Miguel Rodrigo: "Vine de Japón para entrevistarme en secreto con José María García para fichar por Inter Movistar"

El técnico granadino repasa momentos clave de su trayectoria y asegura que piensa finalizar su etapa en los banquillos "entre luces"

Entrevista a Miguel Rodrigo entrenador de futbol sala en Granada
Miguel Rodrigo posa con medallas ganadas durante su trayectoria en los banquillos | Foto: Antonio L. Juárez
Sergio Rodríguez Acosta
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Paz interior y la filosofía de "vivir lentamente". Miguel Rodrigo Conde-Salazar (Valencia, 1970) se presenta a su entrevista con GranadaDigital con una sonrisa y muchas ganas de hablar. Su reciente éxito con Tailandia en el campeonato asiático de fútbol sala ha sido el principio del final de su trayectoria en los banquillos. El Mundial de Uzbekistán en septiembre será la guinda de su carrera en los banquillos para cerrar esta etapa del deporte que ama. El paso del tiempo le ha servido también para animarse a desvelar importantes momentos de su vida deportiva que ya han "prescrito", como una reunión secreta con el mítico José María García para dirigir a todo un Inter Movistar. El banquillo de la Selección es un sueño para cualquier entrenador, pero para él tornó en pesadilla y ahora se atreve a decirlo. Su forma de entender la vida o su familia son elementos imprescindibles dentro de su historia.

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Pregunta (P). ¿Cómo ha vivido este Campeonato de Asia en Tailandia? En un mes de trabajo ha conseguido el objetivo, incluso un pasito más.

Respuesta (R). Sí, todo muy de repente. Honestamente, había tomado ya la decisión de no entrenar más a alto nivel. Me vine a finales del 2019, de la selección de Vietnam, después de casi tres temporadas. El objetivo allí era jugar alguna final de un campeonato de Asia, que lo logramos en Indonesia, en el 2018, y clasificar para el Mundial. Estaba logrado.

Pero bueno, hubo una serie de desavenencias con el presidente y me vine. Ahí arrancó la pandemia, me había envuelto en una serie de conflictos complicados con la Federación Española. Es muy enrevesado, pero llega directamente hasta Rubiales. Y bueno, tomé una decisión de vida, que era abandonar el deporte de alto nivel y concentrarme en la formación de entrenadores, hasta donde me dejaron, porque también me cortaron la cabeza ahí. Pero bueno, ya no me importa hablar, ya ha prescrito todo. Y sí, fue inesperado.

Es el presidente de la Federación de Tailandia, de la sección de fútbol sala. Es un viejo amigo, desde cuando yo entrenaba en Caja Segovia y vinieron a jugar un amistoso, a Segovia con la selección de Tailandia. Él me ofrece ya irme por 2005 o 2006 irme allí.

Yo tenía contrato con Segovia, de hecho estuve allí cinco años, y fue cuando aconsejé al entrenador que estuvo mucho tiempo allí, que era José María Pazos, 'Pulpis'. Me dijo 'estoy en problemas Miguel. Conoces el país, conoces a los jugadores, los has tenido en el 2016-2017 en el Mundial de Colombia. Hay tres o cuatro veteranos que podemos llamar, si tú lo consideras oportuno. Hay tres o cuatro chicos de la Sub-23 que tú creaste', para el torneo, se llama AFF, que es el sudeste asiático, prestigioso para ellos. 'Y hay tres o cuatro chicos de la Sub-20 que tú también creaste, para el primer campeonato de Asia Sub-20'. Antes que el campeonato de Europa, se creó el campeonato asiático Sub-20.

'Tienes que venirte'. Fue así. Entonces, bueno, lo valoré y consideré que después de tres o cuatro años muy oscuros, en el que seguramente me hubiese ido de mi deporte a oscuras y por la puerta de atrás, después de muchos ataques, historias, cosas muy complicadas enrevesadas a alto nivel político y deportivo, pues tomé la decisión de afrontar el desafío y tratar de irme, pues como creo que honestamente, no lo digo yo, lo dicen mis amigos: 'Merecías irte en una situación de éxito'.

Eso no la garantizaba nadie porque podíamos haber caído en la fase de grupos. Era un grupo jovencito, con pocas experiencias. Fue todo muy rápido y, afortunadamente, pues al llegar a la final, conseguir que por primera vez en la historia, en 25 años, desde cuartos de final, semifinales y final, se vendiesen entradas. En Tailandia existía la costumbre de regalarlas y llenaban los pabellones.

