Esquizofrénico acusado de intentar violar a su madre señala que unas voces decían "mátala"
JGM, un individuo que padece una esquizofrenia paranoica y que está acusado de intentar agredir sexualmente a su madre --la cual, posteriormente, falleció-- en una vivienda de la capital hispalense, defendió este martes el día en el que supuestamente sucedieron los hechos escuchó voces que le decían "mátala, mátala".
Durante la celebración del juicio en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Sevilla, el procesado, que negó los hechos que se le imputan, puso de manifiesto que el día de autos "tuvo una pesadilla" y escuchó voces que le decían "mátala, mátala", pero dijo desconocer de dónde provenían esas voces y a quién "tenía que matar", según informaron a Europa Press fuentes judiciales.
Tras la testifical del único acusado, fueron llamadas a declarar cuatro de sus hermanas, que se negaron a testificar y que rechazaron la indemnización de 6.000 euros que solicitaba el Ministerio Público por el daño moral causado a su progenitora. Una vez concluida esta prueba, tanto la Fiscalía como el letrado que defiende al procesado elevaron a definitivas sus conclusiones provisionales.
Así, el fiscal pide para el acusado, por los presuntos delitos de agresión sexual y detención ilegal, el internamiento durante once años en un establecimiento adecuado a su enfermedad, mientras que su letrado solicita también que su patrocinado continúe ingresado en el centro en el que actualmente se encuentra.
LOS HECHOS
Según indica el Ministerio Público en su escrito de acusación, al que ha tenido acceso Europa Press, los hechos ocurrieron el 26 de julio de 2006, cuando el procesado, que padece una esquizofrenia paranoica y un trastorno mental que le anulan sus facultades de intelecto y voluntad, se encontraba en el domicilio junto a su madre.
En este sentido, relata que, el referido día, el procesado se presentó totalmente desnudo en el dormitorio de su madre, identificada como A.M.F., con el objetivo de abusar sexualmente de ella, iniciándose así un forcejeo entre ambos hasta que finalmente la víctima pudo soltarse y refugiarse junto a su cama.
El procesado, a la vista de la resistencia de su madre, se colocó junto al quicio de la puerta del dormitorio "no permitiendo que saliera de allí" hasta que, finalmente, llamaron a la puerta del inmueble y el imputado se dirigió a abrir la puerta, resultando ser unos familiares.