Miguel Ríos: "Mi madre me dijo: ‘Niño, no te vayas a hacer viejo en un escenario’"
El rockero granadino cumple este viernes 80 años y lo va a celebrar en un fin de semana cargado de eventos que culminará con un concierto en la Plaza de Toros
Uno de los hijos predilectos de Granada cumple 80 años y lo va a festejar como solo él sabe, a lo grande y encima de un escenario. Miguel Ríos (Granada, 1944) celebra el ‘Granada All Stars’, un fin de semana cargado de eventos organizados por la Fundación de carácter benéfico que lleva su nombre y que culminará el 8 de junio con un concierto en la Plaza de Toros de la ciudad en el que estará acompañado por cuatro bandas que representan diferentes épocas de la música en Granada: Los Ángeles, 091, Lagartíja Nick y Niños Mutantes. No solo será la fiesta de Miguel Ríos, sino la fiesta de la música en Granada. Con ese motivo, el rockero granadino ha charlado con GranadaDigital, para dar detalles de la celebración, recordar sus inicios y hablar de su futuro.
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Pregunta: ¿Cómo te encuentras a punto de cumplir 80 años?
Respuesta: Me encuentro estupendamente. Estoy pasando una época muy feliz en el sentido creativo, después de la gira del 40 aniversario del Rock & Ríos. Me quedan ganas de hacer cosas y, ahora, al servicio de la Fundación, para intentar que se enganche con una Granada popular, que es la que a mí me gusta. La Fundación Miguel Ríos no puede ser nada elitista, tiene que ser todo lo contrario, derramarse en la gente de la que he recibido tanto. La verdad es que eso me tiene como un niño con zapatos nuevos, porque me sirve también de acicate para seguir manteniéndome en forma.
P: Hay una coincidencia general en comentar lo bien que está Miguel Ríos con 80 años. Esto, además, hay que cultivarlo, hay que trabajarlo.
R: (Ríe) Pues sí, me figuro que algo genético tiene que ver en esto, pero también creo que es el respeto que siento por mi profesión y, sobre todo, por el destinatario final, que es el público, la gente que me sigue, me ha ayudado y me ha mantenido durante 60 años haciendo lo que más me gusta. Hay que estar en perfecto de revista para no disgustarles, no desilusionarles. Todos los espectáculos que he inventado a lo largo de mi vida ha sido para sorprenderlos. En ese sentido, me siento muy satisfecho porque eso es un poco mi vocación.
P: Qué bonito va a ser celebrar tu cumpleaños en la ciudad que te vio nacer. ¿Por qué este concierto?
R: Siempre me han gustado las cifras redondas y las capicúas. Tengo una debilidad por esa parte esotérica que tienen los números. Siempre me ha gustado hacer juegos con esto. Y el 80 cumpleaños es bastante significativo. Hay pocos rockeros que tengan 80 años y hay pocos rockeros que lo puedan celebrar con un fin tan extraordinario como este, que no es para beneficio propio, sino para devolverle a la gente que me ha ayudado durante todo este tiempo parte de lo que me han dado. Y, sobre todo, celebrarlo en Granada, que siempre ha sido el primer destinatario de mis canciones. Cuando empezaba, quería conmover a la gente de mi placeta del Cercado Bajo de Cartuja. Y cuando empecé a tomar notoriedad, a Granada, que hubiera una reseña en el periódico y que hicieran algún comentario de mis discos. Y así ha sido siempre. El orgullo de pertenecer a esta ciudad, pese a que he vivido mucho más fuera que aquí, pero que, sin embargo, tiene esa especie de marca de origen que imprime a todos los que nacemos aquí. Tengo ese rollo de que me importa Granada, lo que pasa y de ir viendo la aportación gigantesca de Granada a la música popular española. Hay otras ciudades, pero en Granada ha sido continuo, desde cero, desde que llegó la 'modernidad', que fue cuando Elvis se puso el tupé inhiesto hasta nuestros días. Granada ha ido fagocitando todo tipo de músicas, por ejemplo, lo que hizo Enrique Morente con el flamenco y con Lagartija Nick, esa fusión. Todos estos maridajes que se han hecho durante todo este tiempo han sido vitales para que Granada siga estando en la palestra de los nombres de las ciudades más importantes de la música en España. Al formar parte de este elenco, aunque desde fuera, me siento orgulloso. A mí me encanta que gente como Los Planetas, Lori Meyers, 091... que oyes sus canciones y dices: "¡La leche!" O mi coetáneos de Los Ángeles, que dos de ellos perdieron la vida por volver a Granada, a pesar de la cantidad de veces que les llamaba la atención y les decía que se quedaran en Madrid, pero ellos siempre querían volver a Granada. Les costó el sacrificio que ya todo el mundo sabe, pero creo que ellos instauraron, en cierta forma, una manera de demostrar que se podía hacer desde Granada, algo que no logré yo, que pensé que era imposible, aunque empecé cuatro o cinco años antes que ellos, pero veía que era imposible hacerlo desde el aislamiento de una ciudad que era muy cerrada. Ellos lo consiguieron y todos los que vinieron después ya no tenían excusa para irse. Estoy muy agradecido a ellos, a todos los compañeros. Igual que no me siento parte de la movida granadina de la música, porque me hice fuera, sí me siento parte de la familia musical de Granada.