El propio presidente del futsal, del fútbol o el primer ministro estaban sorprendidos por lo que se generó en torno a ese grupito de chicos jóvenes. Sobre todo por la forma dramática de los cuartos de final y de la semifinal, de estar medio muertos, dos expulsiones, llegar al portero-jugador y a los penaltis en las semis. La forma acompañó para que la teleserie y el drama fuese completo. Creo que me voy, o pienso irme, con esta última decisión que tomé, no a oscuras, sino entre luces. Muy feliz.

P. ¿Qué tal esa sensación de revivir el frenesí y magia del deporte?

R. Cuando estaba aquí, a los más íntimos les había comunicado la decisión de no entrenar más a alto nivel. Cuando volvíamos a coincidir y nos veíamos, me decían '¿no lo echas de menos?'. Honestamente les decía que no. De alguna manera me había involucrado con el Albolote de fútbol sala, con los niños, y me siento en todos los partidos que puedo, como asistente. De alguna manera reproducía, era un sucedáneo, la marca blanca de la alta competición, pero bueno, tiene su componente de estrés, porque los niños están en fase de aprendizaje y cualquier cosa era posible. Había mucho menos dominio táctico de la situación, no se puede teledirigir entre comillas tanto, con lo cual el grado de incertidumbre era mayor que con estos adultos y me excitaba. Era algo que me iba, me gustaba, pero honestamente el chute de la alta competición y cómo se produjeron fue brutal.

Además, me programé mentalmente, me entrené para tratar de abrir por completo todos, como lo hablan así vulgarmente, todos los sentidos, y sabiendo que iban a ser los últimos partidos en un país amigo, donde sé que me querían, que había montones de seguidores. El día de la final en el pabellón de Bangkok, con casi 12.000 espectadores, salí en el calentamiento, había ya unos 7.000, y empezaron a gritar mi nombre. Ahora puedes comprender magnificando lo que puede significar en el fútbol, donde hay un eco que es completamente diferente. Yo lo hago en mi deporte y es verdad que es un chute brutal de energía, de confianza, adrenalínico, no sé cómo describirlo, básicamente de reconocimiento, de decir 'coño, me quieren'.

Es indescriptible en el deporte de alta competición, en cualquier deporte, cuando vives esos niveles de estrés, de público y demás. Creo que es lo chulo que tiene el deporte, estás delante de gente que te está valorando cómo va a funcionar, que te quieren por tus gestos, por el lenguaje corporal o cuando te diriges a ellos. Allí descubrí que no lo he echado de menos, pero sí que necesitaba este evento. Yo lo he descrito como para sanarme con mi deporte, para irme feliz, poder cerrar la puerta tranquilamente y decir, coño estos chutes de adrenalina, vivir el himno, abrir los sentidos a nivel táctico para tomar las mejores decisiones posibles.

Llevaba cuatro años sin entrenar en alto nivel y la velocidad a la que acontece todo, honestamente no tiene nada que ver con la de los niños. Necesita también estar muy activado. Tenía una enorme ventaja. Al haber estado creando muchos contenidos, observando mucho el juego para los entrenadores de alto nivel, los niveles pro de los cursos y tal, he tenido que estar conociendo mejor mi deporte con un parón biológico de no competir. Tenía tiempo para observarlo, analizarlo, y en ese sentido me ha servido muchísimo el estar generando contenidos para entrenadores, porque me ha mantenido conociendo mi deporte, incluso con más profundidad, que eso es estar en el ritmo de entrenar continuamente.

"Me gustaría acometer el último desafío de mi vida dejando a Tailandia entre los 8 mejores del mundo"

P. Ahora queda por delante ese Mundial, ese Last Dance de septiembre. Luego vienen los Asia Indoor Games, pero digamos que el Mundial es la gran cita, ¿qué espera de Uzbekistán?

R. Bueno, jugué dos Mundiales, y en ambos estuve muy muy cerca de hacer algo histórico con Japón en 2012 y con Tailandia en 2016. Los otros Mundiales los he vivido como observador de la FIFA y me gusta. Me quedé muy cerquita de pasar a los cuartos de final, de dejar a estas selecciones entre los ocho mejores del mundo. Ese es el desafío grande, es el desafío casi imposible. Si tuviese que ir a las casas de apuesta y tal, diría, pues mira, al 98% es imposible. Hay un 2% y es lo chulo del deporte, que ese 2% puede magnificarse y ocurrir.

