Diego Martínez: "Que un niño se sienta orgulloso de ser del Granada es más importante que un ascenso"

GranadaDigital entrevista al entrenador del Granada CF en uno de los momentos más especiales de la historia del club rojiblanco

Entrevista a Diego Martinez entrenador del Granada CF
Diego Martínez lo tiene claro: 'Eterna Lucha' | Foto: Antonio L. Juárez
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Recién terminado el entrenamiento matutino y todavía ataviado con el atuendo propio del cuerpo técnico nazarí, con su ‘DM’ y el escudo del Granada CF a cada lado del pecho, Diego Martínez Penas (Vigo, 1980) se sentó frente a mí a una distancia prudencial, como ese central que da un paso atrás para coger impulso y despejar con más fuerza un balón. “A ver por dónde me sale éste con la de cosas que tengo yo que hacer”, debió pensar.

Aunque empezó respondiendo con yelmo, coraza, escudo y espada en ristre, Diego fue entrando poco a poco en calor y comenzó a despojarse de la armadura, dejando algo de piel a la vista. Por mi parte, traté de desnudarlo del todo dirigiendo nuestra batalla dialéctica en forma de entrevista más hacia la persona que hacia el entrenador, si es que existe alguna diferencia. La cosa evolucionó tan bien que terminamos fumando la pipa de la paz en un off the record que para mí se queda.

Diego Martínez no sólo es el artífice de este histórico Granada recién ascendido, con 33 puntos en 24 jornadas, que llegó a ser líder y ahora tiene serias opciones de meterse en una Final de Copa del Rey. Eso ‘sólo’ son hitos futbolísticos. Más allá de eso, Diego Martínez es el líder del equipo que, con la ‘Eterna Lucha’ por bandera, ha devuelto la ilusión a esta ciudad y, lo más importante, ha conseguido que los niños vuelvan a enfundarse con orgullo la rojiblanca horizontal. Y ese legado sí que es eterno.

Este es el resultado de su resonancia de alma:

Siempre se le pregunta cómo están los jugadores, pero ¿cómo se encuentra usted?

Muy feliz y orgulloso. Físicamente, bien, algo cansado por toda esta racha de partidos, pero eso te hace más fuerte. Bendito problema. Ojalá en mi carrera tenga que jugar muchas veces miércoles-domingo.

Una de las primeras cosas que uno aprende al empezar en este oficio es que no se debe encariñar con un entrenador. ¿Qué le parece?

No creo que eso suceda. La relación entrenador-periodista es una relación profesional y, afortunadamente, la nuestra aquí es cordial, afable y positiva, pero cuando toca criticar el periodista lo hace y el entrenador tiene que responder y defender los intereses de su equipo. Siempre desde el respeto y la cordialidad, o al menos debería ser siempre así.

¿Con qué soñaba Diego Martínez de niño?

Con ser futbolista.

¿Qué pasó?

Que el balón no me hacía caso. Pero los sueños se van transformando. El germen era la pasión por el fútbol, me gustaba lo que es el juego en todas sus dimensiones. Esa pasión fue evolucionando en observar, analizar, ver las claves tácticas, etc. Tenía inquietudes siendo jugador cadete muy relacionadas con el juego que mis compañeros no tenían. Consumía todo tipo de fútbol, menos mal que no era esta época, porque no había tanta oferta, pero sí que buscaba ver todos los partidos posibles.

¿Cómo empezó a jugar?

En fútbol sala, en el Celta, con 5 o 6 años. Y llegué hasta Tercera División.

Alguien dijo una vez “si tengo limones, hago limonada; si tengo naranjas, hago naranjada”. ¿Qué tiene en este Granada?

La frase no es mía, eh (ríe). Se la copié a Luis Casimiro, estando en Sevilla tuve la oportunidad de coincidir con él y se la tomé prestada.

Lo más importante que tenemos es un equipo en mayúsculas, un grupo de jugadores que cree en la idea de juego y tienen un compromiso enorme por la manera de vivir, de entrenar, y eso son ya valores suyos, no tanto nuestros. A nivel futbolístico es la coherencia entre lo que se ha dicho y lo que se ha hecho. Nadie puede prometer resultados, pero a nivel de rendimiento y de valores que transmitimos, creo que hemos cumplido y superado las expectativas. Y, sobre todo, la diferencia entre lo que hemos dicho, intentado y hecho es mínima.

¿Y pensado? ¿En algún momento llegó a imaginarse esta situación a estas alturas?

