Las clases de educación permanente, una muestra de que no hay edad para aprender

El CEPER Juan Rodríguez Pintor de Motril, centro que imparte esta enseñanza, ayuda a los mayores con aspectos como la tecnología, la escritura o las matemáticas del día a día

Clase en C.E.PER. Juan Rodríguez Pintor de Motril | Foto: Alicia Gonçalves
Clase en el CEPER Juan Rodríguez Pintor de Motril | Foto: Alicia Gonçalves
Alicia Gonçalves
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A esta clase se va sin mochila, pero con mucha ilusión. A tres kilómetros de la playa, en el centro de Motril, una escuela un tanto particular abre sus puertas. En algunas de sus aulas, la media de edad de los alumnos supera los 65 años. En esta clase, los quince alumnos se sientan ordenadamente y, equipados de libretas, lápices y gomas, esperan las indicaciones del profesor. Entre estos muros, no importa ningún nivel educativo, experiencia o formación, sino las ganas de aprender. Los alumnos entran de buen humor y Paco, el profesor del aula, confiesa entre risas que "en general, los primeros diez minutos suelen comentar la serie turca que se están mirando". Maestro de música de formación, ha ejercido su profesión en distintos centros antes de llegar a este lugar en el que imparte clases de conocimientos básicos, escritura creativa, patrimonio andaluz y capacitación digital.

Esta es una "clase familiar", explica Paco mientras reparte un libro de creación propia. En este aula se refuerzan los conocimientos básicos de lectura, redacción y matemáticas. En ese mismo instante, abren la página 25 de este libro que es una recopilación de pequeñas narraciones creada por antiguos alumnos del taller de escritura creativa. Los alumnos van leyendo "una página, un párrafo o nada simplemente", asegura el docente mientras explica que cada persona participa en lo que quiere, ya que hay estudiantes más vergonzosos que otros y no duda en acercarse a los pupitres de los que necesitan más apoyo. Este alumnado se trata de personas ya jubiladas que no han podido acceder a una completa formación educativa por diferentes motivos o situaciones personales.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que desde 2015 hasta 2050 casi que se duplique el porcentaje de la población mayor de 60 años, pasando del 12% al 22%. Según una comparativa realizada con los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2013 se recuenta en Andalucía un 15.54% de población mayor de 65 años, mientras que en 2023 se cuentan cerca de tres puntos más, 18.27%. La iniciativa de 'envejecimiento activo y saludable' propuesta por la OMS en 2002 tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas ante la creciente población mayor. En el año 2012, la Junta de Andalucía añadió en su artículo 19, el derecho "de las personas mayores a recibir de los poderes públicos de Andalucía una protección y una atención integral para la promoción de su autonomía personal y del envejecimiento activo que les permita una vida digna e independiente y su bienestar social e individual". Así lo indica la institución en las primeras líneas de presentación del decreto 72/2012 del 20 de marzo. El envejecimiento activo puede estar presente bajo diferentes formatos, no necesariamente debe de ser impartido mediante la educación. Aunque por esta parte, desde la década de los 80, los centros de educación para adultos, como este de Motril, iniciaron una labor de alfabetización para la población más mayor.

Gráfico población mayor de 65 años en Andalucía desde el 2013 hasta el 2023 | Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE)

Gráfico población mayor de 65 años en Andalucía desde el 2013 hasta el 2023 | Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE)

Cándido Fernández, director del CEPER Juan Rodríguez Pintor de Motril desde hace cuatro años, lleva trabajando en él desde el 2008 y comenta que ha visto un cambio en el número de alumnos inscritos a esta clase. "Al principio, estos grupos eran numerosísimos que venían arrastrándose del comienzo de la educación de adultos por los años 80", se rememora Fernández, mientras explica que hubo un cambio en la sociedad. El director recuerda que en sus inicios había grupos muy numerosos, entre 12 y 14, para aprender conocimientos básicos, explica que "en aquella época, había mucho alfabetismo, sobre todo en el colectivo de las mujeres ya que era el hombre el que trabajaba y la mujer la que estaba en la casa". En la actualidad, cuentan con pocas clases e incluso algunas cerraron completamente. "Hoy en día, la gente que llega a esa edad sí que fue a la escuela y muchos de ellos han tenido estudios medios, ciclos formativos o universidad. Entonces esas personas ya no vienen a aprender a leer y a escribir, lógicamente vienen a buscar otro tipo de actividades más relacionadas con el fomento de la ciudadanía activa, como aprender nuevas tecnologías", continúa el director.