Me encantaría hacer este último baile, este Last Dance, en el acontecimiento más grande que hay en cualquier deporte, que es un Mundial, dejando a Tailandia en el top 8. Todo depende del sorteo del día 26. Ese día se produce el sorteo del Mundial y, lógicamente, marca la suerte de las selecciones menos favoritas. Un mal sorteo te hace estar muerto en salida y uno favorable te puede hacer tener ese tipo de opciones. Me gustaría acometer el último desafío de mi vida dejando a Tailandia entre los 8 mejores del mundo.

El proceso de generar una "familia deportiva"

P. ¿Cómo ha sido la comunión con los jugadores para, con poco margen de tiempo, alcanzar el objetivo de la clasificación para el Mundial?

R. A ver, la gente reconoce en mí, no sé qué tipo de virtud como entrenador, pero sí es verdad que coinciden todos cuando hablamos con amigos, periodistas o en redes sociales que una de las principales virtudes que tengo, y en las que me concentro de verdad intencionadamente, es en generar una familia deportiva.

Creo que en el deporte de alto nivel, todo el mundo tiene básicamente un elevado nivel de conocimiento, de capacidades, de habilidades, de herramientas, pero hay una gran parte del deporte de alto nivel que es el tema mental. Y yo creo que ahí sí somos completamente diferentes muchos. Me pongo en positivo o en negativo, pero yo a través de cómo soy, de cómo he sido parido, y mis propias experiencias vitales de mi educación en casa, de mi lectura, de mis vivencias, trato de comprender que si soy capaz de hacer creer a todos o poner a todos en una misma línea, y enganchar, yo hablo de la teoría del puzle, enganchar las piezas del puzle, ya en la salida que el puzle esté armado, a nivel mental es muy importante.

Entonces hablé con ellos de la importancia de la familia. Claro, esto es fácil de decir, pero ponerlo en cosas concretas es más complicado. Yo antes traté de hacerlo en las tres semanas de entrenamiento, más el torneo de preparación que tuvimos previo, en cada situación que había de entrenamiento. Por ejemplo, algo muy concreto: un compañero es sobrepasado en el uno contra uno. Yo le llamo a mi familia deportiva y hay dos ejemplos. Hay compañeros que dicen 'bueno, yo estoy aquí con el mío, este se lo chuparon, hago como que, pero no llego a solucionar el error, camuflarlo o ayudarle'. Entonces, en ese tipo de situaciones paraba.

Paraba en positivo y en negativo. 'Tú no te estás comportando como una familia porque a tu compañero lo regatearon y tú estás en la misma línea del balón y no has hecho ni la mínima intención de correr para atrás y tratar de que el compañero que está con uno salga y tú puedas por el otro lado equilibrar y crear una especie de balance defensivo'. O el que lo hacía paraba inmediatamente y le decía 'tío, tú eres un gran miembro de la familia'. O cuando había jugadores muy educados para el ataque y eran más perezosos en la vuelta, pero había otro de un lado más lejano que replegaba al máximo a la hora y era capaz de salvar un balón al final. Entonces ese tipo de ejemplos fueron construyendo lo que se anunciaba como un lema.

Teníamos que comportarnos como una familia porque ya sabía que a nivel táctico no me iba a dar tiempo a construir algo que enganchase perfectamente con esa plantilla. Creo que fue así. Los partidos de cuartos de final, con las dos expulsiones, además de los dos mejores jugadores, resistir en inferioridad dos minutos, el partido de la semifinal contra Tayikistán, que volaban a nivel físico, y estamos sin esos dos jugadores, la gente se comportó hasta el último momento creyendo y ayudándoselos unos a los otros. Creo que lo fundamental es lo que me concentré es eso. Luego para mí es muy importante crear profecías.

Mi hijo me dice 'papá, adivinas todo'. Esta semana adivine, por ejemplo, el resultado del Madrid. Siempre me dice 'papá, no te lo pregunto más porque eres asqueroso'. Yo tengo pálpitos. No sé describirlo ni de dónde vienen, pero creo mucho en ellos. Y en el deporte de alto nivel creo que elaborar algún tipo de profecía, si se cumple, te genera superpoderes.