No pienso mucho a largo plazo. Siempre espero lo mejor del equipo, claro, pero en el corto plazo eso no te vale, lo que vale es estar a la altura del sueño y de la mejor versión. Que tu día a día, tu esfuerzo, tu concentración y tu dedicación estén a la altura día tras día, que hagamos de eso un hábito y que la excelencia en sí sea un hábito.

La excelencia te acerca a exprimir al máximo esa limonada (ríe), pero esto es un juego, hay un oponente y quién sabe. El resultado es la consecuencia de muchas cosas. Eso sí, te garantizo que desde el primer día dormimos muy bien y con la conciencia muy tranquila.

¿Cuánto tiempo duerme?

Intento dormir las ocho horas estipuladas, pero durante la temporada y siendo padre dormir ocho horas sí que es un sueño (ríe).

¿Cuántas horas pasa en la Ciudad Deportiva?

La cuestión no es cuántas, que son muchas; sino a cuántas se les saca partido. Cuando no estoy en la Ciudad Deportiva y estoy viendo fútbol y demás, muchas de las ideas o reflexiones llegan en esos momentos en casa, pensando. Me vienen ideas por la noche, antes de dormir, justo al levantarme, en la ducha… es como si el cerebro inconscientemente siguiera trabajando. Pero como es mi pasión y es algo que me encanta hacer, no sé dónde está la frontera entre la pasión, la vocación y el trabajo. Es mi vida, mi manera de vivir.

¿Está seguro de que es el último en las victorias y el primero en las derrotas?

Sí, siempre. Como principio de gestión de vestuario es así. Los protagonistas del juego siempre son los futbolistas. Decía Julio Velasco que nosotros ayudamos a que otros hagan, pero los que hacen son los otros y ellos son los protagonistas. A partir de ahí, mi principio es ese y siempre lo ha sido.

De acuerdo, pero este es ‘el Granada de Diego Martínez’.

Es el Granada de todos. Estoy muy agradecido por el cariño que me transmite la afición, pero es el Granada de todos. Como entrenador y como equipo técnico, muy agradecidos, pero los que le dan vida a todo esto, al escudo y a transmitir es el trabajo de muchos, no de uno. Uno es el responsable de gestionar, liderar o conducir al equipo, pero con uno solo no llega. Lo que sí tengo que decir es que mi familia y yo estamos muy agradecidos con las muestras de cariño.

¿Qué es lo más bonito que le han dicho por la calle?

No es tanto la palabra como lo que transmite. Alguna vez me han dicho “gracias por ilusionarnos de nuevo”. ¡Ostras! Eso da responsabilidad, pero también te llena de alegría. La gama es muy amplia: niños, mayores, todos. Ese respeto y ese cariño, como entrenador, es lo más bonito que me ha pasado. Y, sobre todo, en momentos de dificultad. El año pasado, en el último tramo de temporada, me decían “míster, da igual que ascendamos o no, yo voy con mi nieto y estoy igual de orgulloso”, eso da mucha fuerza.

Este año conté lo de los taxistas, aplaudiéndonos en el aeropuerto después de una derrota. Por eso doy las gracias en nombre de todo el equipo, porque hay conexión, identificación, hay algo más con la gente. Eso es tanto o más importante que el ascenso. Que un niño se sienta orgulloso de ser del Granada es más importante que el ascenso. Esa es la huella emocional y es muy difícil de conseguir.

¿Qué opinión cree que tienen los jugadores sobre usted?

Decía Obradovic que nuestro trabajo es muy difícil, porque siempre tenemos que corregir. Sí creo que tenemos una relación muy honesta, de sinceridad; hay buena comunicación, hay exigencia, hay complicidad, hay conexión y hay credibilidad. En lo genérico y básico, los valores se repiten. Luego, lógicamente, el que más juega está más contento. La buena salud del vestuario no depende sólo de buenas personas, depende de las circunstancias. Es una planta que hay que regar todos los días. Lo difícil es respetar los valores desde la exigencia. En ese sentido, el grupo cree y como equipo técnico disfrutamos mucho de la complicidad.

¿Y la prensa qué tal te trata?

No lo pienso mucho, hace su trabajo y yo intento hacer el mío. Critican cuando tienen que hacerlo, pero hay críticas con más argumento y otras con menos. Intentamos respetar todo y, en líneas generales, el tono general es bueno, de conversación cordial, hay respeto mutuo y naturalidad, que creo que es muy importante.