En general, las clases no superan las dos horas y tanto su participación como su asistencia no es obligatoria, aunque sí que es recomendada. Este tipo de educación es completamente gratuita y sigue un plan establecido desde el año 2007 por la Junta de Andalucía, aunque tienen otros planes que se solicitan a la delegación territorial correspondiente en función de las necesidades y características del alumnado. Paco prosigue con la lectura y después viene la parte de revisión de reglas ortográficas. En el programa del día está el repaso de la diferencia entre 'hay', 'ahí' o 'ay', la coma explicativa, las tildes o el buen uso de los paréntesis. Una vez acabada esta parte, se realiza un pequeño dictado en el que Paco bromea pidiendo que no "se hagan chuletas" y pasa mesa por mesa para revisar y explicar los errores que han cometido. Una frase de la que no se cansa de repetir el maestro es que es importante ejercitar la mente para evitar o retrasar el "deterioro cognitivo". Por eso, además de literatura y escritura, en la otra mitad de la clase hacen ejercicios de matemáticas, números romanos y cálculo mental, pero enfocado en problemas del día a día, "para que no me los engañen", asegura Paco. Se inventa una lista de la compra con sus precios para que los alumnos calculen el coste total mentalmente y, muy importante, sin los dedos.

Pupitre de Pepe en el CEPER Juan Rodríguez Pintor de Motril | Foto: Alicia Gonçalves

Pupitre de Pepe en el CEPER Juan Rodríguez Pintor de Motril | Foto: Alicia Gonçalves

 

Entre los alumnos, se encuentra Pepe, sentado al final de la sala. A sus 72 años, lleva ya cuatro asistiendo a estos cursos. No siempre fue fácil, pero su voluntad por aprender y su perseverancia en asistir a todas las clases, le ha llevado a adquirir más conocimientos. "Paco me ha enseñado muchas cosas, a escribir una 'mijilla', las tablas de multiplicar, sumar y restar", asegura Pepe. De formación electricista y albañil, trabajó una gran parte de su vida en una fábrica SEAT. Ahora, asiste tres días a la semana a estas clases y los martes a clases de capacitación digital ya que un familiar le regaló un ordenador pero tan solo sabe teclear, no utilizar Internet. Aunque asegura que irá aprendiendo "poco a poco, como los números romanos", sonríe Pepe.

Pepe en la clase de refuerzo en el CEPER Juan Rodríguez Pintor de Motril | Foto: Alicia Gonçalves

Pepe en la clase de refuerzo en el CEPER Juan Rodríguez Pintor de Motril | Foto: Alicia Gonçalves

 

Por otra parte, Paco ejerce también en un aula en la que asisten muchos más alumnos: patrimonio andaluz. Son clases de historia, en las que también se estudia arte y monumentos, y después de varias sesiones de formación, se organiza una visita al lugar estudiado en cuestión. El próximo destino es Antequera. Tras hacer deslizar varias diapositivas sobre historia, economía y arte sobre este destino, Paco expone los menús del próximo viaje mientras los alumnos votan según sus gustos. Según el director del centro, este curso es muy concurrido, pues "ha experimentado un 'boom' en los últimos años, pero desde que se fue normalizando la situación de la pandemia, se convirtió en la actividad estrella de la población que se va jubilando. Vienen con mucha ilusión y el número de grupos se ha multiplicado por cinco, tenemos actualmente diez grupos de patrimonio y alrededor de 300 alumnos".

Un matrimonio en primera fila atiende atentamente las explicaciones de Paco sobre los celtas y los romanos. Se trata de Dolores Berenguer y Jose Antonio Puertas, de 69 y 71 años respectivamente. Desde que Dolores se jubiló hace tres años, descubrió una nueva pasión: la lectura de historia. Trabajadora en el campo de Calahonda, no pudo desarrollar sus intereses ya que estaba siempre trabajando. Ahora descubre nuevos personajes femeninos históricos, que es su mayor interés, "Juana de Castillo y su madre son mis personajes favoritos", dice sonriendo. También, ha descubierto que le gusta escribir. "Tengo cinco cuadernos escritos de historia y traigo presentaciones de mujeres relevantes de la historia", explica con ilusión. Su familia está encantada con esta nueva afición y su marido, Jose Antonio, le acompaña a todas las clases, quien también ha desarrollado un ojo de investigador en historia, aunque le gusta más los monumentos y patrimonios andaluces que los personajes.

Dolores Berenguer y Jose Antonio Puertas, clase de patrimonio andaluz en el CEPER Juan Rodríguez Pintor de Motril | Foto: Alicia Gonçalves

Dolores Berenguer y Jose Antonio Puertas, clase de patrimonio andaluz en el CEPER Juan Rodríguez Pintor de Motril | Foto: Alicia Gonçalves

 

En este centro de Motril, la oferta formativa no está únicamente destinada a las personas de tercera edad. Existen también cursos y programas para obtener la educación secundaria, preparación para las pruebas de acceso a la universidad o formaciones de auxiliar de enfermería para adultos. Además, la oferta formativa para las personas jubiladas varía según la demanda y los acuerdos realizados con las instituciones competentes. Entre las formaciones ofertadas existen también clases en las que se enseña a preservar una buena salud, uso de las nuevas tecnologías o idiomas. Se hace especial hincapié en las clases de capacitación digital ya que se intenta saltar "esa brecha digital en este mundo tan tecnológico que tenemos actualmente", explica el director del centro. En estas clases se enseña un uso básico de internet, acceder y realizar trámites en línea, aunque también se pueden explorar otras áreas como la edición fotográfica. Independientemente de los contenidos impartidos, sus estudiantes demuestran que aprender es un lujo del que se puede disfrutar siempre.







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