Recuerdo que con alguno de los chicos, en las comidas y de tal, en los partidos, en los torneos preparatorios, decía 'bueno, hoy Indonesia en el torneo este va a perder 3-2 y nosotros vamos a ganar 4-2. seguro'. Me la juego. Desde que soy entrenador me la juego así. En Japón el traductor me miraba asombrado cuando lo hacía. Todavía me lo recuerdan. De hecho, el apodo del mago y todas esas cosas, el magician, viene de ese tipo de cosas. Independientemente de los logros, es que se extendió 'que Miguel adivina'.

Entonces, la profecía que les hice es el seis de seis. Se creó una frase en el vestuario que eran 6 partidos. Desde la fase de grupos hasta la final, y era el seis de seis, de forma que cada vez que ganábamos uno, decían uno de seis, dos de seis, etc. Fue como una especie de meta mental. Yo creo que el cerebro, en cuanto se alinea y tiene como un objetivo, focaliza, es como que el embudo se estrecha y empieza a ver hacia dónde tiene que caminar. Son teorías mías, formas de entender el deporte a través de lectura, con los colegas, y entre esto, que digo, de la familia deportiva, y con los ejemplos diarios, entre la profecía del seis de seis, recuerdo el cinco, cuando entramos en la final. Luego hay un rival que es mejor que tú y no puedes, pero los otros también lo fueron, y sin embargo, pudimos darle la vuelta al partido.

Entonces, las profecías y luego, desde el punto de vista táctico, que es muy importante saber que tienes tres semanas, tenía la experiencia de preparar en fechas FIFA, campeonato de Asia, mundiales, con Japón, con Vietnam, en poco tiempo, crear un pequeñito modelito de juego. Ya sé los ejercicios que me producen este tipo de ataque, este tipo de defensa, de salida de presión, de balón parado. Entonces, iba a tiro hecho. Mi asistente me decía 'coño, vas a lo concreto'. Cuando a lo mejor tenía experiencia, y eso fue una frase que también me la aplico, es 'diferenciar lo imprescindible de lo importante'. Entonces, cuando vas a tres semanas, todo es importante, claro, quiero que te jueguen así, pero distinguir lo imprescindible para que ese día, a las tres semanas, pite y empiecen a jugar con una cierta armonía táctica, es algo muy importante. Entonces, yo ya sé distinguir lo imprescindible de lo importante.

Cuando yo antes viajaba, y me iba a una concentración de este tipo, iba al armario y al final mi maleta era una trolley gigante de 33 kilos. Cuando llegaba de vuelta del campeonato, veía que no me había puesto ni una tercera parte de lo que me había llevado. Ahora voy con una trolley y sé lo que va el lunes, el martes y cada día. Tácticamente me ocurre lo mismo. Ahora cojo la trolley táctica y sé que dentro de tres semanas los jugadores ya juegan de esta manera. Es una cuestión de experiencia también.

P. El día que comunica su futura retirada en redes sociales, llegan mensajes de amigos y familia, ¿cómo es ese día? ¿Qué emociones se viven?

R. Bueno, ahora todo funciona mucho a nivel de redes sociales. Hay muchos tipos de gratificación. Antes no existía, antes la gratificación era la llamada o el encuentro con amigos y demás.

Ahora todo funciona un poco más impersonal, pero a la vez hay más cantidad, te llega más gente. El reconocimiento en general ha sido más a la persona que al entrenador. Yo he tenido el éxito que he tenido. Decidí hacer la carrera más fuera de España. Estuve los cinco años en Segovia, conseguimos ser subcampeones de la Supercopa que no estaba mal, para un club mediano.

Mis padres me enseñaron algo muy importante. Siempre me hablaban del valor de ser buena persona, de ser empático, de ser solidario, de ser ese tipo de cosas. Muchos de los mensajes que he recibido, y esto es tópico, pero es verdad, son 'te recordamos como una buena persona, siempre ayudaste'. Yo fui de los primeros, sino el primero con otro compañero, que nos fuimos a Asia y he colocado mucha gente allí sin ser un representante ni un mánager.

El haber hecho las cosas bien invirtió la tendencia. Antes era todo entrenador brasileño en fútbol sala, ahora todo el mundo lo quería español. Siempre decía 'tengo un colega' y sigo haciéndolo con placer. Ese tipo de solidaridad, de ayudar, ha sido lo que más me ha gratificado.