Granada por bandera
P: Y, además, muy orgulloso de llevar Granada por bandera. Siempre se te menciona como el rockero granadino.
R: Pero, ¿cómo no voy a estar orgulloso? Si es que a mí Granada me lo ha dado todo. Me lo he trabajado, evidentemente. Pero la Medalla de Oro de la ciudad en el año 87 no se la habían dado a nadie que tuviera menos de 90 tacos. Yo era un chaval y fue cojonudo tener esa responsabilidad, ese peso púrpura de la representación. Me hizo mucho bien porque me dio autoría. Me acuerdo que me dijo Enrique Morente: "Miguel, lo que pasa es que ya sabes, te deberían de haber regalado un jamón mejor. Porque cuando te dan una medalla ya estás..." (ríe).
P: Era un crack Morente.
R: Lo era. Y luego, en el tiempo, él recibió sus medallas con la misma alegría que recibí la mía. Pero, al principio, no era muy rockero recibir medallas. Y a mí, he de decirte, que todas las que tengo, que son un montón, las agradezco profundamente porque, como te decía antes, he trabajado para que la gente me quiera porque yo quiero a la gente. Entonces, a mí eso de ser artista y ponerte en pose las 24 horas y que vayas por la calle, que alguien te diga una cosa bonita y tú hagas un pequeño desprecio, a mí eso... Una vez me pidieron un autógrafo y mi madre me dijo: "Mira niño, esta chiquilla ha venido andando de su casa con la libretilla. Tú eres tonto, niño, tú tienes que estar agradecido". Y es verdad porque esa es la gente que te mantiene.
P: Cuando echas la vista atrás, ¿con qué te quedas? Porque son muchas cosas las que te han pasado y tantísimos recuerdos.
R: En realidad, quedarte con algo de una biografía tan larga como la mía es difícil Y, además, tampoco quiero señalar un evento sobre los demás porque es el conjunto de ellos los que me han hecho ser como soy. Quizás lo que más me valoro de mi personalidad es haber querido aprender, haber querido saber por qué los cosas son así. Al no haber tenido la oportunidad de estudiar cuando correspondía, y ver cómo los niños de los Salesianos de mi generación se iban unos al instituto y otros nos íbamos con la clase obrera a currar, pues eso también supuso un reto. Decir, ¿y por qué ellos y yo no? Pero luego, en vez de tomar rencor en contra de este tipo de lo que la vida te brinda, lo que hice fue lo contrario, fue enrollarme en aprender por mi cuenta y, por ejemplo, inventarme conciertos con técnicas que nadie había inventado, desde un holograma a un escenario que da vueltas en medio de una plaza de toros o traer el rayo láser... Sabiendo que era una música mestiza como la que hago, que no era de aquí ni tenía las raíces culturales de aquí, siempre he estado en una especie de desajuste con la realidad española y con la realidad americana, que era la meca de mi música. Una no me representaba, porque yo no tenía nada que ver con 'Mi ovejita lucera' ni con "están clavadas dos cruces". No tenía nada que ver con eso y, sin embargo, lo que me llegaba del otro lado era algo que no entendía, no tenía ni idea de lo que decían, pero, sí me representaba, sí sabía que era para mí. Descubrir qué era eso me ha llevado mucho tiempo, pero te das cuenta de por qué la música es tan importante: o te mueve o no te mueve. No hay una explicación científica de por qué, cuando estaba en la tienda de discos de Almacenes Olmedo, puse el primer disco que tuve en mis manos de Elvis Presley, que fue 'Hound Dog', y esos tres acordes de rock and roll cambiaron mi vida, me dieron una descarga eléctrica. Y, sin embargo, no me representaban todas las bellísimas canciones que había oído en la radio en mi casa en la infancia, o en el gramófono que llevó mi padre una vez, que le había tocado en una tómbola. Era una cosa maravillosa en la que escuchábamos lo que llamábamos placas. Escuchar Caruso, que hacía un tipo de música que era fascinante y a mí me gustaba y me ha gustado siempre, pero no me representaba. Tuve la suerte de sentir ese feeling, esa vibración...
