Manuel España (La Guardia): "Compusimos 'Cuando brille el sol' y 'Mil calles' en la casa de mi abuela en el Albayzín"
El cantante de la mítica banda granadina, que celebrará con un doble álbum sus 40 años en la música, desglosa una carrera que ya es historia en el pop rock nacional
Es el abanderado de uno de los grupos de la prolífica movida granadina, surgida en los años 80, que triunfó a lo grande por todo el territorio nacional. No se entendería la historia del pop rock en este país sin algunas de sus canciones. Manuel España (Granada, 1966) es el cantante y fundador de La Guardia, banda que está a punto de celebrar sus 40 años sobre los escenarios. Y lo hace en plena forma, pues sus giras no se detienen y son numerosos los conciertos que están dando cada año y, curiosamente, para un público de todas las edades que disfruta de la energía positiva que transmite el grupo granadino desde las tablas. Nació con una guitarra bajo el brazo y su existencia no se entendería sin la música. Dicen que a los seis años, en el barrio del Albayzín donde transcurrió su niñez, ya tocaba la guitarra flamenca y poco después ya interpretaba todos los palos flamencos. Pero sus influencias musicales le dirigieron hacia el estilo que marcó su vida, el rock, el pop y el country. En la adolescencia formó, junto a Carlos Gilabert y el añorado Enrique Moreno 'Conejo', La Guardia del Cardenal Richelieu, que acabaría acortándose a ‘La Guardia’. Orgulloso padre de tres hijas, algunas de las cuales aspiran a seguir su camino, el músico granadino sigue exhibiendo una tremenda ilusión en cada una de sus actuaciones.
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Pregunta: ¿Cómo se mantiene esa ilusión y ese espíritu 40 años después como si fuera el primer día?
Respuesta: Cuando miras atrás piensas en las cosas que han pasado, lo que hemos hecho y qué bonito el bagaje de la banda. Estar 40 años después encima de los escenarios es alucinante. La base está en que nos llevamos muy bien como banda y que todos tenemos los mismos gustos. Vivimos exclusivamente para la música y de la música. Todos nos dedicamos a esto, no tenemos otros trabajos. Hemos pasado épocas mejores, peores, buenas rachas, malas, pero nos hemos mantenido ahí. Sobre todo, hay mucha vitalidad y cada vez que nos juntamos lo pasamos superbién. Para nosotros, dar conciertos es como ir de fiesta. Es indudable que cuando hacemos una gira de 120 bolos o incluso más, porque hemos llegado a hacer casi 140 conciertos en un año, los kilómetros pesan mucho. Hay momentos en los que sacas hasta la bandera de socorro, porque necesitamos frenar un poquito. Pero hay ese buen ambiente y, aunque sea un tópico, ya somos como una especie de familia. Cuando no nos vemos, necesitamos llamarnos. La mitad de la banda está en Madrid y la otra mitad en Granada. No tenemos un local de ensayo como tal. Y esa también es otra forma de mantener las canciones frescas porque, como no las ensayamos nunca, cuando vamos a tocarlas en directo nos enfrentamos a ellas con mucha ilusión e improvisando muchísimo.
P: Hay algo muy especial pensado para celebrar esos 40 años...
R: Queremos hacer algo superbonito, sobre todo, a nivel personal. Nos merecemos sacar material que teníamos por ahí. Pero entendemos que en un homenaje hay que dar un poco de todo, de todas las etapas de la banda, que son muchas. Tenemos 16 álbumes grabados y, de hecho, nos costó mucho trabajo elegir el repertorio para el concierto que hicimos a finales del año pasado en la sala del WiZink Center, que fue una locura, muy emocionante. Invitamos a Pitingo, David Summers (Hombres G), Javier Andreu (La Frontera), Litus, Carlos Segarra (Los Rebeldes)... Y lo hicimos con una formación que no solemos llevar habitualmente, con pedal steel, que es un instrumento que nos fascina, y el banjo, porque somos muy amantes de la música country. Muchas veces, por el tipo de escenario y porque es muy difícil encontrar en España a alguien que sepa tocar esos instrumentos, no nos los llevamos de gira. Pero en ese concierto sí lo utilizamos. Y lo pasamos en grande. Fue un bonito homenaje.
