Entrevista con Valentina Colonna
Esta semana charlo con la poeta, pianista y compositora Valentina Colonna. La italiana, que era vecina del Albaicín, vuelve a Granada para dar un recital poético este mismo lunes 2 de diciembre –que tendrá lugar en el Liceo Berta Wilhelmi (Calle Blanqueo de San Cecilio, en el Campo del Príncipe) a las 20:30h- dentro del ciclo Raro de lunes de la Asociación del Diente de Oro. Valentina es autora de los poemarios Dimenticato suono (Manni, 2010), La cadenza sospesa (Aragno, 2015) y Stanze di città e altri viaggi (Aragno, 2019).
Pregunta: Empezamos por el principio si te parece, ¿cuándo y cómo surge tu interés por la poesía y la música?
Respuesta: He nacido en una familia de músicos (de una madre pianista y un padre guitarrista), así que desde siempre en mi casa se ha vivido mucha música y se ha vivido para la música. Empecé a tocar el piano muy pequeña, con mi madre (que ha sido mi maestra hasta el final de carrera y sigue siendo mi primera referencia musical) y, aunque había empezado a tocar pronto, la poesía llegó con fuerza para quedarse antes que el piano. Tenía 13 años, y pasó como con un gran amor que nunca esperarías, pero llega y lo reconoces desde el principio. A los 21 comprendí que en el mismo nivel de la poesía también el piano era central en mi vida y solamente a los 25 entendí que, después de todo el barroco tocado (también sobre el clavecín) estaba encontrando mi camino en la composición para piano, y en particular en el matrimonio entre la composición musical y la poética que representaba para mí un fuego de vida.
P: Cuéntame un poco en qué va a consistir tu participación en el ciclo Raro de lunes de la Asociación del Diente de Oro.
R: Leeré (en italiano y español) una selección de poemas de mi nuevo libro que salió en Italia hace dos meses, Stanze di città e altri viaggi (Aragno), y hablaré sobre esto y poesía en general con Erika Martínez, que además de una poetisa genial es una amiga muy buena. Es un honor para mí ser parte de este ciclo poético y poder ser presentada por Erika.
P: ¿Qué es para Valentina Colonna la libertad?
R: ¡Uh! ¡Que pregunta tan difícil! Habría que hablar delante de una caña y con mucha “tranquilidad” granaína, pero intentaré decir rápidamente lo que es para mí la libertad. Creo que es un estado del alma, una condición existencial que, aunque se sienta desde cuando se nace, necesita un trabajo constante para que se conserve. Permite a quien la viva reconocer lo necesario y fundamental en la vida, y encontrar las ganas y la fuerza de luchar para perseguirlo, cuidarlo. En fin, es un acto de coraje y como tal, aunque pueda ser una expresión de la felicidad, necesita también esfuerzo y rigor. El arte, por ejemplo, creo que es la máxima expresión de libertad: además, intenta llevar a una condición de libertad a los que la disfrutan. En breve pienso que se pueda hablar de libertad como forma de experiencia amorosa.
P: ¿Serías capaz de definir a grandes rasgos tu propia obra poética? ¿Qué crees que puede encontrar alguien que se acerca a tus poemarios?
R: No sé si, desde el interior, vea de manera clara mi obra poética. Sin embargo pienso que en esta hay una narración de la pérdida y, al mismo tiempo, de la alegría de una mujer que vive enamorada, no sin melancolía quizás, pero capaz de disfrutar las cosas con el embrujo que pasa cuando encuentras algo grande. Por cierto mi obra poética busca, como en una carrera continua, desarrollar esto con un ritmo que tiene su entonación y sale de un orden natural que se crea en las cosas tal vez cuando nos aparecen como desvelamiento.
P: ¿Cuáles dirías que son tus principales influencias tanto en la música como en la poesía?
R: Seguro habrá muchas, y muchas ni las notaré. Por cierto, he tocado mucho barroco en el piano y en el clavecín (mucho Bach en particular) y de ese periodo histórico he aprendido la libertad (aquí vuelve todavía el concepto) y la importancia de la ornamentación (no solo ornamental pero también portante) y de la improvisación. La escucha de mucha música diferente también (desde la impresionista hasta la de películas, desde la guitarra eléctrica hasta la guitarra tradicional, popular) me ha permitido que muchos estímulos se quedaran en mi cuerpo y en mi manera de sentir y pensar la música. En la poesía pienso que, aunque se queden versos o imágenes que cuando leemos nos llaman la atención, en particular he sentido la influencia de autores a los cuales me dediqué más y que encontré cuando era más pequeña y señalaron una etapa en mi crecimiento, quedándose en mí. Por ejemplo Giorgio Caproni, Rabrindanath Tagore, Forugh Farrokhzad, Daria Menicanti, Camillo Sbarbaro.
P: Me consta que tu poemario La cadenza sospesa se está imprimiendo en español en estos momentos, ¿cuándo estará disponible por aquí? ¿podrías compartir con nosotros alguno de tus poemas en español?