He tenido mensajes muy chulos de comentaristas de televisión como Ramón Pizarro y Rafa Recio, que son gente histórica y que retransmitían los partidos en TVE, en La 2, en mi deporte. Se acordaron de mí, gente muy importante del otro mundo del deporte, gente de altísimo nivel de tenis, de bádminton, gente que son amigos y eso. Pero honestamente lo hice porque pienso que llegaba la hora. Ese trocito de ver mensajes gusta y tienes 24-48 horas que dices 'me gusta ver que se acuerdan de mí' porque es humano, aunque no lo hacía con esa intención.

Lo hice porque sé que era el mejor momento de cerrar la puerta a mi deporte, en un momento de luz, y en comparación con los años que había pasado aquí que eran jodidos, pues me ayudó mucho el recibir también, el ser humano necesita ese tipo de reconocimiento, y yo no soy ni diferente ni especial, todo el mundo lo necesitamos en nuestro trabajo. Me gusta que nos reconozcan las cosas bien hechas y que te recuerden como un buen trabajador, una buena persona. Muy chulo, muy chulo. Pero ya está, fue pasajero, terminó, y cuando termine el Mundial, pues no espero los 60.000 mensajes o las interacciones de eso del Twitter o de lo que sea. Espero cerrar la puerta y ya está, y encontrarme a los amigos y hablar de otras cosas que no sea fútbol sala.

Reunión secreta para fichar por Inter Movistar y "guerra civil" en la RFEF

P. ¿Por qué no hubo más etapas en España? ¿No hubo un proyecto a nivel del club o con la Selección?

R. Ya ha prescrito, así que no hay ningún tipo de problema. Yo vine de Japón para entrevistarme en secreto con José María García para fichar por Inter Movistar. A pesar de que ya le había dicho que no cuando jugamos el torneo de la Supercopa en Segovia contra Inter en la final en el Cándido. Allí me dice 'tú vas a ser un hombre Movistar, tú vas a jugar con el Inter'. Fueron dos intentos y el más serio fue este, pero yo le había dicho a José María que no podía firmar porque había dado mi palabra. Me dijo que tenía que verle y cogí un avión y nos vimos en secreto en un hotel de Madrid y ahí le confirmé lo mismo. Le dije que le ayudaba a hacer el equipo y me dijo 'pues venga, dime, jugadores y tal'. Eso fue una de las ocasiones.

Ahora está Fede Vidal de seleccionador, anteriormente estuvo Venancio López. Son las personas con las que yo al llegar aquí desgraciadamente he chocado y me han hecho la vida imposible cuando eran amigos, pero cuando Javier Lozano, que era el presidente de la Liga Nacional de Fútbol Sala hasta que desapareció y se metió todo el fútbol sala en la Federación, esa noche me llamó y me dijo 'macho, yo lo dejo y entre Venancio y tú vais a ser el seleccionador'. Venancio había estado en Caja Segovia, era mayor que yo, por currículum y por situación internacional, yo era un niño por aquel entonces, tenía 29 años, le correspondía.

Entonces, bueno, desgraciadamente empezó un periodo muy oscuro de fútbol sala porque Venancio, cuando consigue esto y se emancipa de Javier Lozano, que eran como hermanos, yo estaba el tercero ahí, en la línea familiar, pues empezó un periodo de guerra civil que ha culminado ahora con que la Federación arrastró el fútbol en sala, dejó la liga y todo esto y a mí me pilló en medio con esta separación de papá y mamá y uno que me pide no le hables a papá, vente conmigo y otro que no me pide nada y en el momento que no lo haces van a matarte. En el período de pandemia hubo una opción muy seria de ser seleccionado nacional y esto ya me encendió a todos los enemigos a muerte y se inició una guerra brutal entre hermanos que acabó con la victoria de la parte de Rubiales, Venancio o Fede Vidal y acabó con mi cabeza rodando por los suelos. Estuve un año y pico sin trabajo, sin nada, hasta que, bueno, pues de alguna manera se me pudo reequilibrar la situación porque, entre otras cosas, el presidente de la Federación Andaluza, Pablo Lozano y Meritxell Rubio, pues consiguieron aguantar el tope y mantenerme ahí a pesar de todas las peleas con Rubiales y con todo. Son cosas muy complicadas, muy enrevesadas, pero básicamente los seleccionadores y todo eso estaban fuera por los malos resultados. Se abrió una ventana, una de las alternativas era yo y estos, en vez de apartarse, reaccionaron ferozmente con traiciones, con amigos en captura de WhatsApp, historias que, bueno, pues me enfrentaron directamente con Rubiales hasta que me cortaron la cabeza.