P: Escuchaste la llamada.
R: Exacto. Y ahí me enrolé, un poco como se siguen a las sectas.
P: Había que ser valientes en esos tiempos en blanco y negro para tomar ciertos rumbos, porque no estaba bien visto.
R: No lo encuentro tanto como una cuestión de valor, sino una cuestión de oportunidades. Me daba cuenta de que si me quedaba en la tienda y me quedaba en Granada, iba a tener una vida que podía ser muy placentera, probablemente hasta más feliz, porque he tenido muchos altibajos, he tenido cimas y valles continuamente. Y, de pronto, te das cuenta de que hay algo que no tienes más remedio que hacer, porque lo que dejas es peor que la aventura de lo que crees que puedes ser. Tuve una madre maravillosa que no me retuvo, porque podía haber soltado una lagrimita y entonces no me hubiera ido de Granada. Pero fue ella la que me dijo: "Hijo, si crees que puedes hacerlo, vete". Y me dejó irme en una época que lo parental estaba tan ligado a tu porvenir. Lo que te decían los mayores iba a misa. Mi generación fue la que inventó saltar esa comba del padre y no seguir su mismo camino e inventarse su propia moda, su propia forma de vestir, su propia realidad. Cuando me fui a Madrid me di cuenta de que lo que me estaba pasando era porque tenía la edad justa para que me pasara. Desde los 17 años que me fui de Granada hasta los 23 o 24 que tenía, cuando compuse 'Vuelvo a Granada', todo ese tiempo estaba lleno de altibajos y dificultades, pero cabían con la edad que tenía. Si tenían que pasarme esas cosas, era mejor que me pasaran entonces a que me pasen ahora. El juego era permanecer en escena y eso me hizo que arrastrara ese tipo de dificultades, pero tuve también la suerte de tener una gran cantidad de amigos en la vida que, cuando estabas en las duras, te ayudaban. Todo lo que he conseguido tiene que ver, por supuesto, con mi voluntad de querer hacerlo, pero también un poco porque no tenía más remedio que hacerlo.
Cercado Bajo de Cartuja
P: Naciste en un barrio muy humilde.
R: Nací en el Cercado de Cartuja, en el número uno, que lo llamábamos la placeta, en el seno de una familia de clase obrera. Mi padre era aserrador y yo soy el séptimo hijo de una tirada de cinco chicas, otro chico y yo. Así que nací un mundo absolutamente femenino. Mi padre murió cuando yo era muy joven y mi madre me ayudó mucho.
P: ¿Cómo eran tu barrio y tus amigos?
R: El Cercado Bajo de Cartuja era un microcosmos dentro de lo que era Granada. Estábamos en el extrarradio y para mí fue fundamental. Me acuerdo que cuando recibí la carta de Phillips en la que me decían que iba a grabar un disco, lo comenté allí y fue mi perdición, porque, como tardé casi seis meses en sacar el disco, la gente me decía: "¿Qué pasa, Miguelito? ¿Dónde está el disco?". Y luego: "¡Ay, qué bonito disco visto en la tienda!". Eran una gran cantidad de bromas. Éramos muy amigos y la malafollá granaína se tenía como una seña de identidad.
P: En esa época que te llamaron Mike Ríos.
