Esculturas, símbolos y leyendas, los secretos del Cementerio de Granada
El 'Panteón de la novia', el 'Señor del Cementerio' o el Patio de los Alixares, los símbolos masones y las cruces nazarenas son algunas de las curiosidades que esconde el camposanto
El Cementerio de San José esconde entre sus muros un sinfín de historias y secretos que merecen ser conocidos. Aunque para muchos el camposanto sea un espacio triste y melancólico, lo cierto es que alberga un auténtico museo al aire libre donde las esculturas, lápidas y símbolos se abren paso para formar un paisaje que rezuma belleza.
Entre todos los secretos que esconde el cementerio granadino, las primeras esculturas que se pueden observar nada más entrar, en el Patio I, esconden dos leyendas que, aun en la actualidad, siguen muy vivas. El primero, el ‘Panteón de la novia’. La figura de una mujer, durmiendo sobre un lecho con las manos sobre el abdomen y una corona de flores que adorna su larga cabellera aparece sobre una lápida con el nombre de ‘Mirasol’. La historia cuenta que esta mujer “fallece el día de su boda en el altar y la familia decide enterrarla con el traje de novia. La importancia de este panteón es que, primero es de los más antiguos del Cementerio de Granada y, segundo, es la primera manifestación a nivel europeo del cuento que hoy día se conoce como ‘La Bella Durmiente’, historia que realmente procede del cuento de ‘El Sol, la Luna y Talía’”, cuenta a este medio Vanessa Jurado, guía turística en el Cementerio de San José.
Actualmente, las mujeres que van a casarse y conocen esta historia acuden al cementerio para, como se puede comprobar en la imagen, dejar flores sobre la escultura a modo de ofrenda para que su casamiento sí se lleve a cabo y sea feliz.
Como se puede comprobar en la figura del ‘Panteón de la novia’, la imagen luce blanca y completamente restaurada, mientras que otras, como la del panteón de la familia Rodríguez-Acosta, aparecen con un color más oscuro, muestra evidente del paso del tiempo. Esto tiene una explicación. Las esculturas que a simple vista se puede comprobar que están restauradas son propiedad del Ayuntamiento de Granada del propio Cementerio de San José, por lo que son los encargados de mantener estas figuras que ya forman parte de un auténtico museo al aire libre.
Una de las figuras restauradas, por la escuela de Navas Parejo, es la del ‘Señor del Cementerio’. “Esta es la escultura más popular porque existe la creencia de que concede milagros de salud. Todo esto comenzó a principios del siglo XX cuando fallece Manuel Rodríguez, un médico muy conocido en la ciudad. Era un gran filántropo y cuando muere Granada se vuelca para darle una buena sepultura. Ocurre que, en una ocasión, alguien acudió a su tumba para rezarle y pedirle el favor de la sanación. Desde entonces, la gente acudía al ‘Señor del Cementerio’ para pedirle favores de salud y se decía que, para ello, debías tocar al señor en la parte donde se padecía la dolencia. Es por eso que ahora está cubierto con una urna, de tanto tocarlo se ha desgastado en exceso. Aun así, la urna permite tocar al ‘Señor del Cementerio’ por la parte de abajo por lo que las personas siguen esta tradición”.
Dejando las esculturas a un lado, en el cementerio de Granada se agolpan multitud de símbolos y elementos con grandes significados. Si se acude al Patio III, lo primero que se podrá comprobar es que las lápidas se encuentran en el suelo, no en nichos como es habitual encontrarlo en la actualidad. Esta zona del cementerio respeta el aspecto caótico que anteriormente presentaba el camposanto ubicado a las afueras de la ciudad. Precisamente es en el Patio III donde se encuentran pueden encontrar elementos curiosos. El primero de ellos es la cruz nazarena. Esta cruz presenta su travesaño ligeramente inclinado, una imagen “sacada del altar de Santa María de la Alhambra". "Ahí se puede encontrar una especie de retablo donde Jesús entrega esa cruz a Dios. Hay que imaginar a Jesucristo cargado la cruz, por eso que el travesaño aparezca inclinado. Esta cruz nazarena junto con la Virgen de las Angustias y Fray Leopoldo, además de la cruz normal, son los elementos más representados en las lápidas del Cementerio de Granada”, explica Vanessa Jurado.