"En el período de pandemia hubo una opción muy seria de ser seleccionado nacional"

P. Conocer episodios como la posibilidad del Inter es una forma de entender la ausencia de otros períodos en España.

R. Sí, pude estar allí o en otros clubes importantes de España, pero no di pie a más porque tomé una decisión. Cuando yo voy a allí, me traslado con mi familia en el 2009 a Japón con un niño de 2 años y otro de 5 y accedo a un mundo de viajar y  conocer que, hasta entonces, no me había planteado.

Había estado cinco años en Italia y sabía que me gustaba viajar y demás, pero se me ofrece una vida en Tokio viajando por Asia, con colegios internacionales americanos que jamás podría haber accedido aquí y entonces se ofrece también una posibilidad de educar a mis hijos en escuelas de élite que no hubiese podido hacer aquí jamás. Ellos se han educado en colegios americanos de altísimo nivel y presumo que es uno de los mayores regalos que se puede hacer. Ese tipo de sacrificio de renunciar a Pozo o a Inter o alguna otra cosa más porque en ese momento consideraba que la mejor opción familiar era regalarle a mis hijos ese tipo de educación de élite que yo no hubiese podido ni pagar ni acceder aquí porque no existía de esa manera.

Tanto en Tailandia como en Vietnam hasta que llegaron y nos vinimos aquí en la pandemia ellos comprenden y siempre les digo que uno de los grandes sacrificios que hizo su padre, entre comillas, es no haber venido al deporte de élite de aquí que me hubiese seguramente a lo mejor gustado porque, bueno, familiarmente decidimos emprender otro tipo de aventura. Me gustaba, me gratificaba, era chulo. Desde allí nos íbamos en unas vacaciones a Sri Lanka o a no sé dónde. Era algo que el deporte me lo permitió. Entonces cambió por completo un poquito también mi perspectiva de entender el deporte a alto nivel. Sí era alto nivel, pero esos dos momentos y este de pandemia sí que valoré y era algo muy chulo haber culminado con la selección española. Fueron depredadores allí dentro. Terrible, muy jodido. Lo de Rubiales es un mundo terrible.

P. ¿Intervino entonces el propio Luis Rubiales en ese proceso?

R. Sí, en negativo. A través de la traición de uno de mis mejores amigos en un grupo de WhatsApp a cambio de un puesto de analista en la selección española. Ahí sufrí mucho.

P. Previamente ha hablado sobre sus hijos y su crecimiento, ¿se ha transmitido el amor por el fútbol sala en los genes?

R. El pequeño, el mayor no. El enano fue el año pasado campeón de España con la selección andaluza. era el vicecapitán. Jugó su segundo Campeonato de España y ganaron a Madrid y a Cataluña. Por ahí intentaron hacer también mucho daño con él. Fueron muy crueles. Le gusta, lo vive. Juega en el Albolote. Los tíos subieron a División de Honor. Con el Sima, ya va a haber dos equipos de juveniles de División de Honor. Ve los partidos conmigo. De hecho, ahora vinieron una semana a ver el campeonato asiático. Se escaparon del cole los dos y entrenó con la selección. Se vino con 17 añitos y entrenó. Los jugadores decían 'es bueno, es bueno'.

El mayor no tiene el mínimo interés. El único que tuvo es me pedía un iPhone, en aquel momento no sé si era el 8 o el 9, y le dije que si llegaba a la final con Vietnam se lo compraba. Llegamos a la final y entonces se lo compré. Llamaba todos los días preguntando cómo habíamos quedado (risas). Todavía sigue con el mismo iPhone porque en casa hay una política que nadie puede tener un teléfono mejor que el del padre. El padre se compra un Xiaomi de 300 euros para que vaya bien y que funcione, pero él rompió y ahora quiere a otro. Me preguntó '¿y si ganas el campeonato de Asia?'. Le dije que sí y llegamos a la final. Quería el siete de siete. El pequeño sí es un loco, pero no consigo cambiarlo del Barça todavía, pero bueno.