R: Cuando grabé el disco, tenía que venir mucho a Granada. Grabé los cuatro o cinco primeros discos, ya que cada tres meses salía uno, pero no podía mantenerme en Madrid porque no tenía forma de subsistir. Entonces me venía a Granada. Tuve esa mala suerte de que me pusieran Mike Ríos que se pronunciaba ‘mi-que’. Y en el barrio, fíjate la provocación que era llamarte Mike. "Mike Pollas", "Mike Tíoeste" el nombre que ha escogido… Era cojonudo (ríe). Recuerdo que era una mofa absoluta, pero, sin embargo, había también mucho orgullo de que uno de la placeta tuviera un disco, que hubiera cumplido sus sueños. Mi primer sitio crítico con respecto a mi música eran mis amigos, la gente con la que jugaba al fútbol, con la que hacía las perrerías que hacíamos de chiquillos. Lo único que quería era que saliera un disco que les rompiera el corazón, porque, claro, me tenía que vengar de toda esa mofa (ríe de nuevo). La verdad es que lo recuerdo con mucho cariño.
P: Esta entrevista la estamos haciendo en el Teatro Isabel La Católica, y tiene cierto simbolismo porque tú ya en el año 72 pisaste estas tablas.
R: Fue un momento cumbre en mi existencia, porque estaba haciendo la gira de los 'Conciertos de rock y amor' que luego grabamos en el Teatro Monumental en Madrid. Hacer una gira en teatros de rock en aquella época era una cosa demencial porque, primero, la mayoría de los teatros no te los alquilaban. No es que no te contrataran, es que no te los alquilaban. La gira de Andalucía la hice con Antonio Rodríguez, de Espectáculos Mundo, que era el padre de la saga, un tío acojonante que venía de las variedades y tenía mucho arte. Me llevó a Antequera, Jerez, Málaga... El rock, sobre todo en provincias, era terreno incógnito, pero aquí en Granada se vendió todo. Podría haber hecho tres días seguidos y fue memorable porque, para mí, fijaba un momento importantísimo. Venir con un espectáculo de estas características a este teatro tan emblemático. Me lo pasé genial y, además, recuerdo que lo hicimos muy bien y con mucha participación de la gente y con mucho cariño, como siempre me ha tratado Granada en ese sentido.
P: Y a este Teatro Isabel La Católica trajiste a tu madre a ver a Antonio Machín.
R: Si, fue después, cuando yo era ya un tío conocido. Fue en la última gira de don Antonio Machín. Lo conocía, porque habíamos coincidido en ferias y en sitios en los que habíamos actuado. Era un hombre acojonante, siempre muy educado, como son los cubanos, muy sentencioso, con una bonhomía de cuidar siempre al compañero joven. Le dije a mi madre que la iba a llevar a ver a Antonio Machín. Vinimos y luego pasamos a los camerinos a saludarlo. Don Antonio ya estaba como una pasa, viejecito, viejecito. Y al salir del teatro, ya por la calle, mi madre me cogió del brazo, me apretó fuerte y me dijo: "Niño, no te vayas a hacer viejo en un escenario" (ríe). Ella tenía una cosa con la vejez acojonante: odiaba la vejez. Le ha pasado mucho a nuestros padres y creo que eso es un error terrible porque, ya lo decía Buñuel en su biografía: “Hasta el último suspiro”. Creo que la vida tiene el mismo valor desde el minuto cero al minuto infinito. Tienes achaques y es una putada, muchas veces, pero es que es lo que tienes. Si no valoras lo que tienes, si no pones en valor también a un estado de ánimo con una edad determinada, es que te estás perdiendo parte de tu vida. Y yo no quiero. A mí no me apetece. Yo quiero, con los achaques, seguir dando lata.
Un concierto muy especial
P: Y dentro de esa lata va a estar ese concierto de tu 80 cumpleaños, muy especial para ti, que vas a celebrar con la gente de Granada y bandas granadinas.