De todas formas, no es lo mismo una entrevista como ésta, que te puedes explayar un poco más, que una rueda de prensa previa o post partido. Nosotros tenemos que gestionar muchas cosas en el vestuario y hay contaminación ambiental. En el partido hay algo muy claro: más allá de lo que haya pasado, lo que prima es el resultado, y eso lo contamina todo.

¿En qué momento se vio en Primera el año pasado?

En Mallorca, por supuesto (suspira). Y menos mal que no vi el Albacete-Málaga. Fue muy bonito, pero coincidió con el fallecimiento de Reyes, pasaron muchas cosas. Todo en mi vida me ha costado muchísimo esfuerzo y siempre sé que poner la guinda va a costar une esfuerzo extra.

¿Lo tiene más difícil un entrenador que no ha sido jugador estrella?

Yo no puedo pensar en lo que no soy. Si cuando empecé a entrenar, hace 21 años, me llego a dejar llevar por todo lo que escuchaba del tipo “a entrenador llega uno de cada millón”, “alguien que no ha sido exjugador, no puede ser entrenador” … Si yo llego a hacer caso de todo eso, no es que no estaría aquí, es que no habría entrenado ni en Tercera División. Nunca me he preocupado de lo que no tengo, sí me he ocupado de potenciar las virtudes que creía que podía tener.

Me pasa igual que con el equipo, me hace gracia cuando a veces se nos mide de igual a igual. ¿Cómo va a ser lo mismo jugar con equipos que te cuadruplican, quintuplican o sextuplican, y por veinte ni te cuento, o por cincuenta? Siempre pongo el mismo ejemplo: ¿cómo va a ser lo mismo una PYME de Granada, con su chiringuito montado, que todas las semanas se va a comparar en un ranking de 20 empresas donde está Apple, Amancio Ortega y demás?  Inconsciente o conscientemente te metes en la dinámica y se hace. Luego, encima, si afortunadamente el equipo está superando las expectativas y haciendo cosas extraordinarias parece que se normaliza, pero eso no es lo normal. Mi baraja de cartas la tenía que exprimir al máximo y afortunadamente no me ha ido mal.

Hablando de entrenadores, ¿qué es lo mejor que aprendió de Emery?

Es complicado quedarte con una cosa. El hecho de convivir en un vestuario tan rico como ese y conseguir títulos y demás, es magnífico. Es que hay tantas situaciones de exageración emocional, de estar ahí al límite y ¡pam! Todo eso fue un aprendizaje muy grande. Lo que más me gustaba de Unai es que, independientemente del resultado anterior, siempre tiraba hacia adelante y nos contagiaba a todos de su pasión, de su creencia en lo que hacía, y eso es muy difícil. Y luego, su capacidad de trabajo y su humildad. Yo valoré mucho la confianza que me dio sin conocernos estando yo en el Juvenil. Así que, en resumen, la humildad, la confianza y el mirar siempre adelante. Para eso, en un entorno tan exigente como el del Sevilla, hay que ser un fuera de serie.

Y encima el año que les salió…

Sí, pero es que era inesperado, jugamos un montón de eliminatorias de Europa League. Y justamente, junto con Bilbao el otro día en la semifinal, los otros dos ambientes más hostiles que he vivido fueron en octavos ese año contra el Betis y la semifinal de Mestalla. Y como digo siempre, si de esas salimos, salimos de todas.

¿Dónde tiene que mejorar el Granada como club para seguir creciendo?

Cuando acabe la temporada habrá que hacer balance. El Granada está teniendo síntomas de crecer mucho en muy poco tiempo, y eso hay que reajustarlo. Sí creo que todos tenemos la capacidad de tener la inquietud por mejorar, eso es palpable en el día a día en el club. Cuando acabe la temporada será más fácil asentar todo el aprendizaje. Todos los que formamos la familia del Granada tenemos clara la intención de seguir mejorando, eso es lo más importante. Con el paso de los años ojalá lo podamos llevar a cabo.

¿Cómo se imagina el Granada sin Diego Martínez?

Uf, no sé. Los entrenadores tenemos fecha de caducidad, pero siempre pido ser tan feliz como lo soy en el Granada. Ojalá sea en el máximo nivel y ganando títulos, pero siendo tan feliz como lo soy en el Granada. Eso es muy difícil y nosotros llevamos año y medio largo siéndolo.

¿Qué equipo sería irrechazable si viniera a por usted?

Granada CF, no pienso más allá.

¿A qué jugador del Granada CF se llevaría a otro equipo?

Sería injusto elegir. A todos. Nuestro foco está en disfrutar de competir y jugar juntos, de sentir lo que estamos viviendo.

