Juan Dávila: "Si mi show rompe una relación es que las bases tampoco eran muy sólidas"
El cómico, todo un fenómeno social en las redes, lleva su espectáculo 'La Capital del Pecado 2.0' al Palacio de Congresos este viernes y el sábado en doble sesión
'Sold out' son las dos palabras que más se repiten en su página web. Cuando empezó a girar por España era un absoluto desconocido para el público. Hoy no hay 'instagramero' o 'tiktokero' que se precie que no haya soltado una carcajada al toparse con alguno de sus vídeos mientras hacía scroll en reels. Demasiado millennial, ¿verdad? En realidad, su fórmula también lo es. O no, según se mire. Porque Juan Dávila (Madrid, 1978) ha sabido encontrar el perfecto equilibrio entre el humor de consumo rápido que imponen las redes y la coña marinera de toda la vida con el primero que pasa. Sobre el escenario no parece conocer los límites. Se ha hecho pasar por un hermano de Iñaki y Nico Williams mientras hablaba por teléfono con el representante de ambos, ha bromeado sobre cuestiones controvertidas como el machismo o las enfermedades terminales con los aludidos en las mismas tablas e incluso ha destapado en directo alguna que otra infidelidad. "Si la relación terminó después de eso, lo único que hice es adelantar un acontecimiento que luego iba a ser mucho más doloroso", relata por teléfono a GranadaDigital todavía en camino desde Madrid. Sus shows son pura improvisación e interacción con el público y eso es lo que ha conquistado a la legión de fans que agotan las entradas allá donde va. Actuó en Mae West hace casi una década pero por entonces era un completo desconocido. En cambio, para los tres pases de La Capital del Pecado 2.0 que tiene previsto ofrecer en el Palacio de Congresos este viernes a las cinco y media, y el sábado en doble sesión a la misma hora y a las ocho y media, vendió todas las localidades de la Sala García Lorca en cuestión de minutos, colapsando las web de tiques de todos los espectáculos de Granada. Lo nunca visto. Normal que luego reviente la reventa. Si has acudido a ella, cuidado. Probablemente se acabe enterando todo el mundo porque, como le gusta repetir a Juan Dávila, "aquí salen las verdades".
Pregunta. En apenas unas horas agotaste las entradas para los tres pases de Granada. Sabemos que es la respuesta habitual de tu público, pero, ¿en este caso ha ido más allá o nada que no haya pasado en otro sitio?
Respuesta. Fue más allá. Cuando hablamos con los de la tiquetera de Granada, porque no sé si sabes que se cayó la tiquetera...
–Sí, sí, estaba yo haciendo cola virtual.
–Pues eso, que les avisamos de que tuvieran cuidado. Y nos dijeron: "Nah, si aquí ha venido Bisbal y no ha habido ningún problema". Y claro, se cargaron la tiquetera y me empezaron a llamar para que pusiese algún story o algo porque se había caído la tiquetera de toda Granada. No podían comprar ni para la Alhambra. Temblando, temblando...
P. ¿Habías actuado antes en Granada?
R. Solo fui a actuar una vez. Hay una sala que se llama Góngora, ¿puede ser?
–Eso es en Córdoba…
–Ah, en Córdoba.
–En Granada puede que fueras algún día a la Mae West
–Sí, correcto, a la Mae West...
–El otro día hubo una redada allí. La dejaste marcada...
–Bueno, yo sólo sé que me acuerdo de esa discoteca.
P. ¿Cuánto hace de aquello? ¿El espectáculo era igual? Quiero decir, ¿sacabas a la gente o era un monólogo más clásico?
R. No, allí hacía stand up, sólo texto. Puede hacer ocho años de aquello.
P. ¿Conoces la malafollá?
R. No sé lo que es.
Las redes sociales están muy bien porque cuelgas lo que quieres, pero luego hay que defenderlo en directo
P. Es una forma de tener malhumor, pero con gracia. El camarero que te gasta una broma pero no se entiende, cuando te subes al autobús y el conductor te responde mal porque ha tenido un mal día... ¿Crees que ese carácter puede dar mucho juego para el tipo de espectáculo en el que tú te manejas?
R. Yo creo que lo que vosotros llamáis malafollá en Madrid se llama estrés. Es el día a día. Al final, tú piensa que este humor depende del público que vaya. Se adecúa a lo que yo vaya viendo. Básicamente, al nivel.
