cuando se trata de las administraciones del Estado a ellas les corresponde nada más y nada menos que velar , en el marco de sus competencias, por el interés general y ello pasa por equilibrar el reparto de los recursos y tratar de no dejar a nadie atrás para lo cual el correcto funcionamiento de los servicios públicos es pieza fundamental. Activar los dispositivos para dar respuesta a las necesidades y a la vez arbitrar soluciones nuevas a los nuevos problemas que van surgiendo. Si algo se ha puesto en evidencia en esta crisis es que la ciudadanía reclama de la política respuestas concretas a sus necesidades reales, no declaraciones altisonantes, ni guerrilla de redes mediante el twiter, es la hora del deber ser de la política, ahora más que nunca en nuestra historia reciente.
Decía Antonio Muñoz Molina con cierta desesperanza, hace unos pocos días, refiriéndose a Madrid, a propósito de cómo está siendo el retorno “a la normalidad” que estaba viviendo en “una ciudad posible que está siendo abolida antes de llegar a existir”, inevitablemente pensé en Granada y en cómo estamos viviendo esta extraña situación.
Lo primero que destacaría es la incomparecencia del Ayuntamiento en la realidad de la ciudad, la lejanía de quienes, las y los que más lo necesitan, la falta de diligencia y hasta de imaginación y sensibilidad para dar respuesta a necesidades básicas de quienes lo han pasado peor y de quienes han visto alterada su vida y comprometido su futuro.
En momentos de máxima emergencia social, los servicios sociales municipales han estado incomunicados sin posibilidad de conexión con los posibles usuarios, el comercio y la hostelería abandonados, excepto por el apoyo a empresas y autónomos del Gobierno de España, las gentes de la cultura abandonadas a su suerte y corriendo peligro de extinción.
Más aún, en pleno verano y en la situación sanitaria que tenemos, se han recortado dos millones de euros del presupuesto de limpieza con el efecto que todos podemos ver en calles y barrios de la ciudad y, en estos días, hemos conocido que van a subir los precios públicos de la Escuelas Infantiles municipales lo que va a constituir un amenaza a la universalización de la escuela pública en la etapa infantil y una carga en la línea de flotación de la corresponsabilidad y el impulso a los cuidados compartidos y con ello a la igualdad entre mujeres y hombres. No es de extrañar, a pesar del encomiable trabajo de las profesionales del Servicio de igualdad municipal, que ha posibilitado que la ciudad de Granada haya sido referente en esta materia y, que dispongamos de un V Plan Municipal de Igualdad que se aprobó por unanimidad con el anterior gobierno municipal socialista, que este esté abandonado a su suerte y que no haya habido liderazgo político para evitar que por primera vez se haya roto el consenso en las declaraciones institucionales del 8 de marzo Día Internacional de las Mujeres, o del 25 de Noviembre, que es el Día Internacional contra la Violencia de Género, o que en un momento en el que se ha alcanzado un consenso para aprobar los presupuestos municipales estos carezcan de perspectiva de género. Las políticas de igualdad no afectan sólo a la situación de las mujeres están relacionadas con el bienestar y la calidad de vida de toda la sociedad, son un instrumento además para la mejora de la convivencia y de la calidad democrática.
Además, por parte del Ayuntamiento no se ha producido ni una propuesta solvente ni una exigencia a la Junta, más bien un seguidismo, que resulta sospechoso por no responder a los intereses de la ciudad, ante actuaciones de la administración autonómica tan dudosas como el cierre de los centros de salud y con ello el desarme de la atención primaria, tan importante en esta fase de lucha contra la epidemia sanitaria, o el silencio ante la amenaza de instituciones de la ciudad como el Parque de las Ciencias o la Escuela Andaluza de Salud Pública.
Ante tanta incomparecencia e incompetencia por parte del Alcalde nos preguntamos dónde está, ya que no es donde la ciudad lo necesita, a lo mejor es pertinente la pregunta de ¿en qué está? Tanta aquiescencia con la Junta resulta sospechosa, conocida su desmedida ambición personal, así como su inconsistencia ideológica puede que haya algo de cierto en los rumores sobre que está preparando su inmediato destino de cara a cumplir el oscuro pacto de la alternancia con el PP en el gobierno de la ciudad.