Otro de los símbolos llamativos que aparecen en las lápidas del Cementerio de San José son las calaveras con las tibias cruzadas. Para muchos seguro que este “dibujo” recuerda a las películas y cuentos de piratas, pero la realidad es que se trata de un elemento decorativo que habla de la muerte. “En esto de decorar la muerte siempre ha habido modas y la calavera es uno de los símbolos utilizados en la antigüedad, es un símbolo religioso cristiano católico. La cruz que todos conocemos actualmente y que es la más representativa es más del siglo pasado. Puede que en el futuro ya no se utilice”.
Precisamente en estos obeliscos, escultura que hace referencia a los masones, en su punta se puede observar, en varias de ellas, una granada. Esta figura no hace referencia a la ciudad, sino que se trata de un “símbolo de fraternidad de los masones". "Las granadas tienen 613 pepitas, si se suma el 6, el 1 y el 3 da el número 10. Si se suma 1 y 0 da uno que es el número de creación según los religiosos. La granada parte de la idea de la corteza como protección del interior, como si fuese el creador protegiendo a su creación”.
Al recorrer el cementerio granadino se llega a una zona conocida como el Patio de los Alixares. En esta zona, en la época musulmana, “Mohamed V manda a construir una almunia que acaba siendo un palacio de gran belleza a pesar de ser una vivienda rural”, explica la guía turística. Lo que hoy día se puede contemplar apenas son sus restos y es que el día 1 de julio de 1431 se produce un terremoto de grandes dimensiones que acaba con el palacio completamente derruido. Lo curioso de aquel día es que también se desarrolla la batalla de la Higueruela en la que luchan Castilla y Granada. La victoria cayó hacia el lado castellano, pero al producirse el terremoto “estos creen que es un castigo divino y acaban marchándose del lugar”. El recuerdo que queda de aquel majestuoso castillo, más allá de los restos que se yacen en el cementerio, y de la única imagen que aparece en el tapiz de la Batalla de la Higueruela que se conserva en la sala de batallas del Monasterio del Escorial, es en el Romance de Abenámar que dice así: “¿Qué castillos son aquéllos? ¡Altos son y relucían! El Alhambra era, señor, y la otra la mezquita, los otros los Alixares, labrados a maravilla. El moro que los labraba cien doblas ganaba al día, y el día que no los labra, otras tantas se perdía. El otro es Generalife, huerta que par no tenía, el otro Torres Bermejas, castillo de gran valía”.
Como última curiosidad, aunque del Cementerio de Granada se podrían escribir auténticos ríos de tinta, aparece el nombre de Andresa Andaluz. Para conocer su historia hay que remontarse a octubre de 1964. Un avión procedente de París en dirección a Mauritania acabó estrellándose en Sierra Nevada, en el macizo de La Alcazaba. Perdieron la vida todos los ocupantes del avión, entre los que se encontraban dos españoles. Uno de ellos era constructor de carreteras, el otro, Julián Bielsa, directo de las aerolíneas mauritanas e inventor. El accidente fue de tal magnitud que los pocos restos de los cuerpos que quedaron no pudieron ser identificados y fueron todos enterrados en Granada. Aquí es donde empieza la historia de Andresa Andaluz, madre de Julián Bielsa. Tras el fallecimiento de su hijo, esta mujer decide mudarse a Granada para, cada día hasta el momento de su muerte, realizar el mismo camino. Desde el Zaidín hasta el Cementerio de San José para llevarle flores a su hijo. Este precioso detalle la llevó a ser conocida como la 'Peregrina del cementerio'. Ahora, sus restos descansan prácticamente al lado de los de su hijo, siendo además, la última persona que se enterró en tierra en el Cementerio de Granada, práctica que en la actualidad está prohibida.