P: Y vais a publicar un álbum de ese directo con motivo del 40 aniversario, ¿no?
R: Sí, y también alguna versión de temas que estamos preparando nuevos que la gente desconoce. Será un poco del pasado, del presente y también de los temas que tenemos preparados para un futuro. Vamos a sacar un vinilo doble y a hacer una edición muy bonita.
P: ¿Tenéis idea de una fecha aproximada para publicarlo?
R: Nos hemos puesto un tope para febrero del año que viene.
Echar la vista atrás
P: Cuando echas esa vista atrás con todo lo que has vivido, ¿qué te viene a la cabeza? ¿Pensabas que ibas a llegar tan lejos en el mundo de la música? Porque estáis considerados una de las bandas más influyentes de la historia del rock en España.
R: Cuando nos dicen eso sentimos un poco de peso, pero también el cariño de la gente es muy importante, que te reconozcan el trabajo de tantos años. Haber sido fieles a nuestro estilo al final tiene recompensa. Para nada pensábamos que la historia duraría y daría para tanto. Imagínate que el nombre que nos pusimos al principio fue La Guardia del Cardenal Richelieu. Empezamos como niños, porque tendríamos 14 o 15 años, en un local del Zaidín que nos dejaba el padre de Carlos Gilabert. Estábamos ahí Carlos Gilabert, Enrique 'Conejo' y yo, y hacíamos como una especie de tecno porque no encontrábamos un batería en Granada. Nos compramos una caja de ritmos y, por aquel entonces, escuchábamos mucho a un grupo que se llamaba Zombies, que cantaba la canción 'Groenlandia'. Era muy fan de Bernardo Bonezzi y compañía y hacíamos canciones muy divertidas, no tenían nada que ver una con otra. Una era más punk, otra rockabilly... Lo que se oía en Granada. Hacíamos de todo, estábamos un poco investigando a ver por dónde tirábamos.
P: Empezaste a tocar la guitarra muy pronto, con seis años. ¿Quién te puso tu primera guitarra en las manos?
R: Tuve la suerte de que en mi casa había siempre un ambiente musical alucinante. Mis dos tíos tocaban la guitarra bastante bien, tocaban flamenco y mi madre cantaba. Lo que pasa es que mi abuelo no la dejó que se dedicara profesionalmente a la música, pero estuvo a punto de hacer una gira con Gelu, o sea, que era de las pioneras. Me inculcaba mucho el cariño por la música. Mi abuela también tenía una influencia muy grande porque a ella le gustaba mucho Carlos Gardel y los tangos. En mi casa nos salíamos a la calle La Tiña, en el Albayzín, que es donde me crie, y entre los vecinos, mis tíos, mi madre y mi abuela montábamos unas fiestas alucinantes. Mi primer recuerdo es subir a la litera de mi tío a tocar la guitarra. Ya luego me enseñaron y con nueve años tocaba soleares, bulerías, media granaína, fandangos... Cosas de ese tipo.
P: Y fuiste al Conservatorio.
R: Sí, estuve cinco años en el Conservatorio. Mis padres en general, pero mi madre hizo un esfuerzo porque entonces era muy difícil entrar en el Conservatorio, tenías que llevar muchas recomendaciones y tener dinero. Nosotros éramos muy humildes porque mi padre era albañil y mi madre ama de casa, o sea, que los recursos que teníamos eran muy poquitos. Con el tiempo me doy cuenta de que hicieron todo lo posible por apoyar mis sueños, algo por lo que les estoy tremendamente agradecido. Mi padre me compró la guitarra flamenca y mi madre se preocupó de que aprendiese.
P: ¿Toda tu infancia transcurrió en el Albayzín?