P. ¿Es muy del Barça?

R. Muy del Barça. Yo era del Barça, pero en cuanto se fue Messi, Neymar y todo esto, me fui al Madrid. Tengo esa facilidad política, y deportiva. A mí me gusta el fútbol, entonces, si el Atlético de Madrid juega bien y gana, me gusta seguirlo, ¿qué significa que lo sigo? Que cambio de canal y veo el equipo que me gusta ver jugar. Ahora soy del Madrid, entonces mi hijo eso no lo llega a comprender, y entonces le digo, macho, a mí me gusta el fútbol, yo soy del Granada y sufro un poco más con el Granada, pero yo no soy madrileño, ¿qué voy a sufrir con el Madrid? Yo no soy del Barça, me gusta el fútbol, y cuando el Barça juega bien, coño, pues me gusta la época de Messi y demás. Él todavía con eso no está. Está cabreado como una mona porque le dije que con el Madrid iba a pasar lo de siempre.

P. ¿Cómo ha recibido la familia la noticia de la retirada de los banquillos?

R. Mi mujer enfadada. No quiere que lo deje. Ahora está ya más tranquila. Tailandia le ha ayudado a decir 'bueno, por lo menos te vas como te mereces'. Es decir, que hay una situación feliz, de éxito, de reconocimiento, pero me lo recuerda muy a menudo, más de lo normal. Yo a veces la miraba y decía 'pero déjame tranquilo, estoy feliz.

Estoy feliz. Me voy por la tarde a entrenar a mis niños del Albolote, preparo mis clases de entrenadores, por las mañanas escribo los libros, que ya llevo dos libros y quiero escribir casi cinco, que tengo comprometido. Estoy feliz, pero ella no comprendía que yo fuese feliz de esa manera. Ella no lo tomó bien. Mi hijo pequeño tampoco. El mayor, el deporte no le plantea nada y él ve que está papá más en casa. Aunque ya es un adolescente, hablamos cosas en común, es diferente. Pero mi mujer y mi hijo pequeño se enfadaron mucho y siguen todavía sin admitirlo.

P. ¿En alguna ocasión mira atrás y piensa en que cambiaría algo?

R. No, he vivido lo que he querido vivir. Hay muchos tipos de éxitos. Uno de los éxitos más grandes que tengo es el reconocimiento de los colegas a nivel formativo, de haber sido un tipo que ha permitido que muchas personas trabajen. Soy una persona que le encanta mucho la formación, con cursos y demás, viajo, siempre con charlas y demás. Entonces, no echo de menos nada. De hecho, es que no he forzado. Sentí que era el momento y he ganado, he perdido, he empatado, he quedado tercero, cuarto, no me he clasificado. El deporte me ha proporcionado cosas que ya las he vivido.

Entonces, no estoy enganchado. Valoro más, por ejemplo, vivir lentamente. Para mí, vivir lentamente, que es un privilegio, es levantarme sin despertador. Llevo muchos años levantándome sin una alarma. De hecho, cuando alguna vez lo tengo que hacer, me parte el cuerpo. Entonces, me levanto sin despertador, voy a mi ritmo, controlo los emails, me bajo a tomar un café a la Maritoñi. Creo que entre un millón de humanos que hay en Granada, a lo mejor lo pueden hacer cinco, siete u ocho, habiéndoselo ganado con el sudo de su frente. Claro, si lo has heredado o lo que sea. Yo lo he trabajado. He estado muchos años fuera de España.

Mi deporte proporciona un dinero que, si lo administras bien, te da para comprarte cuatro pisos, a través de un amigo, del amigo, del amigo, y pagándolo a la mitad de lo que puedes conseguir, que ha sido mi caso. Entonces, yo ahora llevo unas circunstancias que no me importa decirlo. Tengo cuatro alquileres y además son alquileres éticos. Yo voy con el cliente y le digo '¿Cuánto puedes pagarme?' y dice 'mira, que los precios en la zona son 900, pero yo puedo pagar 590'. Yo le digo que hecho. Me da la mano y ya está. Lo único que le pido es que lo cuide como suyo porque no está viviendo en el piso de un usurero, está viviendo en el piso de alguien que valora tu salario, porque mi salario es este, ya está. Entonces, cierro los cuatro acuerdos así. Me proporciona el dinero justo con mis cosillas para vivir.