R: ¡Verdad! El libro tiene que salir en Chile, traducido por Mario Chavez Carmona. Desafortunadamente todavía no se sabe cuándo, pero espero pronto (están saliendo unos de esos poemas en una revista literaria española justo en estas semanas). Con mucho gusto comparto unos poemas míos. Si te parece bien, os propongo uno desde “La cadenza sospesa” (traducido por Mario Chavez) y uno desde el nuevo libro, desde el cual leeré este lunes, traducido por Jordi Valentini.
Me estoy yendo. No queda nadie más que yo
en la misma entrada nueva.
Posé mi valija
frente a una puerta, ayer,
primer piso,
a la hora del sol sobre las mesas,
cuando la Mole ríe.
La genista pierde por la calle
y las rosas emanan
el último aire en ropa oscura.
En el saludo de manos mi sonrisa se abre
y muere. Está en el pelo
que pasa el féretro de los recuerdos.
Hoy suspendido el tiempo se detiene.
Mañana partiré.
De ti no me queda más que todo.
Desde La cadenza sospesa (Aragno, 2015); traducción de Mario Chávez Carmona
Para ir adelante tienes que pararte a mitad del camino,
hacer entrar la luz a las raíces y de la tierra
hasta el cielo, a la tierra del cielo, abrir
los brazos y el vientre a acoger la sed en una
cascada, casi cuna o vida sin reducciones.
He elegido partir por una fuerza que se abraza
caminando y del silencio nace y vuelve como
antes de tocar. Con dolor he elegido la contemplación
de las flores en primavera, tan fuertes en la colina, tan
resistentes a las sacudidas improvisas de la Sierra.
Más pequeñas son las flores que se encogen y se atreven
a colorar las paredes, aturdir las miradas de quien pasa
o enamorar el más distraído de los pájaros
cuando la lluvia para. Con amor, Vida,
aferras tus habitantes y me arrollas
de un dolor de fondo que explota y ríe.
Eres el pueblo de tus hijos, la música que te habita desde siempre.
Desde Stanze di città e altri viaggi (Aragno, 2019) traducción de Jordi Valentini
P: Como poeta, compositora y pianista, ¿cómo ves el panorama y la salud tanto del mundo literario como del musical hoy día? ¿Has notado diferencias significativas entra ambos mundos en Italia y en España?
R: El mundo del arte es un mundo hermoso y con mucha “fantasía” (vivo en eso y me encanta) pero es también un mundo lleno de contradicciones y no siempre sano, en general. Creo que la oportunidad mejor para disfrutar este mundo de manera sana sea, antes que todo, vivir concentrados en lo que es el centro, el arte (sin perder tiempo) y con la curiosidad que hace aprender las cosas y que, por ejemplo, enseña el viaje. He tenido la suerte de encontrar a gente muy interesante y estimulante en ambos mundos, poético y musical, y también a mucha gente que no me ha llamado la atención. Por lo poco que he visto en estos años (después de un año en Barcelona, donde estudié en la Esmuc y de estos meses en Granada por investigación, disfrutando mucho el mundo poético andaluz) pienso que, aunque existan más Españas y más Italias, el mundo del arte es un espejo de su gente y tiene sus maravillas y sus problemas en cada sitio (hay que tener cuidado para reconocer a los artistas de verdad, que son pocos y vuelan libres en un nivel solitario pero también muy abierto a la vida y al compartir). España e Italia tienen una tradición artística fuerte pero el enfoque pienso que sea muy diferente: quizás un diálogo mayor entre mundos ayudaría a hacer crecer la salud del arte en general. Por ejemplo, la manera acogedora del mundo español, capaz de disfrutar la vida con una sonrisa y de compartir más, quizás también con envidias menores (verdadero cáncer del arte), podría ser un buen modelo para el mundo creativo italiano.
P: Recomiéndame un puñado de libros y, ya puestos, dime cuáles son esos libros que siempre te acompañan allá donde vas.
R: Hay unos libros que me han acompañado en los viajes o que han empezado a hacerlo, aunque hace poco. Y hay libros también que me acompañan por la temporada de un viaje solo. Seguramente entre los que siguen acompañándome hay Todos los poemas de Giorgio Caproni y su La scatola nera, Paseo de los tristes de Javier Egea, que descubrí aquí en Granada y, también, Piano notes de Charles Rosen.
P: Imagínate que puedes viajar en el tiempo al momento justo en el que decides dedicarte a la música y a la poesía. Vale, ¿qué sabes ahora que te hubiera venido genial saber entonces? Con lo que sabes ahora de estos mundos, ¿qué consejo te darías a ti misma cuando empezaste?