R: Sí, estuve hasta los 15 años. Iba al colegio Gómez Moreno.
P: Al lado del Mirador de San Nicolás.
R: Exactamente. Salía del Gómez Moreno y lo primero que veía era la Alhambra. Más del Albayzín no podía ser. Era increíble. En mi casa teníamos una especie de ático, por llamarlo de alguna manera, eran como dos pisos que juntó mi padre porque eran muy pequeñitos. Y venían los turistas a preguntarnos si podían pasar para hacer una foto de la Alhambra. Las postales que hay de la Alhambra las hacían desde allí. Es una vista magnífica. Tengo el recuerdo de empezar a tocar la guitarra y estar siempre con mi hermana, mi padre y mi madre en la terracita y mi madre cantando canciones de Imperio Argentina o Antonio Molina, por decirte algunas que nos gustaban mucho, enfrente de la Alhambra. Era maravilloso. Y ese atardecer lo tengo grabado en mi mente y por eso creo que las canciones de La Guardia son tan soleadas también. De la primera época, 'Cuando brille el sol' y 'Mil calles' las compusimos en el Albayzín. Las dos salieron de allí porque mi abuela seguía en el Albayzín y nos dejaba su casa para ensayar. Era la única persona que soportaba una batería a cañón. Nos hacía bocatas y, de vez en cuando, se metía ella también a cantar y la acompañábamos. Fue una cosa muy bonita y tengo buen recuerdo.
Los años 80
P: ¿Cómo fue esa transición de tocar soleares o bulerías a sentir la atracción por el rock, country, pop, rockabilly o punk? Porque tú eres ochentero total.
R: Totalmente, de una mezcla rara entre el Albayzín flamenco y la movida granadina, que la viví de lleno con TNT, KGB, 091... Nuestra primera demo la grabamos en las cuevas y recuerdo que fue José Ignacio Lapido el que nos grabó. Como no teníamos batería, Tacho tocó con nosotros las canciones, improvisábamos. En aquel momento te atrevías a todo y todo valía. Nos llevábamos todos muy bien. Entre nosotros no había competitividad ninguna, al revés, estábamos todos ensayando allí, nos colábamos unos en los ensayos de otros. Nosotros éramos los más pequeñitos entonces. Teníamos 15 años, y ellos tenían 20, pero yo me metía en el ensayo de los Magic, 091, SOS... Alucinante.
P: Pero, ¿cómo te llegó la pasión por esos estilos musicales?
R: De los primeros recuerdos que tengo de eso fue un día que escuché 'Rock and roll en la plaza del pueblo' de Tequila en la radio y empecé a interesarme. Pensé que esas guitarras molaban porque no estábamos acostumbrados tampoco a ese tipo de rollo tan descarado. Y Burning también era otra banda que estaban sonando, el 'Mueve tus caderas' y este tipo de canciones que en aquel momento era algo rompedor. Me interesé por tener una guitarra eléctrica y me la trajeron en Reyes Magos, para que te hagas una idea de lo jóvenes que éramos entonces. Fue otro esfuerzo más de mi madre por hacerlo posible. Recuerdo que no tenía ni amplificador ni nada. La poníamos para que hiciera resonancia en la pared o en un mueble para que hiciera un poco de eco y conseguir el sonido. Ya con el paso del tiempo nos hicimos con amplificadores.
P: Fue cuando te juntaste con Gilabert y Conejo para montar La Guardia del Cardenal Richelieu. ¿Por qué elegisteis ese nombre?
R: Fíjate que solo podíamos ensayar un día a la semana que era después de la serie de 'D'Artacán y los tres mosqueperros', o sea, que el nombre ni siquiera viene de la obra de Alejandro Dumas, sino de la serie de dibujos animados. A nosotros nos gustaban más los malos de la serie y el Cardenal Richelieu nos parecía un personaje interesante. Lo que pasa es que cuando empezamos a tocar, en los cartelitos aparecía el nombre muy pequeño y decidimos acortarlo por el de La Guardia y dedicarnos un poco más en serio a la música.
