Envidia
Betis, Sporting y Las Palmas, los tres equipos que ascendieron desde Segunda la pasada temporada. El Éibar, equipo también de plata que juega en Primera por el descenso administrativo del Elche. El Deportivo, conjunto que se salvó del descenso con un agónico empate en el minuto 80 en el Camp Nou en la última jornada del campeonato. El Rayo, que con el presupuesto más bajo de la élite, temporada tras temporada, logra la tranquilidad con varias jornadas de antelación... y así podría estar detallando uno por uno los equipos que son rivales del Granada y no se me ocurre ninguno que juegue tan mal al fútbol como el equipo nazarí y que, además, las pocas veces que lo hace bien tampoco sirva para nada.
Lo reconozco, me da envidia. Pero muchísima envidia. Equipos que con dos duros, como el armero, el astuariano, el insular o el de Paco Jémez, tengan una plantilla cargada de ilusión y talento que, gane o pierda, hace disfrutar a su gente domingo tras domingo con una propuesta de juego admirable. O el equipo de Pepe Mel, que ya en Segunda jugaba bastante mejor que el Granada en Primera, y ahora que ya está en la división que se merece sigue con la misma hoja de ruta. O el Deportivo, que al contrario que el Granada, tras ver muy de cerca el infierno de Segunda la pasada campaña, ha conformado una plantilla conforme a las necesidades del equipo y está deleitando en este inicio de temporada, como hizo el sábado en Los Cármenes.
¿Tan difícil es hacer una plantilla buena, bonita y barata? No lo creo, a los hechos descritos me remito. Por eso me enerva como pocas cosas la gestión del Granada. ¿Tan difícil es saber que Halilovic es una máquina que quiere comerse el mundo? ¿O Luis Alberto? Por poner solo dos ejemplos, pero hay mil. ¿O es que en el Granada solo valen extranjeros suplentes de equipos mediocres? Envidia. Llevo sintiendo envidia cinco temporadas. Y lo peor es que no tiene viso alguno de vaya a cambiar a corto-medio plazo.