R: El cumpleaños se me ocurrió justo el año pasado, en mi 79 cumpleaños, que siempre miro en qué día cae el año siguiente. Y cuando vi que caía en viernes, pensé: "Vaya día para un espectáculo". Siempre he tenido el deseo de cantar el día de mi cumpleaños y nunca lo he podido hacer. Tengo muchísimas ganas de este concierto porque vamos a hacer como una especie de mini festival. Durará tres horas con mi actuación más Los Ángeles, 091, Lagartija Nick y Niños Mutantes. Y, entre medias de las actuaciones, para que la gente no se aburra con el cambio de escenario, vamos a proyectar un documental sobre la historia del rock en Granada y, sobre todo, de los nombres de la gente que han hecho hazañas en esos años. Queremos rendir tributo a todos esos artistas tan importantes, por ejemplo, Carlos Cano o Enrique Morente. Y también todos y cada uno de los protagonistas que han estado en ese árbol genealógico que veo gráficamente y, perdonadme que me ponga el primero, me veo como si yo fuera la tierra donde se siembra un árbol, el árbol son Los Ángeles, y las ramas ya van siendo la gente que ha ido saliendo. En realidad tiene una cosa que a mí me resulta muy gratificante, que es que celebre mi cumpleaños agradeciendo a la ciudad todo lo que nos ha dado a todos los que salimos en ese concierto, el respaldo que nos ha dado, porque ha sido la base para que nosotros pudiéramos seguir haciendo nuestro oficio.
P: Y va a tener la finalidad de recaudar fondos para la Fundación Miguel Ríos.
R: La Fundación tiene que tener un marchamo popular, no elitista, y tiene que tener una vinculación con la ciudad que haga necesaria que esté la Fundación. Si la ciudad no admite la Fundación como algo que puede serle útil como herramienta para seguir ayudando al desarrollo de la música, de la cultura y de la solidaridad en la ciudad, no tiene sentido que la Fundación exista. Aguantaremos mientras veamos si prende la semilla en esto. Me he descubierto que soy más sembrador que recolector. Toda mi vida he estado sembrando y luego me he metido en otra cosa; la recolección la han hecho otros, aunque he formado parte yo también de ese colectivo. La Fundación quiere sembrar para que Granada recoja, y eso sería mi fin primordial.
P: Va a ser un fin de semana espectacular, con charlas, exposiciones, tu archivo histórico, conciertos... Y con nombres importantes, como Serrat, Ana Belén, Víctor Manuel, Iñaki Gabilondo, Luis García Montero, Juan Vida, José Sánchez Montes...
R: También lo hago para que mis mecenas de fuera de Granada, que tengo mucha gente de que me han seguido en todos los conciertos, se beneficien de pasar un fin de semana en Granada, que a ellos les encantará, porque Granada es atractiva y, además, darles contenido alrededor de ese cumpleaños que no tiene más objetivo que el de devolver a Granada lo que nos ha dado.
P: Una vez que pase el Granada All Stars, ¿cuál va a ser el futuro de Miguel Ríos? Porque no parece que por tu mente pase una retirada y aún tienes cuerda para rato.
R: Sé que tengo cuerda para rato, pero también la cuerda es cada vez más cortita (ríe). Las cosas que tengo que hacer tienen que tener menos duración y menos esfuerzo. Soy muy consciente de mi biología y sé que para estar en perfecto orden o, por lo menos, para seguir emocionando en mi trabajo, que es el fin de todo artista, tengo que estar bien. Me gustaría durante el tiempo que tenga hacer actos para la Fundación. He tenido la suerte de dos cosas. Una, que la Fundación CajaGranada nos haya brindado un espacio fantástico donde la Fundación Miguel Ríos está desarrollando unos encuentros alrededor de una idea que se llama Espacio Caja Sonora. Es el intento de construir un ámbito donde toda la música de Granada pueda encontrarse. En principio, nace más como un lugar de oportunidades para gente que está empezando pero, con el tiempo, supongo que irá creciendo e irá incorporando el acervo de todas las bandas y de todos los grandes artistas que ha tenido esta ciudad que quieran formar parte de eso que lleva el nombre Espacio Caja Sonora y cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Granada. La vocación es extender este espacio y que sea el receptor de muchas cosas y, al mismo tiempo, un dinamizador de ideas que puedan hacerse ahí o que se puedan desarrollar en otros sitios. Así que voy a seguir contribuyendo con mi concurso y con algunas cosas que me inventaré para financiar la Fundación. Es lo que he hecho durante los últimos dos años y espero que la gente venga a todo ese tipo de ofertas culturales que estamos haciendo en el Espacio Caja Sonora y también que hagan suya la idea de la Fundación, que es retornarle a Granada lo que Granada nos dio.