¿Quién es el mejor jugador al que ha entrenado?

Esa tiene trampa (recapacita). No se puede hablar del mejor, pero lo que sí he tenido la suerte es de tener muy buenos jugadores de diferentes perfiles. Evidentemente, no voy a hablar de ninguno que tenga actualmente, pero tengo jugadores en mi plantilla actual que están entre los mejores que he entrenado.

Por poner un ejemplo, y esto te va a chocar: Bernardo Cruz. Jugó poquísimo con nosotros y es de los jugadores con mejores valores que he tenido. Borja Lasso, Cotán, Oier Sanjurjo, en fin. Y ya estoy siendo injusto porque me dejo por el camino a muchos. Son jugadores con valores que transcienden lo futbolístico. Se me quedan por el camino un montón de ellos. Lo que sí quiero dejar claro es que, para mí, en el concepto de mejores jugadores no está el dominio técnico-táctico o las habilidades con el balón, sino en los valores como profesionales.

¿A cuál le gustaría entrenar?

Los jugadores te tienen que sorprender. Cuando llego a dirigir un equipo lo que más me importa es percibir cómo es cada uno. Para poder llegar a la persona tienes que conocer más allá y, en ese sentido, es importante no tener prejuicios, ni prioridades ni preferencias. Hay jugadores que yo he tenido en diferentes etapas y en diferentes equipos, en la esencia son los mismos, pero son diferentes porque las circunstancias y sus necesidades cambian. Tú te tienes que adaptar a eso siendo entrenador.

¿Ha llorado alguna vez siendo entrenador del Granada?

Sí. Mallorca fue… uf. Una emoción muy, muy grande.

¿Lo mejor sigue estando por llegar?

Siempre. Siempre.

¿Dónde está el techo?

No me pongo techo nunca. Hay que crecer todo lo que se pueda y ya habrá tiempo de mirar hacia abajo, pero no hay que perder tiempo ni en mirar cuánto se ha crecido. Solo hay que seguir creciendo.

¿En qué porcentaje se ve en La Cartuja?

A día de hoy no hay porcentaje; las cosas son o no son. O estás en Primera o estás en Segunda; o eres finalista o no eres finalista. Ahí sí que es o blanco o negro. Si tú quieres focalizar todos tus recursos en el presente, no puedes tener ninguna distracción pensando en la consecuencia, y menos un equipo como nosotros. Todos nuestros recursos mentales y de concentración tienen que estar ahí. Lo que sí tengo claro es que la vuelta de semifinales es un día especial e histórico para todos y lo tenemos que competir todos juntos.

¿Qué mensaje le mandaría a la afición?

Gracias. Gracias y que sigan formando parte de nosotros y defendiendo nuestros valores. Eternamente gracias.

¿Es consciente de la alegría, de la ilusión, del sentimiento, de todo lo que está generando, o regenerando, este equipo en esta ciudad?

Posiblemente, no. Con el tiempo podremos hacer un análisis más objetivo. Ahora bien, sí percibo una grandísima ilusión en niños, adultos, en todos, eso sí. Pero la verdadera dimensión de lo que está haciendo este equipo, solo el tiempo la pondrá en perspectiva. Nadie es consciente.

Saltando a otro tema. El otro día, el premio del gol en el último minuto ante el Valladolid es el premio a la persistencia, el premio de ir al Wanda, merecer más y no tenerlo; de ir al Camp Nou, merecer más y no tenerlo; de ir a Mestalla, merecer más y no tenerlo; de ir a Bilbao, merecer más y no tenerlo. Esa persistencia, y creer es el mérito de los jugadores. A veces, cuando perseveras, te llega cuando toca, y por eso nos llegó el otro día, porque no paramos de aporrear la puerta y de persistir, insistir y nunca desistir, como la canción. Y nos llegó. Y eso es persistencia y perseverancia. Luego está el factor azar, claro.

Insisto en la perspectiva del tiempo, esto es como las comidas que necesitan reposar un poquito. Ahora mismo todos pensamos en el próximo partido en Pamplona, pero cuando el tiempo pase un poquito veremos que estos tíos son competitivos en cualquier escenario y circunstancia, que tienen una variabilidad táctica tremenda, etc. Hay jugadores que había dudas con ellos para jugar en Segunda y ahora parece en Primera que son la leche. No porque estén consiguiendo hacerlo costumbre deja de ser extraordinario lo que hacen. Lo que está haciendo este equipo es extraordinario, no perdamos esa perspectiva.