P: Vuestro primer contrato con una discográfica lo tuvieron que firmar tus padres porque erais menores de edad.
R: Sí, lo tuvieron que firmar ellos. Si yo me imaginara ahora que alguna de mis hijas, con 15 años, me dice que se va de casa o que se va a Londres a grabar un disco, no sé cómo reaccionaría. Pero mis padres fueron unos valientes, confiaron en nosotros y mis padres firmaron ese primer contrato que nos hizo un sello que se llamaba La Sepulvedana Récord, que estaba en Málaga, y que llevaba un grupo que se llamaba Los García. Ahí fue el primer encontronazo con un sello de verdad, con amplificadores y con un estudio. Por contar una anécdota, el bajista nunca había tocado un bajo de verdad. Lo que hacíamos era tener una guitarra y bajar la afinación. Cuando llegamos al estudio de repente le dan un bajo y se escuchan esos trasteos en el disco. Hicieron como 500 copias de ese sencillo y yo las voy buscando por ahí para destruirlas.
P: Tienen que ser sencillos de coleccionista.
R: He visto alguno a precios brutales, como 200 pavos. Hay muy poquitos singles, pero fue una experiencia muy bonita. Es que ni había cogido una guitarra eléctrica de verdad en la vida. Me dieron una Fender y me acuerdo que estaba flipando.
Evitar la mili
P: Dos años después llegaron a la banda las incorporaciones de Quini Almendros y Emilio Muñoz y esa gran explosión de La Guardia. ¿Lo compaginaste con los estudios o decidiste dejarlos?
R: Aún planeaba la mili por ahí y no estábamos muy a favor de que nos quitasen la guitarra de encima. Continué los estudios haciendo administrativo y pidiendo prórrogas para no ir a la mili y poder seguir tocando. Después me hice objetor de conciencia porque no veíamos ninguno claro lo de la mili y queríamos seguir dedicándonos a la música. Para nosotros también era un terror y nos daba pánico que nos cortasen el tupé a todos en la mili. Era lo que peor llevábamos.
P: ¿Cómo viviste los 80?
R: Muy intenso.
P: Hay quienes no recuerdan cómo lo vivieron.
R: Esos lo vivieron más intensos que nosotros (ríe).
P: Los que nacimos en los años 60 recordamos los 80 como una época maravillosa, también por esa explosión de libertad, de venir de donde veníamos.
R: Es que era alucinante, pasamos de estar haciendo fila en el colegio, todo muy en blanco y negro y, de repente, empiezan a salir grupos por todos los lados, cada uno con una pinta, un estilo... Tribus urbanas diferentes. En Granada había una movida comparable a la movida madrileña. Había de todo. Grupos vanguardistas, tecno, rockabilly... como sigue siendo Granada, que es una cantera para la música alucinante. Por ese ambiente que hay estudiantil, por ese sol... Es que se junta todo aquí para que sea maravilloso.
P: TNT, KGB, Sesión de Noche, 091, Los Discretos, Beat Club, Johnny Roll y Los Traviesos...
R: Alto Secreto, Magic... Con casi todos he estado tocando. Lo importante en aquel momento era tocar, tener una guitarra y hacer música, daba igual el estilo. Estuve tocando también con Juanma de Magic, que hicimos una banda y estuve de bajista con ellos, y con Johnny Roll y Los Traviesos, que cuando faltaba el batería me ponía a tocar la caja. ¿Faltaba la guitarra? Pues la guitarra.
P: Eran propuestas valientes porque, por ejemplo, los TNT, que eran punkies totales.
R: Eran brutales. Me parecían una 'bandaza'.
P: Se atrevieron a hacer el 'Rimado de ciudad' con poemas de Luis García Montero.
R: Fue alucinante.
P: También Lagartija Nick con 'Omega'.