P. A tu show siempre van futbolistas del equipo local. ¿Podemos esperar algún jugador del Granada?
R. Lo que pasa es que ellos pillan entradas y luego me los encuentro por allí o me lo dice la gente. Si han sido rápidos, habrán pillado entradas. Del Girona fueron como diez u once... Esos habían pillado entradas.
P. Vi que a Míchel le dijiste que demasiado lejos había llegado para haber nacido en Vallecas...
R. Sí, sí, eso es.
P. ¿Los de Viagogo también van en grupo o esos no?
R. Hombre, esos van acompañados, pero por su monedero vacío.
P. Has hecho alusión al color de piel de los hermanos Williams, contado chistes machistas o incluso bromeado con cuestiones como la discapacidad o el cáncer. Ahora mismo eres casi el único cómico que pone constantemente a prueba los límites del humor sin sufrir las consecuencias...
R. El humor es un arma muy poderosa y, lejos de luchar por la inclusión desde una charla seria, que está muy bien, o desde otro lugar más normal, el humor tiene un gran poder de inclusión. Entonces, precisamente la gente que menos se ofende son los que el resto podría considerar que son posibles minorías. Esa gente viene al show y disfrutan del espectáculo porque ahí no hay distinción de nada.
P. Entiendo que es un tema importante para un cómico a la hora de trabajar y de preparar sus shows. ¿Cómo enfocas todo ese tema? ¿Dónde pones tú el límite?
R. Pues en el momento en el que la persona con la que estoy haciendo humor deja de disfrutarlo. Ahí está el límite. Pero en realidad si tú ves todos los vídeos de los Williams, gente con discapacidad, ciegos... Ellos están disfrutando como el que más.
Pregunta. En La Capital del Pecado 2.0 también pones muchas veces frente a la realidad a parejas que se han sido infieles o a gente que se ha traicionado. ¿Cuál ha sido la movida más gorda que tú recuerdes que ha salido a la luz en directo?
R. Que yo recuerde, un matrimonio de Madrid que el marido se había enrollado con un tío.
P. ¿Y alguna vez te ha pasado que alguno te ha dicho: "Oye tío, te has pasado, no deberías haber dicho eso"?
R. Alguna relación se ha roto, pero si mi show rompe una relación es que las bases tampoco eran muy sólidas.
P. ¿Que no hubieran ido, ¿no?
R. Por supuesto. Y que al final lo único que he hecho yo ha sido adelantar un acontecimiento que iba a ser mucho más doloroso.
A lo que vosotros llamáis malafollá en Madrid se llama estrés
P. ¿Para acudir a tu show hay que quitarse siempre un poco esas capas de vulnerabilidad y estar preparado para todo lo que pueda pasar?
R. Hay que quitarse capas de vulnerabilidad y en algún caso la ropa. Esas son otras capas, también vulnerables en algunos casos.
P. ¿Las redes sociales se han convertido también en una red de captación de talento para los cómicos?
R. Sí, lo que pasa es que las redes sociales están muy bien porque pones lo que tú quieres, pero luego hay que defenderlo en directo. Y ahí es donde veo yo que las redes sociales han hecho daño porque puedes sacar diez o veinte segundos, pero luego el directo es más difícil.
P. Sin mencionar a nadie, ¿eso tú lo has visto en otros cómicos?
R. Yo haberlo visto directamente, no. Pero a mí me ha llegado público diciendo que fue a ver a alguien pensando que hacía cual porque lo ponía en redes y que luego se llevó una decepción. Eso está pasando con algunos cómicos.
P. Son formatos y lenguajes distintos. Entiendo que el directo siempre tiene una serie de consecuencias y de riesgos mucho mayores...
R. Sí. Y que a veces tú pones una serie de cosas en redes y luego el espectáculo es otra historia. No tiene nada que ver. Al final, eso también puede llevar a engaño.
P. ¿Crees que lo que el público se encuentra cuando entra en tu perfil de Instagram difiere mucho de lo que ve cuando llega al teatro?
R. A veces pasa lo contrario. El teatro les parece más bestia, ¿no? Cuando a mí me cerraron tres meses Instagram fue por subir cosas que bueno...
P. ¿Cuándo sucedió eso?
R. Eso sucedió en marzo, abril y mayo del 2023.
P. ¿Qué habías subido? Si no quieres decirlo de forma explícita, sí al menos, ¿qué tipo de contenido te habían censurado?