Tengo el dinero justo para vivir. Mis hijos pueden ir al cine, no frecuentemente porque hay que controlar un poco lo del gasto, pero lo puedo hacer a los 50 años con todo por delante. Me levanto de mi siesta, me voy a entrenar a los niños y me lo paso igualmente feliz. Entonces, ese tipo de conquista es la que me produce placer, más que la adrenalina de la que hablaba.

Sí, pero estoy muy feliz con ese tipo de estado, porque yo lo valoro con la expresión 'vivir lentamente'. A mis hijos, por ejemplo, les dije que antes de la universidad, durante o después, tienen que irse por ahí un año y vivir el mundo y costearse su mundo. Por ejemplo, el mayor lo ha hecho antes de la universidad. Se fue a Australia y estuvo trabajando en una especie de Zara, dentro de un casino, trabajando más horas que un reloj con 18 años, pero se pagó su estancia, se le dió su dinero, conoció a amigos de todos los lugares del mundo, convivió en pisos de no sé cuántos, se ha ido a ver Nueva Zelanda por donde El Señor de los Anillos, etc. Ahora le he sugerido que vaya a la universidad porque no tiene necesidad de incorporarse con 22 o 23 años al mundo laboral.

"Me encantaría que Granada tuviese fútbol sala de élite"

P. ¿El broche ahora es dar un empujón al fútbol sala en Granada?

R. Esto es complicado aquí en Granada. hubo una gran oportunidad con Jurado, el de Oxipharma. Encontrar a un loco que quiera meter muchos miles de euros en este deporte es muy complicado. Bueno, ahora, afortunadamente, tenemos en Albolote, con Javier de Pyltin, o de Sima, que es una gran empresa que está apostando con su patrimonio por el fútbol sala y parece dispuesto a seguir adelante. Desgraciadamente, todavía existen muchos focos, el de Sima, el de Alhendín o el de Albolote. No se consigue unificar todo.

Yo trato de engrasar entre todos, pero hay muchas rivalidades y es muy complicado. Entonces, al final, luchando individualmente, pues es más difícil. No hay apoyo de parte de las instituciones abiertamente, de Ayuntamiento, ni de Diputación, como lo hay con baloncesto, con fútbol.

Entonces, bueno, este elemento de fútbol sala es el mismo del balonmano, del voley o del rugby. Desgraciadamente, Granada, en ese sentido, creo que no tiene un plan estratégico hacia posicionar a la ciudad con diferentes deportes. Entonces, lo que hablamos antes, un mínimo dinero pone en órbita a cualquiera de estos deportes que he mencionado, en la élite, y, sin embargo, el dinero que dan a Granada, tal, es una migaja que consumen en desplazamientos de hotel, en autobús, en directivos y en historias.

Es una pena. A mí me encantaría que Granada tuviese fútbol sala de élite. Cuando lo tuvo, el alcalde Hurtado fue un borrico, le llamé así en los periódicos y lo vuelvo a afirmar. Se portó muy mal con mi deporte, no tuvo el mínimo tacto ni delicadeza, cuando lo merecía, porque había subido a División de Honor y sólo se le pedía el Palacio que regala y regalaba al baloncesto. Tuvo una polémica muy grande con el concejal Granados porque decía que ese dinero lo iba a dedicar al deporte base y a los meses se gastó el mismo dinero y más en poner más sillas en el Palacio porque venía la fase de un europeo y España tenía la exigencia de tener más asientos. Era una cuestión política y el fútbol sala no les cuadraba. Lo culpo a él, porque encontrar a una familia que pusiese 500.000, 800.000 y un millón de euros comprometidos con la liga en fútbol sala, pienso honestamente que era para haberle puesto una alfombra roja, pétalos, y haberle hecho caricias hasta que el Palacio fuese suyo. Que no se le pedía dinero, sólo se le pedía el Palacio y no lo quiso dar.

"Para mí, el modelo es Jaén"

De encontrar otra coyuntura así, que aparezca otro locario, como digo, otro locario, que no den fútbol o que no den baloncesto va a ser muy difícil. Para mí, el modelo es Jaén. Es un modelo donde las dos instituciones, Diputación y Ayuntamiento, apostaron, y ponen en órbita. Otra opción es el Granada Club de Fútbol, que lo hemos intentado, lo hemos hablado mil veces, quisiera tener una sección de fútbol sala, pero en manos chinas, todo imposible. En estos deportes minoritarios se trata de pequeños esfuerzos individuales, de sponsors menores, a los que hay que darles las gracias continuamente.