R: Se era valiente en aquella época. Recuerdo que uno de mis grupos favoritos de Granada era KGB, aparte de que los quería como amigos y de que los veías tocar y era un chute de energía. Era punk auténtico, muy divertido, como 'Agradable sobremesa con una japonesa', 'Maroto' y esas canciones. Luego nos hicimos muy buenos amigos y eran muy atrevidos, incluso en los discos que después ha estado haciendo en solitario José, el cantante, lo escuchas y va por otro mundo. En Granada hay mucha valentía y mucha oferta, con muchos cambios, desde Carlos Cano, Miguel Ríos, Los Ángeles, Lori Meyers... Podría estar todo el día dando nombres.
P: ¿Tú también hiciste amistad con Joe Strummer?
R: Sí, Joe Strummer me llamaba 'el de las patillas finas', porque iba con dos patillitas. Muchas veces nos encontramos cuando estábamos de gira y me reconoció, porque era un tío encantador. En las fiestas que se hacían en Granada, en casa de un amigo, se ponían amplificadores y empezábamos a tocar todos. Podías subirte y tocar con José Ignacio Lapido, Joe Strummer, Jesús Arias... Éramos chiquititos, pero ahí estábamos.
Primeros éxitos
P: En 1988 llega 'Vámonos', con los dos primeros grandes éxitos de La Guardia como fueron 'El mundo tras el cristal' y 'Mil calles llevan hacia ti'. Más de medio millón de copias vendidas. ¿Cómo asimilaste ese éxito?
R: Fue muy emocionante, pero iba todo muy deprisa. No nos dábamos ni cuenta del éxito que teníamos. Fuimos conscientes un día que estábamos en un pueblo que se llamaba Villaconejos, que se me quedó el nombre, y, de repente, salimos a la calle y nos conocía todo el mundo. Entonces había solo dos canales de televisión e hicimos 'Mil calles' en un programa llamado Rockopop y, a partir de ese momento, nos conocía todo el mundo. Ya no podías ir a comprar como una persona normal, te hacían un corrillo. Siempre he sido muy introvertido y tímido, y hay gente que lo confundía con ser 'malafollá' o antipatía y me da mucha fatiga.
P: Y eso que no existían móviles.
R: Tendríamos documentos superchulos. Me habría encantado tenerlos. Tendríamos recuerdos imborrables.
P: Dos años después de 'Vámonos' llegó 'Cuando brille el sol' y volvisteis a dar el pelotazo, con otro medio millón de copias vendidas.
R: Fue una barbaridad.
P: Siempre he pensado que La Guardia ha recibido en Granada menos reconocimiento que otras bandas cuando realmente sois los que más discos habéis vendido.
R: Pero el cariño del público sí que es brutal. Cualquier concierto que hacemos en Granada la gente viene. Pero tal vez sea porque no hemos tenido ensayo en Granada. En el momento que empezó a fluir todo estábamos mucho tiempo fuera, estábamos más en Madrid y viajando y tocando que en Granada. Pero, al final, todo se va poniendo en su sitio y cada vez se van reconociendo más las cosas. Siempre hemos llevado el nombre de Granada por bandera. Cuando dicen La Guardia siempre detrás va Granada. Y muy orgulloso. Y me atrevería a decir La Guardia del Albayzín incluso, porque es el barrio donde se nos vio crecer, donde empezamos, dimos los primeros pasos y teníamos el local de ensayo. Hubo un conato de ponernos una plaquita donde teníamos el ensayo en el Albayzín, pero, al final, no salió por estas cosas que pasan con la política.
P: Fuisteis a grabar a Los Ángeles en un recordado viaje a Estados Unidos.