R. Eran varios vídeos. Se tocaba por ejemplo la discapacidad, el sexo. Eran todo denuncias de usuarios que luego no son los que vienen al show. O sea, que quien denuncia es gente de fuera que ni lo ha visto.
Cuando luego cada uno llega a casa por la noche y se mira al espejo, sabe si está intentando gustar al público, si se está aprovechando de una ola o si está siendo honesto con lo que hace
P. Hemos visto ya a algunos cómicos que tienen un formato parecido al tuyo, de una interacción muy cercana con el público. ¿Te consideras precursor o pionero de esto?
R. Yo esto lo llevo haciendo once años, cuando todavía no se veía. Si te fijas bien, los vídeos que yo subo tienen remates. Y hay muchos que se basan simplemente en que el público cuente su historia. He oído a gente decir: "No, es que ahora lo que gusta es la interacción". A la gente siempre le ha gustado la interacción. Yo lo llevo haciendo once años. El público se lo pasa bien, no es que ahora se lleve a la interacción. Si ahora saliese un cómico que hace un texto absolutamente brillante y novedoso lo petaría igual. ¿Y qué iba a hacer todo el mundo? ¿Ponerse a hacer ese mismo texto brillante y novedoso? Pues habría gente que lo intentaría, por supuesto, porque pensaría que eso es lo que se quiere. Pero eso es un error de conciencia y de intentar hacer lo que crees que al público le gusta. ¿Sabes lo que pasa? Cuando luego cada uno llega a casa por la noche y se mira al espejo, sabe si está intentando gustar al público, si está aprovechándose de una ola o si está siendo honesto con lo que hace. Ahí no se engaña a nadie.
P. ¿Y tú qué ves cuando llegas a casa después del show y te miras al espejo?
R. Yo cada noche me veo y digo: "Estoy haciendo aquello para lo que he venido y lo que es el show también es mi propia esencia. No he copiado a nadie, no he intentado aprovecharme de una ola que se lleve y no he intentado ser oportunista o hacer vídeos porque esto es lo que se lleva ahora".
P. Infiero de tus palabras que te han salido imitadores, por decirlo suavemente...
R. Más que imitadores es gente que se piensa que ahora lo que el público quiere es que hables con ellos, así que vamos a hablar con el público. Esto es que lo oigo yo por ahí. Te dicen: "Bueno, el público quiere que le ofrezcas algo que sea diferente, que disfrute y ya está". El problema es que esa no sea tu esencia, sino que creas que es lo que se lleva. Es como si ahora porque lo han petado los Rolling, todo el mundo se pusiera a hacer música como los Rolling. Los Rolling lo han petado porque la música de los Rolling al público le llega. Pero si tú haces trap o reguetón y llega, lo vas a petar también. No nos vamos a poner ahora todos a hacer cosas de los Rolling, que es lo que parece. El fenómeno mío no ha pasado nunca en Europa, tío. Es la primera vez que un público vende lo que vende en España y en Europa a este nivel. Lo más parecido había sido en Estados Unidos y en Sudamérica, pero claro, son 300 millones de habitantes. A este nivel no había pasado nunca. Y la gente empieza a analizar y dicen: "¿Motivo del éxito? Que habla con el público, que sube gente al escenario". Y ahora pues todo el mundo subiendo gente al escenario. Tío, yo llevo subiendo gente al escenario once años. La gente al escenario antes no la subía nadie. Y ahora ya ves vídeos de gente subiendo al escenario. Llamadas a peña que no está presente, eso lo he hecho yo. Y ahora también sale gente llamando. Al final el público lo ve y piensa: "Madre mía, otro invitado, otro no sé qué, otro tal...". Por eso te digo que cuando el que lo hace llega a su casa por la noche, es consciente de que está intentando triunfar de una manera que a lo mejor no es la correcta.
P. ¿A los cómicos os pasa que en vuestro día a día la gente espera que seáis también graciosos?
R. No, a mí nadie me toca los cojones. Por lo general, no esperan por la calle que yo sea el personaje que se sube encima del escenario. De hecho, lo de estar todo el día contando chistes, madre mía, aburres al que hay tu alrededor.
P. Como Miguel Ríos, vuelves a Granada. Aquí estuviste en otro momento de tu carrera en el que no gozabas de la popularidad que tienes ahora. ¿Qué esperas del público 'granaíno'?
R. Bueno, era un momento en el que no gozaba de nada de popularidad. ¿Y qué espero del público de Granada? Pues que vengan a disfrutar y sin prejuicios.