R: Bueno, habiendo tenido el ejemplo de mis padres músicos en casa desde siempre, ya desde el principio había entendido cómo estos caminos necesitaban y representaban un amor muy grande, y que, sin embargo, habrían requerido mucho esfuerzo, no sin dificultades o amarguras. Por supuesto mi manera soñadora de vivir me ha hecho siempre volar más con la fantasía, llegando al punto también de imaginar las cosas como perfectas o idealizarlas tal vez. Quizás ahora, después de bastante tiempo, puedo decir que me he dado cuenta que hay que entrar dentro de las cosas, sin miedo, pero también aprendiendo a tener cuidado, a “sentir” muy bien y rápidamente, para perder el menos tiempo posible, para no quemarse, y saber elegir. Me doy cuenta de que un arte, si representa el nervio de ti mismo y lo sientes en tu cuerpo como parte de ti, con el que luchas y que te pide el alma entera, es una fuerza que gana y es contagiosa para los otros, aunque necesite mucho tiempo para dar sus flores. En fin, pienso entenderla como una fuerza amorosa y como tal pide coraje y confianza en los que elegimos como guías y que, muchas veces, ven las cosas antes que nosotros.
P: ¿Cómo lidia Valentina Colonna con el halago, los cumplidos y con, si es que las hay, críticas negativas?
R: ¡Jajaja! A quién no le gusta sentirse apreciado! Bueno, compartir el arte, tocando mi música, leyendo mis poemas para la gente es una de las cosas más hermosas en mi vida, que me pone en paz con el mundo. En este gesto el arte se cumple: cuando se comparte y pasa de las manos de quien la crea a las de quien la disfruta. Para mi escuchar desde un auditorio, después de un evento, que mi música, mis palabras, han llegado al corazón de la gente, que han tocado algo muy profundo, es algo que me hace pensar que estoy haciendo lo justo y da un sentido a mi camino también. Esto de hecho pienso sea el objetivo principal del arte. Las críticas o los consejos de personas que admiro me han ayudado a crecer, a mejorar y ser más crítica conmigo, así como los cumplidos han sido fundamentales para creer en mí. En cambio, las envidias, que vienen de gente que no considero importante o ejemplar para mi vida, pueden presentarse con críticas negativas, ofensas o simplemente con la indiferencia. Aunque puedan siempre hacer daño, especialmente cuando eres joven, pienso hagan más daño a quien los vive y les deseo la paz un día para disfrutar más la vida. Esas también me han ayudado a crecer y pienso que pueda decir también que estoy haciendo algo, suficiente para que haya una reacción de alguna manera, que es más que nada.
P: ¿Cómo fue tu experiencia de vivir en Granada y el Albaicín? ¿Cómo acaba una artista de Turín viviendo en Granada?
R: Simplemente fantástica. El embrujo de Granada hizo su magia en mí también y seguro ha sido una de las mejores experiencias en mi vida. Para mí ha sido un privilegio vivir en esta ciudad encantadora y especialmente ha hecho posible este sueño el barrio del Albaicín. Este viaje me permitió escribir mucho y seguir componiendo música, empezando en mi casa y su patio en Santa Isabel la Real, de donde escuchaba a los turistas caminar con sus idiomas, las campanas del monasterio y los pájaros, donde miraba las procesiones pasar y desde una torre que se podía ver no solo la ciudad, sino también todos los colores alrededor, pasando por los callejones, los miradores, las cuestas, las tiendas, las flores, su maravillosa gente. Es una ciudad en donde una persona puede, finalmente, encontrarse y enamorarse cada día de tanta belleza. Para un artista es un privilegio poder vivir aunque sea solo una temporada en este maravilloso lugar y para mí también ha sido un lujo.
P: Bueno, para darle un toque más granaíno todavía a la entrevista, ¿cuáles son tus lugares favoritos de Graná?
R: Estoy locamente enamorada del Albaicín, me considero en parte yo también Albaicinera, después de mi vida en este barrio extraordinario. Me encanta el patio de mi casa, callejear por mi barrio, en donde pasan cosas nuevas cada vez que sales, mirando a los siempre mismos mayores que van por Plaza Larga o sentándome en una tetería mirando la Alhambra. Me encantan los dos sitios que abrazaban mi casa por los lados, y que eran Plaza San Miguel Bajo y el Mirador de San Nicolás. Vivir en una ubicación tan afortunada ha sido para mi una oportunidad muy grande. Ver a las flores de los árboles del amor de la plaza, la siempre nueva señora Alhambra delante del mirador, bajar luego por el arco de las pesas y, cada día, desde cualquier sitio o desde mi ventana abierta, poder escuchar de repente una guitarra: todo esto ha sido algo que no había imaginado posible. También caminar por la Alhambra, seguir la carrera del Darro andando por el Paseo de los Tristes es una de las cosas que me encantan de esta ciudad. Es la energía que se respira, la música, la naturaleza que entra en la ciudad, la ciudad que entra en la naturaleza sin confín, con mucha luz y libertad, sin parar que hacen de esta ciudad un milagro.
P: Muy bien. Ahora la preguntita para terminar, ¿qué te gustaría que te preguntasen en una entrevista y que no te preguntan jamás?
R: Ha sido una de las entrevistas más interesantes y originales que hice. Si de verdad tengo que decir una cosa que siempre no me preguntan y que creo sea una de las más importantes y que me encantan en la vida es una pregunta sobre la comida, lo que me gusta comer, cómo lo busco viajando y en dónde… Pero esto lo dejamos para la próxima vez.
Agradecimiento infinito, Valentina. Todo lo mejor ahora y siempre.