R: Fuimos de las primeras bandas españolas que íbamos con un productor con Grammy, que era Dusty Wakeman. Se lo dieron por la grabación con Roy Orbison y K.D. Lang. Fue de estas locuras que se nos ocurren. Probamos a mandarle una carta y le dijimos que nos encantaría grabar con ellos un disco. Y nos contestaron. Escucharon la banda y les sorprendió que hiciéramos country en español. Me llamó Dusty, estuvimos hablando y, al poco tiempo, vino a España y se enamoró de Granada. Al cabo de los años terminamos tocando con la mismísima banda de Roy Orbison en el disco 'Acento del sur'. En la primera canción están el batería, el teclista, el violinista y el bajista Dwight Yoakam, que es un grande de la música country e hizo la producción del disco. Volviendo a la pregunta anterior del reconocimiento en Granada, nunca vamos diciendo este tipo de cosas a no ser que nos las pregunten. No vamos diciendo que tocamos con Dwight Yoakam o con Brian Setzer en directo. Hemos sido demasiado humildes.
Muerte de Enrique Moreno ‘Conejo’
P: Tras el viaje a Los Ángeles llegó en diciembre de 1994 la muerte de Enrique Moreno 'Conejo', que marcó un antes y un después para La Guardia.
R: Eso nos dejó KO a todos. Veníamos muy contentos de grabar el disco en Los Ángeles. Nos estaban preparando una presentación a nivel nacional e, incluso, para sacar el disco en Estados Unidos. Se estaba negociando todo eso y preparando para sacar el single 'Buena suerte, señorita'. Pero al poco tiempo de volver me hicieron la fatídica llamada y ahí estuvimos todos sufriéndolo mucho, imagínate. Teníamos 27 o 28 años. Y se te muere un amigo... Es que Enrique y yo nacimos el mismo día, el 20 de junio de 1966, estaban nuestras madres en el mismo hospital, fuimos al mismo colegio, o sea, nos conocíamos desde pequeñitos. Para mí era mi hermano. No podía tocar. Me tiré tres meses que no quería saber nada de la música. El disco estaba preparado para salir, venía Flaco Jiménez a Madrid a presentarlo, cantidad de artistas de fuera y todo eso se paró. Un parón de esos para una multinacional... Y, además, Enrique nos unía mucho a toda la banda.
P: Dicen que era un tipo excepcional.
R: Lo era. Y, además, músico, músico. Y punk. A unos niveles que no te puedes hacer una idea. Estaba durmiendo y me llamaba Enrique a las tres, cuatro o cinco de la mañana: "Oye, mira qué canción estoy escuchando, tío". Y era para que escuchara a Stevie Ray Vaughan... Alucinante, pero no sólo conmigo, también llamaba a Jesús Arias, que también tenía mucho vínculo con él, y a todos los amigos. Es que siempre ha habido un muy buen rollo entre todos nosotros.
P: A la banda le costó superar su muerte.
R: Sí, costó muchísimo.
P: Tres años después de su muerte se separó la banda.
R: Sí, decidimos que no era el momento de estar ahí. También había una corriente de grupos alternativos de nuevo flamenco, que estaba el sello discográfico Nuevos Medios y las emisoras pinchaban ese tipo de música nada más. Las compañías andaban buscando eso, aunque pienso que había cabida para todos. De repente, nos vimos que teníamos un disco para lanzarlo, pasó lo de Enrique y ya era demasiado peso y a mí ya me apetecía cambiar de onda y formé una banda que se llamaba Chamaco, que para mí ha sido una de las bandas que a nivel comercial no funcionó muchísimo, pero las críticas fueron cojonudísimas, y a nivel personal y profesional me siento muy orgulloso de haber conocido a Tony Guerrero, que me parece uno de los compositores y artistas más grandes que hay en este país. Lo que pasa que no está reconocido, pero tiene una fuerza y una forma de componer con un carisma alucinante. De hecho, he rescatado después muchas canciones de las que compusimos en esa época para discos de La Guardia.
P: Llegaste a publicar dos álbumes con Chamaco, en 2000 y 2001.
R: 'Chamaco', el primero, y 'Desayuno para chihuahua'. Y un tercero que llegamos a grabar, incluso. Lo que pasa es que cuando estábamos con Chamaco la gente demandaba La Guardia y pedían sus canciones. Pero estábamos con el proyecto de Chamaco y entendía que a mis compañeros no les apetecía tocarlas y a mí tampoco. Luego, en 2003, decidimos hacer un concierto en Madrid como La Guardia, con otros miembros, pero juntando a los que estaban disponibles para ver qué pasaba y resulta que fue un éxito.
Boom de conciertos en directo
P: Ahí regresó La Guardia y hasta hoy día, que no paráis de hacer bolos ayudados por ese boom que hay de conciertos en directo, especialmente, desde la pandemia.
R: Puede que tenga que ver, pero también es porque hay mucha gente que pone la radio y escucha siempre lo mismo, está sonando el mismo patrón y la gente quiere ver música en directo. Ha quedado patente que la gente quiere ver músicos tocando porque llevamos desde 2004 tocando muchísimo, pero en los últimos cuatro años es brutal. Hay un reconocimiento a los músicos artesanos que vamos con un amplificador, que no llevamos Auto-Tune y gente joven que empieza a seguirnos porque están acostumbrados a ver a los que se preocupan más de la imagen o la escenografía que de tocar. Ven lo antiguo como algo novedoso y eso es bonito.
P: Aparte de la conmemoración del 40 aniversario, ¿qué proyectos de futuro te rondan ahora mismo por la cabeza?
R: Lo del 40 aniversario va a ser bastante bonito, pero ya estamos pensando en un disco con nuevas canciones. Me encantaría salir fuera. Ahora puedes comprobar de dónde te vienen los seguidores y hay muchos en México que les gusta La Guardia. Nos encantaría ir a México a tocar.
P: ¿Y hasta cuándo La Guardia?
R: Como diría Miguel Ríos, mientras el cuerpo aguante.
P: Has compaginado tu vida en la carretera con tu familia. Tienes tres hijas, la más pequeña, Valeria, con seis años.
R: Ya tenía experiencia con las anteriores, pero Valeria es banda ancha. Y encima las hermanas le enseñan también cositas. Le encanta la música, bailar y todo ese tipo de cosas. Escucha mucha música conmigo en casa, escucha de todo. A ella le gusta desde AC/DC hasta Marisol. Su película favorita es la de 'Escuela de rock'.
P: Y tus hijas Marta y Paula han hecho sus pinitos musicales también, 'Las España', incluso en el programa Fantastic Dúo, de RTVE.
R: Me dieron una sorpresa, porque no tenía ni idea de que estaban allí y, de repente, me encuentro a mis hijas que querían cantar conmigo. Estaba muy emocionado. Paula ha tirado por el camino de la psicología, cosa que me parece muy sensata hoy en día, y Marta con la psicología, pero canina. Le encantan los animales y lo compagina con la música. Está preparando un disco y single nuevo. Lo llevan en la sangre. Tenemos en esta familia una extraña obsesión por componer y hacer canciones.
P: No será reguetón...
R: No, no, no, no. Marta es de la vieja escuela. Le gusta mucho, por ejemplo, Roy Orbison o Louis Prima. Escucha cosas muy raras para una chica de su edad.
P: Lo del reguetón es una invasión, no solo ya a nivel de marketing, sino es que en la radio fórmula es difícil encontrar variedad musical.
R: Menos mal que tenemos otras plataformas, aunque tienes que investigar tú. No tenemos gurús como había antes. Estaban Jesús Ordovás, Diego Manrique... gente que te mostraban la música. Ahora tienes que buscarla tú e informarte bien. Y eso la mayoría de los chavales no lo hacen. Y, claro, todo el mundo va peinado igual, vestido igual, escucha el mismo tipo de música... No hay tanta variedad como antes. Harían falta un poquito más de programas o de espacios televisivos. Se echa mucho de menos que haya un programa de música en televisión.
P: Hablábamos antes de la gran cantidad de músicos que ha dado Granada. Leí una estadística que decía que el 20 por ciento de lo que se escucha actualmente en Spotify en España procede de Granada.
R: A mí lo que me llama la atención es que se trata de muchos estilos diferentes. La cultura musical es alucinante. Y ahora hay grupos que te pueden gustar o no, pero se respetan y están ahí y sigue habiendo estilos diferentes y es algo muy bonito. El sol de Granada con la Alhambra es una influencia.
P: Eric Jiménez hablaba de que algo tenía el agua de Granada.
R: Es posible. Aunque no sé a qué agua se refería Eric (ríe). Pero es verdad que el ambiente de Granada era así. Recuerdo que nosotros no podíamos beber cuando íbamos al mítico pub Silbar porque éramos muy pequeños, pero ellos tomaban agua de fuego y nosotros Coca-Cola.
P: ¿Qué música escuchas ahora? ¿Cuáles son tus favoritos? ¿Te gustan las plataformas tipo Spotify?
R: Me gusta más tener el vinilo o, si no, el CD. Las plataformas son muy cómodas para cuando viajas y llevar toda tu música. A mí me gusta, por ejemplo, gente como Richard Hawley, que era el guitarrista de Pulp, y luego hizo una carrera en solitario como cantante. Es una especie de Elvis, pero a baja revolución, con una voz muy grave. Es mi artista favorito.
P: Entre tus aficiones está coleccionar guitarras, especialmente Gibson. ¿Cuántas tienes?
R: No llevo la cuenta, pero tampoco tengo muchas. Tendré ocho o nueve.
P: Y de todas las guitarras que tienes, ¿cuál es la más especial?
R: La más viejita y la más rota, que es la que me regaló mi padre, que la tengo todavía. Me la hizo Rafael Díaz, hermano de Manuel, que es el más conocido. Rafael tenía un taller en el Albayzín y mi padre me la compró con nueve años. La tengo firmada por él: "Tócame con el mismo cariño que ha puesto en mí el constructor para hacerme". Esa guitarra sigue sonando y afinando cada vez que grabo un disco. Con ella grabé también 'Debajo de las piedras' con 091 y con Chamaco he grabado. Cuando estuve en Los Ángeles me la llevé. Esa sería mi guitarra.
P: También eres un gran amante de la fotografía.
R: Me encanta, tengo varias cámaras en casa. Me gustan las cámaras de espejo de toda la vida. Lo que pasa que ahora con el móvil lo puedes hacer todo, pero siempre que puedo y tengo tiempo, me cojo la cámara para hacerle fotos a la ciudad. Es que Granada es alucinante.
P: Tienes más de 35.000 fotografías guardadas.
R: Me están llamando de iCloud para decir que ya no queda más espacio en la nube (ríe). Tengo contratado el máximo pagando cuota. Además, me gusta tener todos los recuerdos guardados y algún día me plantearé sacar alguna de esas fotos porque hay cosas muy interesantes por ahí.
P: ¿Y algún libro de memorias?
R: Es posible, pero de momento estoy más centrado en el disco nuevo. Pero no tengo la necesidad porque, como utilizo la música para contar lo que me pasa, casi todas las canciones son autobiográficas. Aunque pongas a otra persona en el lugar, todas hablan de vivencias que tengo. Pero algún día sí, no lo descarto.
P: ¿Y te queda tiempo para disfrutar de algo más, alguna actividad de ocio que te guste?
R: Me relaja el cine. Soy fanático, me gusta el cine antiguo. Además, me gusta ir a la sala de cine cada vez que puedo. A mis hijas les sucede igual, con lo cual lo aprovechamos para reunirnos en familia. Todo lo que tenga que ver con la imagen y el sonido me apasiona.
P: Por la experiencia que acumulas, los años que llevas y porque visitas muchas ciudades y otros países, puedes comparar. ¿Qué crees que le falta o qué necesita Granada? ¿Por qué hay que apostar?
R: Hay que arreglar ciertas calles que son muy importantes para la ciudad. Y le falta mejor comunicación para desplazarte. Me he tirado cantidad de tiempo yendo a Madrid y era más rápido ir en coche que en tren. De hecho, es que no había trenes. Le falta que estemos mejor comunicados porque por lo demás vamos sobrados de todo.
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